Alberto Fernández, bajo sospecha: De denuncias por violencia de género al ‘Olivosgate'
El expresidente argentino enfrenta a la Justicia y la opinión pública tras las acusaciones de su expareja Fabiola Yáñez
Alberto Fernández, quien fuera presidente de Argentina entre 2019 y 2023, ha visto su reputación gravemente empañada. Una serie de escándalos han capturado la atención pública y afectado profundamente su legado político.
A lo largo de su mandato, Fernández enfrentó múltiples desafíos. Pero los escándalos que han emergido tras su salida de la Casa Rosada han opacado incluso los logros que pudo haber alcanzado durante su presidencia.
Una de las polémicas más recientes y graves es la denuncia por violencia de género interpuesta por su expareja, Fabiola Yáñez. La que fuera primera dama presentó hace una semana una denuncia acusando a Fernández de violencia física y psicológica durante su relación.
La denuncia incluye detalles sobre episodios de "terror psicológico" y agresiones físicas. Todo respaldado por fotografías que muestran lesiones en el cuerpo de Yáñez.
Esta situación escaló rápidamente, llevando a la imposición de medidas de restricción contra Fernández. Entre otras, se incluyen la prohibición de acercarse a Yáñez o salir del país.
La denuncia fue presentada por Yañez este mes de agosto, pero los hechos que detalla se remontan a varios años atrás. Incluso antes de que Fernández asumiera la presidencia en 2019. Según el testimonio de Yáñez, la violencia que sufrió por parte de Fernández comenzó en 2016.
Desde entonces fue "constante y habitual" durante toda su relación. Uno de los incidentes más perturbadores descritos en su declaración involucra un aborto.
Según Yáñez, fue forzada a abortar un bebé por presión del expresidente. Este evento la sumió en un profundo estado de angustia que la llevó a abusar del alcohol.
El fiscal Ramiro González, a cargo de la investigación, ha ordenado una serie de medidas de prueba para avanzar en el caso. Estas medidas incluyen la citación de varios testigos clave. Entre ellos la madre de Yáñez, su exsecretaria privada María Cantero, y el exjefe de la Unidad Médica Presidencial, Federico Saavedra.
También se han solicitado las grabaciones de las cámaras de seguridad de la Quinta de Olivos. Y los registros médicos de Yáñez para corroborar las acusaciones.
Además de la violencia física, Yáñez acusó a Fernández de ejercer un control psicológico severo, incluyendo amenazas directas de quitarle a su hijo en común. Estos hechos, junto con las imágenes de las lesiones sufridas por Yáñez han generado un fuerte repudio en la sociedad. También en el ámbito político argentino.
Fernández, por su parte, ha negado las acusaciones, admitiendo que las discusiones con Yáñez fueron frecuentes y que pudo haber existido violencia verbal, pero insiste en que nunca hubo agresión física.
Sin embargo, las pruebas presentadas hasta ahora, incluyendo testimonios y evidencias físicas, han sido suficientes para que la justicia argentina proceda con la imputación.
Este escándalo no solo ha afectado profundamente la imagen pública de Fernández. También ha exacerbado las divisiones dentro del peronismo, en un momento en que el partido ya enfrenta serios desafíos internos.
La situación plantea un futuro incierto para Fernández, tanto en términos legales como políticos. Al mismo tiempo, su legado como expresidente queda cada vez más en entredicho.
Los otros escándalos de Alberto Fernández
Este no es el único escándalo que ha sacudido la figura de Alberto Fernández. Antes de la denuncia de Yáñez, se filtraron videos comprometedores que muestran al expresidente en situaciones cuestionables con la periodista Tamara Pettinato. Incluso dentro del despacho presidencial.
En estas grabaciones, que se viralizaron rápidamente, Fernández aparece bromeando de manera inapropiada. También manteniendo una conducta que muchos consideran poco digna para un jefe de Estado.
Estas imágenes reforzaron la percepción de que Fernández, durante su mandato, había perdido el foco en los asuntos de Estado. Sumergiéndose en situaciones que dañaron gravemente su imagen pública.
Otra de las polémicas más sonadas de Fernández fue el conocido como ‘Olivosgate’. El escándalo estalló en agosto de 2021. Se filtraron fotos y videos que mostraban a Alberto Fernández, Fabiola Yáñez, y varios invitados celebrando el cumpleaños de Yáñez en la Quinta de Olivos el 14 de julio de 2020.
En pleno confinamiento estricto impuesto por el propio gobierno de Fernández debido a la pandemia de COVID-19.
