Así llegó Eduardo Zaplana al poder del PP: El exministro condenado a 10 años de cárcel
Al expresidente de la Generalitat Valenciana se le castiga por falsedad, blanqueo de capitales y más en el 'caso Erial'
El exministro de Trabajo y expresidente de la Generalitat Valenciana del PP Eduardo Zaplana Hernández-Soro ha sido condenado a 10 años y 5 meses de prisión. La Audiencia Provincial de Valencia ha declarado a Zaplana "culpable" de los delitos de prevaricación, cohecho, falsedad y blanqueo de capitales.
Esta sentencia se enmarca en el 'caso Erial', cuyo juicio concluyó en mayo de este año tras 20 sesiones y durante más de dos meses. La Audiencia de Valencia investigaba el presunto cobro de comisiones por la adjudicación de plantas de ITV y del Plan Eólico Valenciano en 1997, durante el mandato del citado expresidente.
Además de la pena de cárcel, la Sala le ha condenado a 17 años y 10 meses de inhabilitación para empleo y cargo público. También a otros tres años para el ejercicio de su profesión y multas por un importe superior a los 25 millones de euros.
Como ya sucedió durante la instrucción del caso, el político cartagenero intentará constatar su delicado estado de salud por la leucemia que padece para evitar entrar de nuevo en la cárcel.
Entre los condenados en este caso también están su exjefe de gabinete, Juan Francisco García, y su amigo de juventud y 'valedor', Joaquín Barceló. A estos se les ha impuesto entre un año y tres meses y siete años y medio de prisión, junto a los empresarios Vicente y José Cotino Escrivá.
Para el Tribunal queda probado que Zaplana cobró comisiones por las adjudicaciones de estaciones de ITV, entre finales de los años 90 y principios de los 2000. Todo esto, merced a los pactos que había suscrito con el empresario ya fallecido y político Juan Cotino, tío de los condenados Vicente y José Cotino.
El Tribunal también señala las cantidades por las que se le acusa de blanqueo: "A las obtenidas por el cohecho, por importe de 6.400.000 euros, hay que sumar las ingresadas en las cuentas de Andorra, por 9.873.520 euros. Esto hace un total de 16.273.520 euros”. El Tribunal destaca que "no se trata de un acto puntual".
Y apunta a "una conducta que se prolongó en el tiempo, durante muchos años. Por lo que aun no habiéndose calificado por el Ministerio Fiscal como delito continuado, dicho desvalor de la conducta debe ser tenido en consideración a los efectos de imponer la pena máxima prevista por el legislador, pero con el límite de lo pedido por el Ministerio Fiscal, en virtud del principio acusatorio”.
Debido a la enfermedad que Zaplana padece a sus 68 años, todo indica que recurrirá la sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia. Por ello, su destino final podría no estar aún escrito.
Sin embargo, sí que conocemos quién era este político. Y desde elcierredigital.com desvelamos cuál fue su pasado y cómo logró su ascenso al poder dentro del Partido Popular.
El papel del suegro de Zaplana en su ascenso al PP
De nombre oficial Eduardo Andrés Julio Zaplana Hernández-Soro, nació en Cartagena el 8 de abril de 1956. Su padre era un militar monárquico y “juanista”, que luego dejaría la marina por la empresa. Era el único varón de una familia de cuatro hermanos. Su padre quería que fuera militar, para continuar su estirpe. Por eso nada más acabar sus estudios de COU se trasladó a Granada, al centro de selección de la Academia Militar del Aire, con el fin de ser piloto militar.
El destino quiso que le dieran la baja en vuelo, lo que aprovechó para dejar la carrera y comenzar sus estudios de Derecho en la Universidad de Valencia. A su llegada se apuntó en la llamada Federación de Partidos Demócratas y Liberales. En esa época conoció a Joaquín Garrigues Walter.
Pronto se quedó huérfano, de padre y madre, ya desde su juventud. Quizá por eso su precocidad en el amor fue total. Se enamoró con 16 años de la que ha sido su primera y por ahora única esposa oficial, Rosa Barceló Martorell. Precisamente, el padre de Rosa, el todo poderoso político alicantino Miguel Barceló, lo adoptó como a un hijo y se convirtió en su asistente.
Pronto, don Miguel se dio cuenta de lo superdotado que estaba su yerno para la política. Fue el primero en verlo. De hecho, no descansó hasta conseguir colocarlo de presidente del PP de Alicante (1990), donde Zaplana comenzó a desarrollar su genio como político 'encantador de serpientes'.
La familia Zaplana-Barceló siempre ha tenido un único referente en casi todo. O al menos hasta ahora. Y ese ha sido el suegro de Zaplana, Miguel Barceló. En su día éste le aportó un aire, un estilo propio a un joven Eduardo, recién licenciado en Derecho y abogado de profesión. Ese estilo luego lo transmitiría durante su mandato como alcalde en la ciudad de Benidorm (Alicante) y antes de dar el paso a la presidencia de la Generalitat valenciana.
