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Varias personas en blanco y negro frente a un fondo rojo con la palabra "HONOR" en grande.
INVESTIGACIÓN

Crimen de los Urquijo: Claves del caso que vuelve a ser noticia.

Este mes se publicó la novela de Macarena López-Roberts, hija de un encausado, que "recupera la imagen de mi padre".

Uno de los asesinatos más famosos de los últimos tiempos en España fue el de los Marqueses de Urquijo en el verano de 1980, un crimen que vuelve a la actualidad más de cuarenta años después con la publicación 'Honor: Las otras víctimas de los Marqueses de Urquijo'. Esta novela, escrita por Macarena López-Roberts y  Angie Calero, desentierra la trama de dinero, sexo y traiciones que acabó con los asesinatos de los marqueses en el verano de 1980 y que todavía arrastra muchas incógnitas por resolver.

Fue en la madrugada de ese 1 de agosto cuando se hallaban los cuerpos sin vida de Manuel de la Sierra y María Lourdes de Urquijo en su mansión de Somosaguas (Madrid), tras ser víctimas de tres disparos a bocajarro. El caso se zanjó con un único condenado a 53 años de prisión, Rafael Escobedo, y una sentencia con una de las frases más desafortunadas de la historia judicial española: "El acusado cometió el asesinato sólo o compañía de otros".

En un segundo proceso abierto en 1983, el aristócrata Mauricio López Roberts –padre de la escritora Macarena López-Roberts y amigo de Rafael Escobedo– era condenado a 10 años de prisión por encubrimiento del crimen, al haber afirmado que le había prestado 25.000 pesetas (150 euros) a Javier Anastasio, acusado de ser coautor del crimen, para que se fuera a Londres el mismo día de la detención de Escobedo. El sentido de amistad y lealtad de Mauricio López-Roberts le sentó en el banquillo y le implicó en el crimen. Ahora, 41 años después, su hija "desempolva y devuelve a su padre al lugar que le corresponde" con su novela 'Honor: Las otras víctimas de los Marqueses de Urquijo'.

Pero quién es quién y qué papel jugaron en este crimen que conmocionó a España. Aquí esta la respuesta.

Los Marqueses de Urquijo

Las personas que entraron la noche del 1 de agosto de 1980 en la mansión de Somosaguas (Madrid) mataron primero al marqués Manuel de la Sierra. Alguien tropezó y un disparo de la pistola, que había sido usada para acabar con la vida del aristócrata, alertó a la marquesa María Lourdes de Urquijo que dormía en una habitación contigua. Esa fue su sentencia de muerte. También acabaron con su vida.

Una pareja sonriente en una fotografía en blanco y negro.
María Lourdes de Urquijo y Manuel de la Sierra. | El Cierre Digital

Antes del crimen, su nombre iba inevitablemente unido al de Banco Urquijo,  fundado en 1918. En los meses previos al crimen esta entidad financiera estaba en medio de un proceso de adquisición. Sin embargo, el banco desapareció en 2006 al ser absorbido por el Banco Sabadell. 

El marqués Manuel de la Sierra era el propietario del banco, un puesto al que accedió por su matrimonio con María Lourdes de Urquijo que era quien ostentaba el Marquesado concedido en 1871 por el breve monarca Amadeo I de Saboya.

Myriam de la Sierra, la hija de los Marqueses

La hija mayor de los marqueses se había casado con Rafi Escobedo  en junio de 1978, pero pronto la relación entre ellos se deterioró, entrando en un punto de no retorno para Miryam cuando inició una relación sentimental con Richard Dennis Rew, su jefe en la empresa Golden Paradise. 

Mujer de cabello oscuro con aretes dorados y expresión pensativa.
Myriam de la Sierra. | El Cierre Digital

En los meses previos al crimen, Rafi seguía visitando la casa de Somosaguas, invitado por su cuñado Juan de la Sierra, para disgusto de los propios marqueses y de su hija. Miryam fue juzgada socialmente como una de las ‘malas de la película’ por su semblante frío y cierta prepotencia aristocrática a la hora de hablar ante los medios. Se hinchó a poner querellas a todos aquellos que pusieron en duda la versión oficial de lo ocurrido.

También vendió varias exclusivas a las revistas del corazón, pero se retiró del foco público con una entrevista concedida a la cantante Viky Larraz para hablar de una línea de joyas diseñada por ella que no funcionaron. Tras separarse de su segundo marido vive fuera de España tras ser vinculada a una presunta estafa piramidal.

Juan de la Sierra, actual Marqués de Urquijo

Es el actual marqués de Urquijo. Nacido en 1958, estaba en Londres en el momento del crimen. Muchos han puesto en duda que regresase a Madrid la mañana en el que los cuerpos de sus padres fueron hallados sin vida y aseguran que volvió de la capital británica la noche antes. 

Un hombre con barba y traje oscuro, con una corbata clara, de pie frente a un fondo oscuro con algunos documentos visibles en la pared.
Juan de la Sierra. | El Cierre Digital

En los meses anteriores al crimen mantuvo su amistad con su cuñado Rafi Escobedo. Tras el asesinato ha sido el más discreto y apenas ha aparecido en los medios de comunicación. 

Rafi Escobedo, yerno de los asesinados

Rafael Escobedo Alday, yerno de los marqueses, fue detenido el 8 de abril de 1981 en una finca de Toledo. Los casquillos allí encontrados sirvieron para detenerle. Confesó haber cometido el crimen de sus suegros, aunque posteriormente se retractó y aseguró que esa confesión le fue arrancada después de someterle a torturas. En 1983 fue condenado a 53 años de prisión.

