28 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

Regresó 17 años después a Cuarto Milenio para continuar defendiendo la teoría de la conspiración en el asesinato de Miriam, Toñi y Desi

Fernando García, el padre más famoso del crimen de Alcàsser, vuelve a ponerse en el ojo del huracán televisivo

Iker Jiménez y Fernando García en el programa de Cuatro.
Iker Jiménez y Fernando García en el programa de Cuatro.
Fernando García, el padre coraje de las Niñas de Alcásser ha vuelto. Y lo hizo más fuerte que nunca, después de que en 2002 decidiera alejarse de los focos mediáticos regresó a la televisión para continuar defendiendo el discurso que comenzó hace 27 años tras el asesinato de Miriam, Toñi y Desirée. No solo fue eso, sino que incluso dijo haber visto la famosa cinta de vídeo snuff, que le mostró Juan Ignacio Blanco, aunque aclaró que nunca vio su contenido.

Fernando García, el padre coraje de las Niñas de Alcásser ha vuelto a la televisión después de 17 años. García decidió romper su silencio en el programa Cuarto Milenio, de Cuatro, y lejos de acallar rumores sobre teorías conspirativas se reafirmó en lo mismo que viene defendiendo desde el triple crimen de Alcàsser, que su hija y sus dos amigas fueron víctimas de una trama más amplia que no solo incluía a Antonio Anglés y Miguel Ricart.

Ha pasado ya casi 27 años, pero el viernes 13 de noviembre de 1992 quedará para siempre desgraciadamente en la memoria de las familias de Míriam, Toñi y Desirée. Durante 75 largos y eternos días, los padres de las niñas de Alcàsser recibieron el respeto de una España ávida de noticias sobre el paradero de tres niñas que salieron un día de su casa para ir a una discoteca y jamás se las volvió a ver. Entre ellos surgió la figura de Fernando García, padre de Miriam, una de ellas, conocido como el padre coraje de Alcàsser por sus apariciones mediáticas. Ésta es su historia.

Fernando García durante la emisión de Cuarto Milenio.

El hallazo de los cadáveres, en enero de 1993, en el paraje de La Romana, y la detención de Miguel Ricart y la huida de Antonio Anglés, no terminó con su dolor, sino que lo empeoró, desplazó y alargó en el tiempo. A pesar de que los asesinos fueron condenados.

Tras el juicio Fernando Garcia, padre de Miriam, que ahora tiene 68 años, se negó a cerrar ese episodio, quizás por un sentimiento de culpa (se llegó a decir que  Miriam le pidió que la llevase a la discoteca) o quizás no supo deshacerse de esa culpa y encontró al periodista Juan Ignacio Blanco, con el que inició su propia cruzada y un juicio paralelo al que se realizaba en la Audiencia Provincial de Valencia.

Dicen que Fernando García provocó la ruptura y entendimiento que reinaba hasta entonces entre las tres familias y que lo hizo la noche del 29 de enero de 1997, cuando Garcia y Juan Ignacio Blanco acudieron al programa de Telecinco, Esta noche cruzamos el Mississippi, y dieron los nombres de varias personas como artífices de la teoría de la conspiración e involucrados en una supuesta trama de grabación de películas snuff. Rosa Folch desmintió a García al día siguiente en el programa de María Teresa Campos en Telecinco.

Tras presentar la Fundación Niñas de Alcàsser, Fernando García logró mantener durante un tiempo el apoyo de los padres de Toñi, Fernando Gómez y Luisa Moreno. También la muerte de la madre de Miriam, Matilde Iborra, en febrero de 1998, víctima de una larga enfermedad hepática hizo que las demás familias y el fallecimiento del padre de Toñi, Fernando Gómez, aliviaran la presión sobre García, que llegó a recaudar 78 millones de las antiguas pesetas (casi medio millón de euros) con su Fundación.

Pero la tensión entre familias ya era palpable e incluso García quiso instalar un monumento en una de las plazas del pueblo, una escultura del artista valenciano Vicente Pallardó Camps, titulada  “Xiquetes d’Alcàsser", que finalmente fue instalada en el cementerio por la oposición de la familia de Desirée.

