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Vista aérea de una planta solar con numerosos paneles dispuestos en un patrón circular en el desierto.
INVESTIGACIÓN

Crescent Dunes, el 'ocaso' de la planta termosolar que 'arrastró' a empresas españolas

Ubicada en Nevada (EEUU) y en desuso desde 2019, contó con la participación de sociedades como Abengoa o TSK

La quiebra de Crescent Dunes  es la planta de energía termosolar más grande del mundo. Está ubicada en el desierto estadounidense de Nevada. Lleva años captando la atención global.

En particular por los procesos judiciales derivados. Este era un proyecto prometedor, aspiraba a ser un ejemplo de la transición energética hacia fuentes más limpias y sostenibles. Sin embargo, terminó en bancarrota debido a problemas técnicos y económicos que no pudieron superarse.

Detrás de este colosal esfuerzo se encontraba la tecnología pionera de SolarReserve. Con la participación de inversores destacados como Citigroup y Warren Buffet, además de empresas de ingeniería, entre ellas, la española Abengoa.

La planta de Crescent Dunes fue inaugurada en 2015 con una capacidad de 110 megavatios (MW), suficiente para abastecer a 100,000 hogares. Su innovadora tecnología se basaba en el uso de heliostatos (espejos móviles) que concentraban la luz solar en una torre central. Calentando sales fundidas a temperaturas extremas.

Este sistema permitía almacenar energía térmica durante horas. Lo que hacía posible generar electricidad incluso cuando el sol no estaba brillando. Superando así uno de los mayores obstáculos de la energía solar: la intermitencia.

Inspirada en la planta española Gemasolar, Crescent Dunes fue la primera en intentar aplicar esta tecnología a gran escala. Con un tamaño seis veces mayor que su predecesora en España. 

Vista aérea de una planta solar con numerosos paneles dispuestos en un patrón circular en el desierto.
Planta energética de Crescent Dunes | Redes sociales

La tecnología de almacenamiento con sales fundidas había demostrado ser exitosa en Gemasolar. Donde permitía producir energía durante 24 horas continuas, algo impensable con los sistemas solares convencionales.

Lo que parecía una solución prometedora a largo plazo terminó enfrentándose a obstáculos insuperables​.

Un ambicioso proyecto que se truncó 

El ambicioso proyecto pronto encontró múltiples barreras técnicas. Desde el inicio, Crescent Dunes tuvo dificultades para mantener operativa su tecnología de almacenamiento.

Las sales fundidas, aunque eficaces para almacenar grandes cantidades de calor, resultaron ser un reto difícil de manejar a gran escala. Se detectaron fugas en el sistema, y la reparación de estas fugas fue mucho más costosa y compleja de lo que se había previsto.

Además, el sistema de 'heliostatos', clave en la concentración de la luz solar, presentó "problemas de calibración y mantenimiento". Estos espejos debían seguir el recorrido del sol a lo largo del día para optimizar la captación de energía. Pero su operación y mantenimiento resultaron ser más complejos y caros de lo previsto.

Estos problemas no solo aumentaron los costos operativos, sino que también redujeron significativamente la eficiencia de la planta. Afectando su capacidad de generar electricidad de manera continua y fiable​.

Planta de energía solar con numerosos paneles solares y una torre central en un paisaje desértico.
Planta energética de Crescent Dunes | Redes sociales

El fracaso técnico vino acompañado de problemas financieros. Aunque la planta había recibido inicialmente financiación de grandes nombres como Citigroup y Warren Buffet, además de préstamos del gobierno de Estados Unidos. Los problemas operativos y la falta de ingresos consistentes minaron la confianza de los inversores.

A pesar de la inversión inicial de mil millones de dólares, Crescent Dunes no pudo generar los ingresos esperados. La baja capacidad de producción, junto con los costos imprevistos de reparación y mantenimiento, erosionaron rápidamente los fondos disponibles​.

En 2019, la planta dejó de operar definitivamente. SeguidamenteSolarReserve, la empresa responsable del proyecto, se declaró en bancarrota.

Esto marcó el fin de Crescent Dunes como uno de los proyectos más grandes y prometedores en el sector de la energía termosolar. Sin embargo, los conflictos legales se han mantenido desde entonces. Los desarrolladores principales, ACS y Cobra, aún mantienen litigios para resolver reclamaciones contra el gobierno estadounidense mediante un proceso de arbitraje, evitando los tribunales.