En ese momento, las reuniones sociales estaban prohibidas en Argentina como parte de las medidas para frenar la propagación del virus. Las imágenes generaron una fuerte indignación pública y política. Muchos ciudadanos argentinos habían cumplido con las estrictas restricciones, incluyendo no poder despedirse de familiares fallecidos o celebrar eventos importantes.
La revelación de que el presidente y su círculo cercano no respetaron estas medidas fue vista como una grave falta de ética. También como un ejemplo de hipocresía.
Fernández inicialmente trató de minimizar el escándalo. Pero la presión pública lo llevó a pedir disculpas en un discurso, admitiendo que fue un error y asumiendo la responsabilidad.
A pesar de las disculpas, el daño a su imagen fue significativo. El "Olivosgate" continuó siendo un tema recurrente en el debate político y mediático durante el resto de su mandato.
El escándalo también tuvo repercusiones legales. Se presentaron varias denuncias penales contra el presidente y otras personas involucradas en la reunión por violar las restricciones impuestas por su propio gobierno. Aunque Fernández fue imputado en la causa, el proceso judicial no avanzó significativamente antes de que concluyera su mandato.
El "Olivosgate" exacerbó las tensiones políticas dentro del gobierno y con la oposición, debilitando aún más la capacidad de Fernández para gobernar en un contexto de crisis económica y sanitaria. Además, el escándalo contribuyó a un creciente descontento social y erosionó la confianza en su liderazgo.
La acumulación de estos escándalos exacerbó la crisis interna del peronismo, partido del cual Fernández fue una figura clave. La debacle política y moral en torno a su figura ha dejado un vacío de liderazgo dentro del Partido Justicialista.
Esta situación ha sido aprovechada por sus adversarios políticos, como el actual presidente Javier Milei. Pues este ha utilizado la controversia para desviar la atención de sus propios desafíos de gobierno. También para socavar aún más la ya frágil cohesión del peronismo.
Orígenes y trayectoria de Alberto Fernández
Alberto Ángel Fernández nació el 2 de abril de 1959 en Buenos Aires, Argentina, en una familia de clase media. Su madre, Celia Pérez, quien lo crió soltera, fue una figura clave en su vida.
Desde joven, Fernández mostró un fuerte interés por la política, lo que lo llevó a estudiar Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Allí se graduó en 1983, el mismo año en que Argentina recuperaba la democracia tras la dictadura militar.
La carrera política de Fernández comenzó en la década de 1980, cuando se unió al Instituto Nacional de la Administración Pública. Más tarde se uniría a la Superintendencia de Seguros de la Nación.
Su habilidad para navegar en el mundo político lo llevó a colaborar con importantes figuras del peronismo. Entre ellos Eduardo Duhalde, quien sería un mentor clave en sus primeros años.
Fue en la década de 1990 cuando Fernández comenzó a destacarse como un operador político eficaz. Ganó reconocimiento dentro del Partido Justicialista. Su relación con Duhalde se profundizó durante la crisis económica y política de 2001-2002.
En esta época Duhalde asumió la presidencia de Argentina tras la renuncia de Fernando de la Rúa. Fernández desempeñó un papel importante como jefe de campaña de Duhalde, lo que lo catapultó a una posición de influencia nacional.
El punto de inflexión en la carrera de Fernández llegó en 2003, cuando fue nombrado Jefe de Gabinete de Ministros por el presidente Néstor Kirchner. Durante el mandato de Kirchner, Fernández se convirtió en una figura clave para el gobierno. Gestionó las relaciones entre el Ejecutivo y el Congreso, y ayudó a estabilizar el país tras la crisis de 2001.
Fernández continuó en el mismo cargo durante el primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, las tensiones crecientes con la presidenta llevaron a su renuncia en 2008, en medio de la crisis por el conflicto del campo. Este episodio fracturó al kirchnerismo y dejó cicatrices políticas profundas.
La llegada a la presidencia argentina
Tras años de mantenerse alejado de los primeros planos de la política, Fernández regresó con fuerza en 2019 cuando, sorpresivamente, Cristina Fernández de Kirchner lo eligió como candidato presidencial, asumiendo ella el rol de vicepresidenta.
La fórmula resultó ganadora, y Fernández asumió la presidencia en diciembre de 2019, enfrentando inmediatamente el desafío de la pandemia de COVID-19.
Su mandato fue marcado por la gestión de la pandemia, que incluyó estrictos confinamientos y una campaña masiva de vacunación.
Sin embargo, su presidencia también estuvo plagada de problemas económicos, alta inflación, y conflictos políticos internos, exacerbados por escándalos como el "Olivosgate", que minaron su credibilidad.
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