Nuevas exhumaciones del Gobierno de Sánchez: De Primo de Rivera a Moscardó
El motivo es que el monumental dejará de ser un santuario católico para convertirse en un lugar de enterramiento civil.
El pasado mes de octubre la familia del general José Antonio Primo de Rivera pidió exhumar los restos del falangista que reposan en el Valle de los Caídos. El motivo de sacar sus restos del conjunto monumental es que éste, precisamente, dejará de ser un santuario católico para convertirse en un lugar de enterramiento civil. Los restos de José Antonio Primo de Rivera estaban enterrados cerca de la tumba que albergó los de Francisco Franco hasta 2019.
“El proceso de exhumación debe permanecer y permanecerá dentro de la estricta intimidad familiar, sin que pueda convertirse en una exhibición pública propensa a confrontaciones de ninguna clase entre españoles”, reza el comunicado emitido por la familia del general. Además, han apuntado que la familia se considera “obligada” a cumplir “la voluntad” de Primo de Rivera y “llevar a cabo la exhumación y correspondiente inhumación de sus restos mortales en un cementerio sagrado de acuerdo con el rito católico” y, aunque no se especifica el camposanto donde será enterrado, éste ya está decidido.
Víctima de la Guerra Civil
El tribunal popular de la II República dictó sentencia. El fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, había sido condenado a muerte. Sus últimos días los pasó en la prisión de Alicante entre coñac, morfina y cocaína. La muerte ser acercaba y las crisis de nervios eran cada vez más habituales. El 20 de noviembre de 1936, en el patio número cinco de la enfermería de la prisión de Alicante, el general se fue acercando al paredón bajo los efectos de la morfina. Sus últimas palabras fueron “Arriba España”. Franco ocultó la fecha oficial de la defunción del fundador de la Falange hasta el 18 de julio de 1938, aunque él había conocido la noticia el mismo día de la muerte.
El político falangista fue enterrado en una fosa común de la prisión de Alicante y de ahí fue trasladado al nicho número 515 del cementero de Nuestra Señora de los Remedios en la provincia valenciana. Tras el final del conflicto bélico sus restos fueron trasladados al Real Monasterio de El Escorial y su ataúd, cubierto de terciopelo negro, fue portado por falangistas durante diez días, hasta el 30 de noviembre de 1939, cuando su féretro entró al Monasterio recibido por el caudillo.
En primera instancia fue enterrado a los pies del altar mayor de la Basílica aunque para muchos monárquicos el hecho de que Franco accediera a que el líder falangista fuera enterrado en el panteón de los reyes de España se consideró una ofensa y además de los fanáticos de la institución, muchos falangistas increparon al caudillo durante los diversos funerales del abogado falangista.
Finalmente, en marzo de 1959 los restos de Primo de Rivera volvían a ser exhumados para trasladarlos al Valle de los Caídos. Aunque la intención era realizar una ceremonia íntima finalmente acabó en un acto solemne. De nuevo, es el Gobierno de España quien está ultimando los detalles para el nuevo traslado de los restos del líder de la Falange.
Ante la decisión de los allegados, fuentes del Ejecutivo señalan que el Gobierno “agradece la predisposición” de la familia “para proceder a la exhumación y cumplir con la Ley de Memoria Democrática”. “La ley establece que antes de la exhumación se debe contactar con la familia y proceder de acuerdo a los cauces oportunos para llevarla a cabo, pudiendo inhumarse en la cripta de Cuelgamuros, si así lo quisieran, ya que José Antonio Primo de Rivera es una víctima de la Guerra Civil”, indican la mismas fuentes, que sostienen que el Gobierno “trabaja para que las más de 100 familias que han pedido encontrar los cuerpos de sus familiares en el renombrado a partir de ahora como Valle de Cuelgamuros, puedan darles la sepultura que desean”.
Milans del Bosch y Moscardó, las nuevas exhumaciones
Además de Primo de Rivera, desde el Ejecutivo también están preparando las exhumaciones del teniente coronel Jaime Milans del Bosch y del general José Moscardó, que se encuentran en el Real Alcázar de Toledo. La ministra de defensa Margarita Robles sostiene que “los trámites no son automáticos”. Los restos de ambos militares se encuentran en un espacio cerrado al público y solo se pueden visitar con autorización previa.
Además de ellos, en la cripta también descansan los restos de otros militares que participaron en el asedio del Alcázar en 1936. El general José Moscardó eligió la cripta del Real Alcázar de Toledo como lugar de reposo de sus restos y fue enterrado el 12 de abril de 1956. Por otra parte, el teniente Milans del Bosch fue enterrado en el Real Alcázar por expreso deseo a finales de la década de los noventa.
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