El 'enfermero de la muerte': Niels Högel en Alemania, mayor asesino en serie
El alemán Niels Högel ha sido sentenciado a cadena perpetua por el tribunal de Oldenburg tras demostrarse su implicación
A sus 42 años, Niels Högel ha sido sentenciado a cadena perpetua tras ser condenado por 85 asesinatos cometidos entre los años 2000 y 2005. Su modus operandi, siempre el mismo, consistía en seleccionar a la víctima de manera aleatoria entre todos sus pacientes e inyectarle una combinación de medicamentos que acababan provocando en el sujeto fallos cardíacos. El perfil victimológico del asesino no estaba definido con un rango de edad o un género determinado ya que sus víctimas eran elegidas al azar de entre un grupo con un único elemento común, ser pacientes asignados a Högel.
El juicio celebrado en 2019 ha esclarecido 85 asesinatos pero se estima que el número de víctimas podría alcanzar la cifra de 300. Niels Högel había trabajado de enfermero durante tres años, entre 1999 y 2002, en una clínica de Oldenburg, para trasladarse más tarde a Delmenhorst donde trabajó desde 2003 a 2005, año en el que se abrieron las primeras diligencias contra él.
Antes de este juicio ya se había dictado una sentencia contra él en el año 2015, por la que cumplía una condena por dos asesinatos y dos intentos de asesinato. Durante su estancia en la prisión, se jactaba ante los presos de haber asesinado a más de 50 enfermos y, tras llegar a oídos de las autoridades estas declaraciones, se decidió reabrir el caso y las investigaciones.
Para la sentencia de 2019 se necesitaron exhumar más de 130 cuerpos enterrados en Alemania, Turquía y Polonia, para realizar los análisis correspondientes a los restos y concluir si existía presencia de los medicamentos utilizados por el enfermero para provocar los paros cardíacos. Los investigadores sospechaban que hubo más víctimas aunque no pudieron comprobarlo ya que muchos cuerpos habían sido incinerados.
El condenado confesó que comenzó a inyectar medicamentos a algunos de sus pacientes con el fin de reanimarlos y poder ganarse un nombre entre sus compañeros. Afirmó que cuando devolvía a la vida a alguna de sus víctimas se sentía extremadamente bien pero cuando provocaba la muerte se prometía a sí mismo no volverlo a hacer. Sin embargo, el aburrimiento y las ansias de reconocimiento le conducían a cometer estas atrocidades una y otra vez.
Sus víctimas conocidas abarcaban un amplio rango de edad, entre 34 y 96 años, y en el juicio se le acusaba de más de 100 asesinatos. Sin embargo, solo se pudieron confirmar 85, ya que en los otros 15 casos no encontraron pruebas concluyentes para atribuir esas muertes al acusado. Högel solo admitió 43 de los 100 asesinatos, 5 afirmaba no haberlos cometido y 52 no los recordaba.
Las primeras alarmas sobre los asesinatos sonaron cuando, en 2005, una compañera de Niels Högel le sorprendió mientras administraba los medicamentos a un paciente. Le pareció sospechoso, por lo que recogió muestras de sangre del paciente y las mandó analizar al laboratorio tras comprobar que los medicamentos que el enfermero le estaba proporcionando no estaban prescritos para su enfermedad. Al día siguiente la víctima falleció.
El juez Sebastian Buehrmann dictó la sentencia en junio de 2019 y condenó al acusado a cadena perpetua por asesinato. A pesar de que en 2015 ya había sido sentenciado por la misma pena y de que en Alemania no existe la acumulación de sentencias, el juez ha decidido imponerle esta pena debido a la gravedad de sus acciones para asegurarse su estancia en prisión más de 15 años, que es el periodo estándar en el país.
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