20 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Los preliminares de la redacción de la Constitución Española y las conversaciones previas para intentar pactar la Ley de Reforma Política

Torcuato Fernández Miranda: Único cerebro de la reforma política de la Transición

Torcuato Fernández Miranda.
Torcuato Fernández Miranda.
El periodista Julio Merino, miembro de la Real Academia de Córdoba, nos cuenta en esta crónica el papel fundamental de Torcuato Fernández Miranda, presidente de las Cortes Españolas, en la reforma política previa a la redacción de nuestra Constitución.

Y llegó la hora de la verdad. El pleno de las Cortes para debatir, aprobar o rechazar el proyecto de Ley para la Reforma se inició exactamente a las 5 de la tarde (¿homenaje a Lorca?) del 16 de noviembre de 1976 y duró hasta las 21,30 de la noche del día 18, o sea, horas antes de que se cumpliese el primer aniversario de la muerte del Caudillo (con lo cual se cumplía el vaticinio de un gran conocedor de las candilejas del viejo Régimen: "El día que muera Franco ESTO no dura ni un año").

Al encenderse las luces en el escenario estaban: Torcuato Fernández Miranda, como Presidente de las Cortes y del Consejo del Reino, ex-Ministro Secretario General del Movimiento y ex-Vicepresidente del Gobierno con Franco. Adolfo Suárez González, Presidente del Gobierno y ex-Vicesecretario y Ministro Secretario General del Movimiento con Franco. Miguel Primo de Rivera, como miembro de la Ponencia y presentador del Proyecto, sobrino de José Antonio Primo de Rivera (fusilado por los "rojos" en 1936), niño mimado de Franco y compañero de estudios de Juan Carlos, el Rey de España. Fernando Suárez, Ponente Defensor, ex-Ministro de Trabajo con Arias y Franco... más Belén Landaburu, Ponente y única mujer presente, abogada de la Federación de Amas de Casa, secretaria del Consejo Nacional, senadora de designación Real y miembro destacado de la Sección Femenina. Noel Zapico, Ponente, sindicalista destacado y gran defensor de los Sindicatos Verticales de Franco, y Lorenzo Olarte, Ponente, Presidente del Gobierno de Canarias, diputado franquista y asesor de Adolfo Suárez.

O sea, un "equipo" imposible de ser acusados de antifranquistas o traidores por los radicales del "bunker"... y esa fue otra de las trampas saduceas de "Don Torcuato". Él sabía mejor que nadie cómo "convencerlos"...  

Suárez en su escaño de las Cortes, como presidente del Gobierno.

Pero, vayamos a los debates. A los mil y un discursos que hubo aquellos tres días históricos y que por su extensión resumimos en tres bloques: el del NO, el del SÍ PERO NO y el del SÍ.

Los argumentos del NO fueron: "Tres posibilidades se abren al desarrollo político de España: Una evolución basada en la autenticidad perfeccionadora del sistema. La reforma política, con el propósito de introducir en la Constitución elementos nuevos, pero sin apartarse de los Principios fundamentales... y la Ruptura como repulsa al contenido ideológico del Régimen nacido el 18 de julio y perfeccionado por Franco y los españoles. A la luz de estas ideas el proyecto de Ley que aquí se debate significa la Ruptura formal, frontal y absoluta. "Todo parecía estar atado y bien atado -dijo un procurador-. Atado con un nudo insalvable para los de fuera., pero no estaba ni podía estarlo, para los de casa, para los de dentro, para los de los juramentos y los compromisos, y estos, simplemente, impunemente, han desatado el nudo".

Los argumentos de los del SÍ, PERO NO pudieron sintetizarse en estas palabras de Don Cruz Martínez Esteruelas, que en ese momento representaba a la AP que estaba poniendo en marcha Don Manuel Fraga y que era el grupo más numeroso de la Cámara:

"El patriotismo no es monopolio de actitud alguna. Ni antipatriota es aceptar el Proyecto ni antipatriótico es oponerse a él...Cuantas voces represento creen necesaria la Reforma, postulan la Reforma, estiman que es tiempo de reforma, conocen la necesidad de la generalización del sufragio y del pluralismo, consideran que es precisa la integración y la articulación de nuevas fuerzas en el sistema político, están, en sustancia, con la Reforma aquí propuesta y lo hacen sin los condicionamientos con que otros sectores políticos pretenden desde fuera de aquí coaccionar este momento político... Pero defendemos frente al sistema proporcional el sistema mayoritario, puesto que con el sistema mayoritario se hace política de Estado y de Gobierno, mientras que con la representación proporcional se hace política de Partido".

