Fernando Simón da positivo en COVID-19: el médico clave para Pedro Sánchez
Trabajó en Burundi, Mozambique, Ecuador y Guatemala, y gestionó el ébola en España bajo Rajoy.
Desde el Gobierno informaron este lunes que el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón Soria, ha dado positivo por coronavirus, detectado este lunes por la noche en el Hospital público madrileño de La Paz donde se encuentra ingresado tras apreciarse síntomas claros de la enfermedad. Por este motivo, el doctor Fernando Simón ha desaparecido de su habitual declaración diaria siendo sustituido por la doctora María José Sierra, del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias.
Muchos dicen que cuando acabe la crisis del Covid-19 la batalla en nuestro país entre las distintas facciones políticas será la del control del relato de la pandemia. El Gobierno de Pedro Sánchez cuenta para ello con la figura de Fernando Simón convertido en el relator de malas y buenas nuevas. Un hombre de rostro impenetrable, voz quebradiza y gruesas cejas que con parsimonia y sin alteraciones comunica a diario a los españoles el número de altas y de bajas como si de un parte de guerra se tratase.
De Zaragoza a París con escala en África
Fernando Simón Soria nació en Zaragoza en 1963 y fue en la capital maña donde estudió la carrera de Medicina, cuya pasión heredó de su padre un reconocido psiquiatra maño Antonio Simón. Tras acabar sus estudios universitarios forjó una larga trayectoria profesional en el extranjero en zonas donde la medicina no estaba, ni está, tan desarrollada como en Europa y donde los planes públicos son casi inexistentes, como en algunas naciones de América del Sur o África.
El primer país donde Fernando vivió, como voluntario de Médicos Mundi, fue en la República de Burundi. Aquí, en este país ubicado en la region de los grandes lagos de África Oriental, se enfrentó a situaciones inconcebibles en España. En esta dura experiencia fechan muchos el origen de su carácter imperturbable. Dsde entonces ha afrontado problemas terribles en unas condiciones que en un país del primer mundo son directamente una fantasía.
En el llamado continente negro ejerció como director del Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales de Manhica (Mozambique) y director del Hospital de Ntita en Burundi. En la América Hispana actuó en Guatemala y en Ecuador, en los años en los que la enfermedad del SIDA causaba bajas y muertes diarias, más aún en países con sistemas sanitarios muy poco desarrollados y capacitados como los citados.
Puede, afirman las fuentes consultadas por elcierredigital.com, que "en estos países naciera su interés por las enfermedades tropicales y las epidemias", lo que le llevó a formarse durante dos años en la ciudad de Londres en la 'Escuela de Higiene y Medicina Tropical'.
Su excelente currículum académico le hizo ser reclamado por el Instituto de Vigilancia Epidemilógica de París. Tras un tiempo en la capital gala fue reclamado desde España para ponerse al frente de las emergencias sanitarias nacionales y aportqr su sapienecia en el ?Instituto Español de Salud Carlos III'.
Un tecnócrata en el que se escuda Pedro Sánchez
En 1998 decidió volvió a España junto a su mujer, la científica María Romay-Barja, especialista en enfermedades tropicales que siempre le ha acompañado en su peregrinaje y con la que tiene tres hijos. Fue en 2003 cuando pasó a ser un funcionario del Estado de perfil tecnocrático y no político.
Fue en entonces presidente del Gobierno de España, José María Aznar, quien lo nombró como coordinador del grupo de Respuesta Sanitaria del Centro Nacional de Epidemiología. También ha ejercido como director de Programas del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y coordinador de la Unidad de Alerta y Respuesta Sanitaria entre 2003 y 2011.
Desde entonces, ha sobrevivido, por ahora, a cuatro presidentes del Gobierno: José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. Con Rajoy encaró otra crisis sanitaria, la del Ébola en 2014. Hace unos meses también tuvo que hacer frente a un gran escándalo público y sanitario: la listeriosis de la carne de mechada de la empresa Magrudis.
Sin duda, lo que más llama la atención es su carácter hierático ante una situación tan grave, absolutamente inédita en nuestro país. Su rostro parece no sufrir variaciones ante las noticias que tiene que comunicar. Los que le conocen bien aseguran que “es un perfil tecnocrático no político. Él comunica en función de los datos empíricos”.
Sin embargo, sus críticos añaden algo que no es contradictorio con lo anterior: “No es político, pero en el peor sentido del término. Es un alto cargo ‘corcho’, los que flotan siempre y sobreviven a todos los cambios de Gobierno. Para hacerlo se tiene que plegar a las decisiones del Ejecutivo de turno. En esta crisis ha metido mucho la pata, pero porque, aun a sabiendas, asume la directriz del Gobierno de Sánchez”, señalan sus críticos.
Algunos creen que esta vocación de perdurabilidad le puede traer un complicado destino, al ser la cara visible de una crisis en la que los perfiles técnicos pueden salir escaldados al escudarse mediáticamente en ellos Pedro Sánchez. Un asunto que puede trastocar la vida y la carrera de un hombre que hasta hace un mes era un funcionario desconocido para el gran público y que podía transitar tranquilamente en moto de su casa en el barrio de Alameda de Osuna, en Madrid, hasta el número 18 del Paseo del Prado, donde se ubica el Ministerio de Sanidad.
Ahora, este sempiterno cargo, antídoto mediático ante la histeria colectiva generada por el coronavirus, está tambien ingresado y salpicado poe el COVID-19.
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