El objetivo es solucionar las disputas por las pérdidas económicas que han rodeado a Crescent Dunes desde su construcción. Y, sobre todo, dar por zanjada la garantía de préstamo federal otorgada al proyecto. Garantía que el gobierno estadounidense lleva intentando recuperar a través del Departamento de Energía desde 2019.

La implicación española: Abengoa y TSK

Uno de los aspectos más relevantes de la historia de Crescent Dunes es la participación de empresas españolas en el proyecto. Inicialmente, Abengoa, una de las compañías líderes en energía renovable en España, fue una de las socias clave en el desarrollo de la planta. Abengoa ya tenía experiencia en la construcción de plantas termosolares, habiendo sido la responsable de la exitosa Gemasolar, la primera planta en utilizar sales fundidas para almacenamiento térmico en el mundo.

Sin embargo, Abengoa atravesó una grave crisis financiera que culminó con su quiebra en 2016, lo que la obligó a abandonar el proyecto. 

En su lugar, la empresa española TSK asumió parte de las responsabilidades operativas de Crescent Dunes. Aunque TSK intentó gestionar las dificultades técnicas que enfrentaba la planta, el destino del proyecto ya estaba sellado.

Edificio de oficinas de Abengoa con fachada de vidrio y cielo despejado.
Oficinas de Abengoa | Europapress

Abengoa, fundada en Sevilla en 1941, fue durante décadas un referente global en ingeniería y energía renovable, en especial en tecnologías termosolares. A través de su división de energía, la compañía se convirtió en un pionero mundial en proyectos de energía solar térmica. Desarrollando plantas que utilizaron la innovadora tecnología de almacenamiento con sales fundidas, como la mencionada planta Gemasolar, ubicada en Fuentes de Andalucía, España.

Gemasolar fue inaugurada en 2011 y tardó poco en impresionar. No era para menos, fue la primera planta termosolar en el mundo en lograr operar las 24 horas del día. Esto era posible gracias a su sistema de almacenamiento de energía térmica.

Este éxito posicionó a Abengoa como líder en el sector de las energías renovables, particularmente en tecnologías de energía termosolar. A partir de este hito, la compañía expandió sus operaciones internacionales, participando en proyectos en América Latina, África, Europa y Estados Unidos.

A pesar de estos logros,  Abengoa comenzó a experimentar serios problemas financieros a mediados de la década de 2010.

La empresa acumuló una deuda masiva debido a su agresiva estrategia de expansión y a una serie de inversiones fallidas. En 2015, Abengoa entró en preconcurso de acreedores, lo que marcó el comienzo de su colapso financiero. Un año después, en 2016, la empresa solicitó formalmente la quiebra, afectando a numerosos proyectos en curso, entre ellos Crescent Dunes.

Aunque se trató de evitar su total desaparición a través de varias reestructuraciones y ventas de activos, Abengoa no logró recuperarse. Su crisis interna repercutió en la capacidad operativa de proyectos como Crescent Dunes, en donde Abengoa era uno de los principales socios antes de verse obligada a retirarse del consorcio​.

TSK: El papel del grupo español en la termosolar

Tras la salida de Abengoa, otra compañía española, TSK, asumió un rol clave en el desarrollo y operación de Crescent Dunes. TSK Group, con sede en Gijón, es una empresa de ingeniería especializada en proyectos industriales y energéticos.

Fundada en 1986 TSK ha crecido hasta convertirse en un jugador importante en el sector de las energías renovables. A lo largo de su historia ha gestionado proyectos en más de 50 países.

TSK se destaca por su experiencia en la construcción de infraestructuras energéticas, particularmente en la ejecución de plantas termosolares y fotovoltaicas. En el caso de Crescent Dunes, TSK se unió al proyecto después de que Abengoa se retirara. Asumiendo parte de las operaciones técnicas y la gestión de la planta.

Edificio moderno con un letrero que dice
Sede central del Grupo TSK | Redes sociales

Además de su trabajo en Crescent Dunes, TSK ha participado en otros proyectos importantes. Como la construcción de la planta termosolar de  Ashalim en Israel, otra instalación significativa de energía solar térmica. Este proyecto incluyó la instalación de una torre solar de concentración, similar a la tecnología empleada en Crescent Dunes​.

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