Y los argumentos de los del SÍ quedaron bien claros con los discursos del Ponente Defensor del proyecto, Don Fernando Suárez, del que recogemos estas palabras que puntualizan que la Ley de Principios es una Ley Fundamental más y por tanto puede derogarse como las demás (el enfrentamiento dialéctico y jurídico con Blas Piñar quedó para la Historia Constitucional):

"Aun a riesgo de cansar a los señores procuradores, tengo necesariamente que entrar en la pormenorizada demostración de que la Ley de Principios del Movimiento Nacional tiene en nuestro ordenamiento el mismo rango que las demás Leyes Fundamentales y puede, consecuentemente, ser modificada e incluso derogada, por el mismo procedimiento que se establece para las demás. En primer lugar, es la misma Ley la que se autocalifica como fundamental, y si estas Leyes Fundamentales pueden ser derogadas o modificadas es evidente que al calificar la Ley de Principios como Ley Fundamental se la está definiendo como Ley modificable. En segundo término, que la pretensión de que la Ley de Principios sea de rango superior a las restantes no está consignada en precepto alguno de nuestro ordenamiento, siendo, por el contrario reiteradísima la asimilación a ellas... y en tercer lugar, para consagrar debidamente el rango de superley  fundamental a favor de la Ley de Principios hubiera sido preciso configurar el recurso de contrafuero...”

Girón de Velasco durante su etapa de ministro de Franco.

Y al cabo de aquella olimpiada de palabras, en contra y a favor, se aprobó la Ley para la Reforma Política con 425 votos a favor, 59 en contra y 13 abstenciones.

¡Ay!, pero lo que la Historia no supo fue lo que en el máximo secreto tuvo que hacer "El Cerebro" Fernández Miranda durante esas noches para "aguar" el "Bunker" y que la votación fuera la que fue. Dos, al menos, de las gestiones "saduceas" que mantuvo el viejo zorro venido de las montañas y los valles del Caudillo astur Don Pelayo fueron: las entrevistas que mantuvo con Cruz Martínez Esteruelas y Girón de Velasco.

Con el primero se reunió la noche del 16, al finalizar la sesión de la tarde, en la cafetería del Hotel Nacional y por lo que me contó mucho después "Don Torcuato" la conversación fue así más o menos: 

- Cruz ¿cómo lo ves?

- No lo sé, Torcuato, no lo sé. Hay mucha tensión...

- ...Y muchos intereses ¿verdad?

- Sí, también.

- Pues, ya sabes a donde vamos si no se aprueba la Reforma. Por Dios, Cruz, otra Guerra Civil, no.

- Sí, Torcuato, otra Guerra Civil ni pensarlo, pero olvidar aquella y devolverles a los vencidos la Victoria tampoco.

- Cruz, es que no se trata de eso. Se trata de convivir, también ellos son españoles... La Ley que proponemos puede ser no perder la PAZ que tenemos...

-… Y que nos dio Franco.

- Sí, sí...y que nos dio Franco, pero Franco ya no está.

- Mira, Torcuato, nosotros, y el primero Fraga, sabemos que la Ley tal como la has planteado (y ya ves que hablo en singular) tiene que salir adelante, porque es la única solución, pero no podemos aceptar el sistema proporcional que proponéis para las elecciones. Eso sería un desgobierno total... y ya sabemos adónde conducen los desgobiernos en España.

- Bueno, eso se puede arreglar (y se arregló, porque al final no se aprobó el sistema mayoritario que proponía AP, pero sí un sistema proporcional corregido y eso le dio más de 200 votos al Proyecto).

- La segunda se celebró en la calle Moreto, 8 de Madrid y como ya publiqué unas notas en uno de mis libros sobre lo que allí se habló me limito a reproducirlas:

"Esta tarde he sido testigo de una Reunión que puede ser histórica. Se ha celebrado en la calle Moreto, nº 8 de Madrid, justo detrás del Museo del Prado. Allí, en la primera planta, había tenido su Redacción el semanario "Servicio", siendo Antonio Izquierdo Director y yo Redactor-Jefe, Sobre las 8 se presentaron de incógnito, primero José Antonio Girón de Velasco y Dionisio Martín Sanz, (líderes político y sindical del franquismo) y luego Torcuato Fernández Miranda y Adolfo Suárez, Presidente de las Cortes y del Consejo del Reino, uno, y Presidente del Gobierno el otro. Tras los saludos de rigor nos salimos Izquierdo, la Secretaria y yo y se quedaron en el Despacho de Dirección los cuatro solos, pero como la separación era de cristal y madera pudimos seguir la conversación casi al pie de la letra. Además, la secretaria, María Dolores, era una buena taquígrafa y lo recogió todo.

