29 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

MANUEL MURILLO ESTÁ EN LIBERTAD DESDE EL 2020 TRAS SU TENTATIVA DE ATENTADO CONTRA EL PRESIDENTE DEL GOBIERNO EN 2018 EN la localidad de TERRASSA

El francotirador acusado de intentar atacar a Sánchez: "Soy un sentimental, no asesino"

Francotirador Manuel Murillo.
Francotirador Manuel Murillo.
Manuel Murillo Sánchez, alias "el francotirador", inició este martes su juicio oral ante la Audiencia Nacional –anunciada en exclusiva por elcierredigital.com– como acusado de un intento de atentado contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el 18 de septiembre de 2018 en la localidad barcelonesa de Tarrassa. Murillo ha asegurado ante el juzgado central de Instrucción número 6 que sus afirmaciones en un chat de Whatsapp sobre sus intenciones se deben a "ensoñaciones de ir bebido".

Manuel Murillo Sánchez alias "el francotirador" inició este martes su vista ante la Audiencia Nacional –anunciada en exclusiva por elcierredigital.com– en calidad de acusado, por un intento de atentado contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el 18 de septiembre de 2018 en la localidad barcelonesa de Tarrassa. Murillo esperaba en libertad a que se celebrase este juicio desde 2020, cuando abandonó la prisión de Brians, en la localidad de Sant Esteve de Sesrovires (Barcelona).

En esta primera jornada, que concluirá este miércoles 16 de marzo, Murillo ha asegurado ante el juzgado central de Instrucción número 6 que sus afirmaciones en un chat de Whatsapp sobre su intención de matar a Pedro Sánchez se debieron a que "en aquella época estaba muy saturado, cansado del trabajo. La única válvula que tenía era comer de menú y tomar algo de vino". En la vista ha afirmado que se trataban de "ensoñaciones de ir bebido"

El acusado se enfrenta a la petición de la Fiscalía de 11 años y medio de prisión por un delito de homicidio en grado de proposición y siete años más por un delito de depósito de armas y municiones de guerra, al descubrirse en su domicilio varios rifles y otras armas de fuego. Sin embargo, en su defensa ha argumentado que "no soy militar, no soy ni francotirador, ni mercenario. Solo de un club de tiro de precisión".

Manuel Murillo.

Al ser preguntado por el contenido de los Whatsapp en los que se hablaba del posible asalto, Murillo se ha hecho el sorprendido, alegando: "Dije que era de un loco o estaría bebido, como de una ensoñación. Nunca he tenido faltas. Yo mismo me pongo las manos en la cabeza por barbaridades que dije. Cuando bebía, con el grupo, era a ver quién la decía más gorda. No tenía intención real, ni se me pasaría decir eso. Soy sentimental, no soy un asesino".

Así fue la detención de Manuel Murillo

En noviembre de 2018 conocíamos, a través del diario Público, una noticia que se produjo el 18 de septiembre en Terrassa (Barcelona), cuando los Mossos d’Esquadra detuvieron a un hombre que tenía “clara voluntad” de atentar contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El juez ordenó su inmediato ingreso en prisión basándose en el peligro que podía tener en libertad. “No le ha cabido duda al instructor de la seriedad del propósito del investigado de llevar a efecto el crimen planeado por él mismo”, aseguró en su auto.

El detenido, Manuel Murillo Sánchez, de 63 años y aficionado al tiro olímpico, explicó su intención de acabar con la vida de Sánchez en un grupo reducido de WhatsApp, formado por seis conocidos, "motivado por la decisión del Gobierno de exhumar los restos del dictador Franco del Valle de los Caídos". En dicho grupo afirmó que estaba dispuesto a “sacrificarse por España” y que quería matar a “ese rojo de mierda”, sin importarle las consecuencias.

Fue precisamente una dirigente de VOX en la localidad barcelonesa de Tarrassa, quien informó a los Mossos de las intenciones de Manuel Murillo. Según informaron los investigadores, se trataría de una persona con “cierta proximidad a la extrema derecha”, pero sin estar vinculado a ningún grupo específico, por lo que lo calificaron como “lobo solitario”.

Arsenal de armas que se encontraron en el domicilio de Manuel Murillo.

En el registro de su domicilio se encontraron 16 armas de fuego, rifles y un fusil de asalto CETME. Varias de ellas habían sido modificadas por él mismo y en su vehículo llevaba dos pistolas, una de ellas también modificada. Además, tenía en casa un “lanzapatatas” de gas.

Aunque inicialmente se le calificó como de experto tirador, después se ha sabido que es un mero aficionado a las armas por su profesión de vigilante de seguridad, aunque sin empresa ni trabajo fijo y carente de todo tipo de antecedentes policiales y penales.

Una vez detenido, los Mossos informaron a la Policía Nacional, a la Guardia Civil y al servicio de seguridad de La Moncloa, que dijo que la seguridad del presidente nunca se había visto comprometida. También se trasladó a la Audiencia Nacional, donde se descartó acusarle de un delito de terrorismo.

El juzgado de Instrucción número 4 de Terrassa decretó el 21 de septiembre de 2018 su ingreso en prisión, acusado de homicidio con agravante de autoridad, conspiración para atentar contra autoridad con uso de arma, amenazas graves, tenencia ilícita de armas y un delito de odio. Estuvo encarcelado hasta 2020 en la prisión de Brians, en la localidad de Sant Esteve de Sesrovires (Barcelona), que fue cuando quedó en libertad.

Ahora, Murillo está a la espera de la resolución de la Justicia después de declarar en el juicio oral ante la sala tercera de lo Penal de la Audiencia Nacional en las dependencias de la calle Génova de Madrid.

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