Un hombre joven con una camiseta blanca está detrás de unas rejas, mirando pensativamente hacia adelante mientras sostiene un cigarrillo.
Rafi Escobedo. | El Cierre Digital

Dos años después fue confirmada la condena por el Tribunal Supremo. En julio de 1988 apareció muerto en su celda  de El Dueso (Cantabria). Dos semanas antes había concedido una entrevista a Jesús Quintero en TVE donde aseguraba ser una ‘cabeza de turco’.

Su muerte también estuvo rodeada de polémica cuando su abogado y amigo, Marcos García Montes, pidió una segunda autopsia en la que se demostró que su cuerpo presentaba restos de cianuro, lo que contravenía la versión oficial de que acabó con su vida de forma voluntaria, ahorcándose.

Javier Anastasio, el presunto coautor del crimen

Javier Anastasio de Espona huyó antes de ser juzgado. El 17 de octubre de 1983, tres meses después de la sentencia que condenó a Escobedo a 53 años de cárcel, Anastasio era detenido. En el segundo juicio del mediático caso se le acusaba de cómplice. Según un amigo en común que acudió como testigo al juicio, Anastasio había acompañado a Rafi a la casa de los marqueses en Somosaguas y, tres días más tarde, se había deshecho de una pistola que el exmarido de Myriam de la Sierra le había entregado, lanzándola al pantano de San Juan en Madrid

Hombre mayor con gafas y expresión seria, vestido con traje gris y camisa blanca, con fondo de cortinas rojas.
Javier Anastasio. | El Cierre Digital

Javier Anastasio siempre aseguró que su único error fue colaborar haciendo desaparecer el arma del delito. Según contó en su libro El hombre que no fui (2017), coescrito por Melchor Millares, estaba convencido de que iba a ser condenado, ya que intuía que detrás había toda una trama y él y Escobedo eran los cabezas de turco.

Después de tres años y medio de prisión preventiva a la espera del juicio que le condenaría a 60 años de cárcel, Anastasio fue puesto en libertad a la espera de celebrarse el juicio. El contencioso llego a aplazarse cuatro veces. El 21 de diciembre de 1987, después de hablarlo con su familia, Anastasio cogió el dinero que había ganado de la venta de un apartamento, se subió con uno de sus hermanos a un coche y condujeron hasta Portugal. Y del país vecino a Brasil, donde no había tratado de extradición.

Vicente Romero, el mayordomo

El mayordomo de los Urquijo, Vicente Romero, no se encontraba en la casa la noche de los hechos ya que el servicio se había ido a recoger sus cosas para acompañar a los marqueses a Sotogrande.

Un hombre mayor con auriculares blancos.
Vicente Romero, el mayordomo. | El Cierre Digital

Locuaz y poco dispuesto a callarse, sus intervenciones en medios le gestaron varias querellas por parte de implicados en el caso y por la propia familia. Creía en la culpabilidad de Rafi Escobedo pero no creía que hubiese actuado solo, tal y como explicó recientemente a elcierredigital.com.

Mauricio López-Roberts, el amigo

El aristócrata Mauricio López Roberts, y amigo de Rafael Escobedo, fue condenado a 10 años de prisión por encubrimiento del crimen, al haber afirmado que le había prestado 25.000 pesetas (150 euros) a Javier Anastasio, acusado de ser coautor del crimen, para que se fuera a Londres el mismo día de la detención de Escobedo.

Un grupo de personas sentadas, tres hombres y una mujer, todos vestidos formalmente.
Mauricio López-Roberts (a la derecha) y Javier Anastasio en una foto de la época. | El Cierre Digital

Según el relato de Rafi Escobedo, el 31 de julio se encontró con su amigo Javier Anastasio, al que conocía desde la infancia de la pandilla de Somosaguas. Anastasio no pertenecía a una familia de rancio abolengo ni era de apellido noble, pero su padre poseía una gasolinera en el centro de Madrid con la que amasó una importante fortuna, lo que le convertía en un "niño bien" de Somosaguas, círculo al que también pertenecía Juan de la Sierra, hijo de los marqueses.

Escobedo y Anastasio, junto a Juan José Hernández, formaban un trío inseparable al que se unía a veces De la Sierra, que aquel día estaba en Londres asistiendo a un curso de banca.Anastasio y Rafi Escobedo, exmarido de  Myriam de la Sierra y exyerno de los marqueses, comieron juntos el día 31 de julio, luego se encontraron con Hernández en el pub Chacarrillo donde tomaron algunas copas y se fueron a cenar al restaurante El Espejo.

A las 2.30 de la madrugada Rafi Escobedo pidió a Anastasio que le llevase en su Seat 1430 hasta la casa de sus suegros en Somosaguas, donde supuestamente esperaban, según su relato, Mauricio López Roberts y el administrador de los marqueses, Diego Martínez Herrera.

Uno de ellos llevaba el arma, una pistola Star F Olimpic del calibre 22. También llevaban cuerdas, cintas y un soplete para hacer un agujero en una puerta, en concreto la de la piscina interior para meter la mano y poder abrirla desde dentro. Según Escobedo, fue Javier Anastasio quien hizo el agujero y metió la mano quemándose el brazo en esa acción por lo que pidió que se examinase el brazo de Anastasio, algo que no tenía mucho sentido porque cuando fue detenido habían pasado ocho meses de los asesinatos.

En octubre de 1983, dos meses después de conocer la sentencia firme contra 'Rafi', el caso Urquijo dio un giro inesperado. La revista Interviú colocó en el disparadero a  Mauricio López-Roberts, V marqués de la Torrehermosa, al publicar que él, muy amigo de Rafi y un apasionado de la caza, encargó días antes del crimen un silenciador para un arma en un taller de Lavapiés. El 26 de febrero de 1990, López-Roberts fue condenado a diez años de cárcel por encubridor.

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