Esa capacidad de comunicación y esa percepción certera de no dejar pasar oportunidades que le transmitió su suegro, le han permitido con posterioridad llegar a ser ministro de Trabajo y portavoz del Gobierno de España bajo el mandato de José María Aznar. Y, posteriormente, a portavoz del grupo Popular en el Congreso de los Diputados.
Su vida familiar
La pareja empezó a salir como novios formales y se casaron en 1981. Desde entonces estuvieron unidos. Hace un relativo tiempo separaron sus vidas, pero no se han divorciado oficialmente.
Del matrimonio nacieron tres hijos: Rosa, de 42 años, licenciada en Derecho que ejerce de abogada; María, de 38 años, licenciada en Derecho y Empresariales en ICADE, la llamada universidad de los jesuitas, y que trabajó en Bankia; y Eduardo que murió en 2011, quien nació con síndrome de Lowe.
En la familia Zaplana-Barceló llevan de siempre la voz cantante las mujeres, por mayoría. “Mi actividad pública me ha impedido ser de los más activos en casa, aunque cuando estoy colaboro lo que puedo. De todas formas, con tres mujeres siempre llevo las de perder, me riñen muchos más ellas a mí, que yo a ellas, porque no hago bien las cosas”, decía en una entrevista.
Licenciado en derecho y abogado de profesión, tras ser alcalde Benidorm y presidente de la Generalitat valenciana, llegó a ministro de Trabajo en julio de 2002. Y también a portavoz del Gobierno, desde el 3 de septiembre de 2003 bajo la batuta de su amigo José María Aznar.
Ambos cargos los abandonó en abril de 2004 para convertirse en Portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados. ¿Pero cómo escaló Zaplana dentro del PP?
Su llegada al poder popular
Ingresó en el Partido Popular procedente de la UCD, partido en el que militó desde 1977, con sólo 20 años de edad. Tras el hundimiento de la coalición liderada por Suárez optó por la actividad privada, a través de un despacho de abogados. En 1988 fue cuando conoció a José María Aznar y tan sólo un año más tarde empezó a trabajar para el partido.
Uno de sus padrinos políticos que le introdujo en el liberalismo fue Joaquín Muñoz Peirats, el que fuera diputado de la UCD y presidente del Ateneo de Valencia.
En 1991 comenzó su carrera política en el PP al ser elegido alcalde de Benidorm. No salió elegido inicialmente, porque obtuvo un concejal menos que sus adversarios. Sin embargo, ocho meses después el voto de una concejala socialista, que se pasó al Grupo Mixto, hizo posible su investidura.
Luego ascendió a la Generalitat de Valencia. En su haber al frente de esta comunidad destacan tres obras emblemáticas: La Ciudad de las Artes y de las Ciencias, Terra Mítica y el Proyecto Cultural de Castellón. Además del famoso AVE a Valencia, que pactó con el entonces líder del PSOE José Bono, su socio y gran amigo. Dejando fuera de esta ruta a Albacete y reconduciendo el tren de alta velocidad por Cuenca.
Tanto su amigo José Bono, entonces presidente de Castilla La-Mancha, como Zaplana estaban en aquel momento muy interesados en continuar en el poder en las siguientes elecciones autonómicas.
Zaplana se une al 'clan de Valladolid'
Zaplana fue una pieza angular sobre la que José María Aznar construyó su trono dentro del Partido Popular para, posteriormente, asaltar La Moncloa. El político de ascendencia cartagenera formaba parte del llamado "clan de Valladolid".
El principal inspirador de este grupo fue Miguel Ángel Cortés, que luego fue secretario de Estado de Cooperación y que cayó en desgracia. Otros no. Como Eduardo Zaplana. Que peleó desde el inicio de la década de dos mil desde su reino de la Generalitat valenciana. Luchó por un hueco en el delfinario madrileño. Y así apuntaló un sillón en la sede de Génova, como su futuro dentro de algún ministerio en fechas posteriores.
En 2001 Zaplana se erigió en el “barón” con mayor brillo del poder popular y llegó al ministerio de Trabajo, para luego convertirse en portavoz popular en el Congreso de los Diputados.
También Aznar le tuvo en cuenta en una de sus legislaturas y le hizo un hueco en la Telefonica de su amigo Juan Villalonga, cuando todavía no se habían desatado las hostilidades, para ser nombrado subdirector general de Relaciones Institucionales.
Así fue la vida de poder de Zaplana, al que aupó su amigo José María Aznar. Pero todo acabó con el estallido del 'caso Erial', la corrupción, que ahora le puede llevar de nuevo a prisión al ser condenado a más de 10 años, como ha decretado la Audiencia Provincial de Valencia este martes.
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