Torcuato habla a Girón

Habló primero Torcuato y a su estilo seco dijo dirigiéndose a Girón:

-José Antonio, he querido verte porque creo que ahora más que nunca España te necesita. Sé que no estás de acuerdo con lo que estamos haciendo y yo hasta lo entiendo, pero estarás de acuerdo conmigo en que muerto Franco, y ahora hace justo un año, no podía, no puede, seguir todo igual. España ha cambiado y los españoles de hoy, que muchos, muchísimos, han nacido después de la Guerra, ya sólo quieren que también nosotros olvidemos "aquello". Piensa, además, que muchos españoles en los últimos años han salido al extranjero y que han visto, por tanto, otros sistemas de gobernarse, y han visto la libertad de expresión, la libertad de manifestación, la libertad de opinión, la libertad sindical, la libertad cultural que hay, por ejemplo, en Francia, Alemania, Inglaterra, Italia, Holanda, Bélgica, los Países Nórdicos y también los Estados Unidos y reclaman algo parecido. Pues eso es lo que pretendemos hacer, naturalmente, sin olvidar de dónde venimos. ¿Cómo podemos olvidar, nosotros que la vivimos, la tragedia del 36? Por eso, creo que tu apoyo es fundamental, pues a nadie se nos oculta que sigues siendo el más influyente del Régimen pasado.

Adolfo Suárez y Torcuato Fernández Miranda.

- Mira, Torcuato, con la sinceridad que tú has hablado, y a corazón abierto, te voy a hablar yo, partiendo de que en muchas cosas de las que acabas de decir estoy de acuerdo. Sé que hay que reformar, aunque yo diría mejor adaptar, algunas de las cosas que hicimos e incluso anular otras. Pero si llegar a donde hemos llegado nos ha costado lo que tú sabes, tan bien como yo, no vamos a permitir que de la noche a la mañana se borre todo de un plumazo. Torcuato, y te lo digo como yo digo las cosas, vuestra Ley para la Reforma es darles España a los que ya están reclamando la "Ruptura" con el pasado y volver al 39. ¿O es que no te has dado cuenta que lo que quieren es transformar aquella derrota en victoria, una venganza en toda regla? Te aseguro, y sería una pena que os equivocaseis, que a esos señores a los que se les llena la boca con el Sistema de Libertades y la Democracia les regalaseis la España que, gracias al Generalísimo, vive en paz y es ya la novena potencia del mundo, a los primeros que borrarían del mapa sería a los que no piensen como ellos. Yo no estoy dispuesto a regalar nada, como a nosotros no nos regalaron nada. Si quieren transformar la derrota en victoria que luchen por ella...

-Perdona, José Antonio, que te interrumpa... O sea, que volvamos otra vez a las trincheras, a Toledo, al Ebro, a Teruel, a Asturias, a Badajoz, y nos volvemos a matar. ¿Eso es lo que tú quieres?

-Mira, Torcuato, ¿cómo voy yo a querer otra guerra, sabiendo como lo sé, y tú también, lo que fue aquella? Pero no les pongáis en las manos la "Ruptura".

- Pues no, por eso mismo hemos llegado hasta aquí. Porque frente a la "Ruptura" nosotros defendemos la Reforma. Una Reforma que, sin apartarse un ápice de la Ley, les de salida a esos miles o millones de jóvenes españoles que ya quieren una nueva España.

-¿Una nueva España, a la que vuelvan la Pasionaria, Carrillo y los Alberti? ¡Yo no estoy dispuesto a sentarme en los mismos asientos que se sienten los comunistas... Ahora bien, como tampoco estoy dispuesto a promover otra guerra, sólo te puedo decir una cosa, no cuentes con mi voto, pero tampoco con mi oposición. Si las Cortes franquistas quieren hacerse el "Harakiri" que se lo hagan. Pero, yo quiero morirme de acuerdo con mi conciencia.

En ese momento intervino Suárez y dijo:

- José Antonio, permíteme que te diga algo serio, porque creo que estás equivocado... sí, habrá Partidos Políticos, pero donde yo esté no habrá comunismo, y por tanto no habrá PCE. Hasta ahí no se llegará...¡estate seguro!

Votación de la Ley

Y al final pasó lo que pasó. El resultado fue el que fue: 425 votos a favor; 59 en contra y 13 abstenciones.

Claro que por indicación de "Don Torcuato" defendieron la Ley para la Reforma Adolfo Suárez, un Ministro Secretario General del Movimiento; Miguel Primo de Rivera, un sobrino de José Antonio, el fundador de Falange, y Fernando Suárez, un Ministro de Franco.

Bien, pues por hoy es suficiente. Nos quedan pendientes el Referéndum y las Elecciones del “15-J”. Espero que haya quedado claro que la Transición pudo ser gracias a Torcuato Fernández Miranda, ya que el Rey depositó en él toda su confianza al pedirle que le transformara “la Monarquía de Franco en una Monarquía como las Europeas”…y Suárez fue el escudero que realizaba las funciones que se le encomendaban.

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