Esas peleas también tuvieron costes vecinales, ya que el pueblo de Alcàsser se dividió entre quienes apoyaban a García y quienes no. Un  pueblo cansado de ver periodistas por sus calles, cámaras de televisión en sus plazas y desconocidos pidiendo opiniones que no interesaban a nadie. Antes ya había muerto, en verano de 1994 moría Vicente Hernández, padre de Desirée Hernández y marido de Rosa Folch, que tuvo que enfrentarse sola, con su otra hija mayor, a todo el proceso del juicio.

Juan Ignacio Blanco y Fernando García.

Los padres de Toñi Gómez, Fernando y Luisa, fueron quienes menos se expusieron a las televisiones, ya que designaron para las apariciones en Prensa a Fernando García y Rosa Folch, que llegaron a acudir juntos a algunos platós de televisión.

La última aparición pública de Fernando García se produjo en la serie documental de Netflix producido por Ramón Campos y estrenado hace unos meses. Algo más envejecido y con una voz entrecortada, el padre coraje narraba su periplo durante la búsqueda y lo que vino después.

Su omnipresencia en los medios, su amistad con Juan Ignacio Blanco, fallecido en julio de 2019 y su enemistad con Rosa Folch y su enconada lucha por intentar encontrar una justificación lógica a tantas atrocidades sufridas por las víctimas le pasaron factura.

Tres meses después de que Juan Ignacio Blanco escribiera el libro titulado “¿Qué pasó en Alcácer?”, en 1998, un juez ordenó retirarlo del mercado al considerar que vulneraba el derecho al honor de Desirée, una de las niñas, y su madre, la Secretaría General de Asuntos Sociales denegó la inscripción de la Fundación Niñas de Alcàsser. La orden judicial de retirada del libro de los puntos de venta tardó un tiempo en cumplirse del todo. El texto contenía fotos e imágenes escabrosas de las tres niñas.

El libro se puede conseguir hoy en formato pdf en Internet, con algunas imágenes ya retiradas en el mismo, y el libro de papel sigue circulando por toda España.

Demandado por sus declaraciones en televisión

Toda esa pelea gastó a Fernando García, pero también las dos demandas a las que tuvo que hacer frente, una por los nombres dados en la televisión y otra de la Audiencia Provincial de Valencia que juzgaba el caso Alcàsser.

A pesar de todo, Fernando García se retiró de los focos mediáticos en 2002, logró rehacer su vida, se volvió a casar y en 2003 nació su cuarta hija, Lucía, que ahora tiene 16 años. También cobró una indemnización del Estado, de 300.000 euros, gracias a una sentencia de la Audiencia Nacional, que aseguraba la responsabilidad civil del Estado, al encontrarse Antonio Anglés huido de la Justicia cuando cometió los asesinatos. Los hermanos de Miriam, Fernando y Martín, también recibieron la misma cantidad como indemnización al ser los herederos legales de su madre, Matilde, ya fallecida.

Fernando García en una imagen del documental de Netflix.

Tras el documental de Netflix de este año y el resurgir del caso ha provocado que de nuevo el psicólogo municipal de Alcàsser, a punto de jubilarse, haya ofrecido su ayuda a las mismas familias que atendió hace 26 años. 

Para añadir mas leña al fuego hace unas semanas una pareja de Gandía, Valencia, que hacía turismo por la zona, se encontró unos pequeños huesos en la misma fosa donde fueron enterradas las niñas, que están siendo analizados, y poco después moría Juan Ignacio Blanco, víctima también de una larga enfermedad.

Fernando García pudo hacer frente a todo aquello, gracias a que disponía de una posición económica buena en 1993, pero se granjeó muchas enemistades en el camino por su terquedad en defender las teorías de la conspiración.

A García se le echó en cara por ejemplo que cuando se descubriesen los cadáveres él estuviese en Londres, en compañía en Luisa Gómez (hermana de Toñi), dando publicidad a la búsqueda. El padre que más había buscado a las niñas, hasta el extremo de que la Guardia Civil le obligó a irse a casa después de cuatro días sin comer, no estaba en el país cuando aparecieron.

Su relación con Juan Ignacio Blanco, que acabaría rota tras diferencioas económicas, tampoco le hizo ningún favor. Ni siquiera el documental de Netflix sirvió para volver a unirlos y lograr que La Romana, donde aparecieron los cadáveres se haya convertido en un lugar de peregrinaje turístico.

 

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