20 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El recluso J.A.R.F. se ha contactado con elcierredigital.com para contar la realidad que se vive en el Centro Penitenciario Madrid V a causa del COVID

Carta de un preso de Soto del Real: "Hasta abril no tomaron ninguna medida de precaución"

Prisión de Soto del Real (Madrid).
Prisión de Soto del Real (Madrid).
Las cárceles de España, en especial la de Soto del Real son testigos del desarrollo de un clima de tensión debido a las medidas de confinamiento. Las actividades que permiten que la cárcel funcione de manera correcta como las tareas a cargo de los reclusos de trabajo han sido canceladas. Según los presos, la directiva no tomó acciones pertinentes en su momento y ahora tienen miedo. Un interno de Soto ha escrito a elcierredigital contando su experiencia estos días en prisión.

"El inicio y origen de los contagios (en prisión) fue porque no se tomaron medidas adecuadas ni aún estando el país en Estado de Alarma (...)". Así escribe J. A. R. F., preso en el centro penitenciario de Soto del Real, Madrid V y añade que "no se tomaron medidas de precaución ninguna".

Este interno se queja de que la dirección del centro "acudía a los módulos, primero decía: No hay contagios, aunque sabíamos de sobra que había varios, ya que ellos mismos nos los hacían llegar mediante correo ordinario, notas, amigos, etc...que si iban a realizar las juntas, a los días ya que sí existían positivos y que no se iban a realizar las Juntas, hasta que todo pase (...)".

El preso afirma más tarde que "por ello hay más casos positivos de los que se ha informado ya que, desde las ventanas de Enfermería nos lo dicen como por las vías mencionadas, correo, etc... Algunos llevan más de 30 días, ya que dieron positivo, luego negativo y esperan el segundo negativo pero son muchos y eso que no han hecho test a nadie con lo cual los asintomáticos siguen contagiando. Los que estamos confinados tenemos 3 metros cuadrados, no un piso, y llevamos desde febrero sin vis a vis (...)".

 

Carta de un preso.

Es cierto que la crisis del coronavirus ha confinado prácticamente a toda la población mundial en sus hogares, a pesar de las preocupaciones y resquemores que esto pueda causar, se trata de una medida para frenar los contagios y ayudar al personal sanitario a luchar contra el virus. Sin embargo, el confinamiento para algunos no es una garantía de seguridad puesto que en las cárceles españolas crea tensión extra.

Estas medidas son especialmente duras para la población reclusa española, ya que además se ven privados de visitas del exterior y de ver a sus familiares.

Reclusos enfermos

El 20 de marzo elcierredigital.com empezó a informar sobre la situación inicial sufrida por los presos en España. En ese momento la situación parecía no ser crítica, se reconocían tres casos positivos, dos en el Centro Penitenciario de Álava y uno en el de Estremera. Sin embargo, la situación particular de uno de los centros penitenciarios se empezaba a desmarcar del resto. En Madrid V (Soto del Real) los presos pedían el aislamiento debido a que se encontraban convencidos de que uno de los reclusos era un caso positivo en Covid-19. Este hecho empezó a gestar un ambiente de malestar y tensión que disparó los rumores acerca de un motín.

Uno de los módulos de Soto del Real

El módulo 12 de la prisión de Soto del Real era uno de los espacios donde el miedo empezaba a gestarse con mayor intensidad, al ser este el módulo de máximo respeto, donde se encuentran reclusos de avanzada edad, especialmente vulnerables al coronavirus.

A principios de abril las preocupaciones probaron no ser infundadas, ya que, según Instituciones Penitenciarias, había siete casos de coronavirus en toda España entre reclusos. De esos siete, dos pertenecían a Soto del Real y, efectivamente, uno de ellos era del módulo 12 de la prisión. Esos dos afectados continúan ingresados, según Instituciones Penitenciarias, en el Hospital Gregorio Marañón. Pero actualmente la enfermería de Soto del Real se encuentra colapsada y los casos han aumentado exponencialmente. Dentro de esta prisión podría haber alrededor de 20 casos positivos en coronavirus según lo propios internos.

A raíz de estos casos, Madrid V decidió adoptar las medidas estrictas del distanciamiento social en la medida que fuese posible en un espacio como una prisión. En el módulo 12 la comida se deposita en la puerta para que sea recogida por los reclusos y evitar el contacto entre los funcionarios y los presos.

El Hospital Gregorio Marañon es donde son atendidos los reclusos de Soto del Real

Ahora, la situación ha empeorado exponencialmente en Soto del Real y el clima favorece a la posible evolución de la desesperación. Se ha optado por aislar un mayor número de módulos, cinco en total, los correspondientes a los números 3,9,10,11 y 12. El aislamiento de estos módulos supone un problema de grandes proporciones ya que se trata de las estancias donde residen los presos de respeto, entre ellos personas mayores, y los presos que desempeñan los trabajos dentro de la prisión tales como cocina, lavandería, limpieza, entre otros.

El hecho de que estos reclusos se encuentren aislados significa que todas estas tareas han sido paralizadas y con ello el economato de la prisión. La situación ha sido tan precaria, que las reclusas del módulo 13, exclusivo para mujeres, han sido designadas para desempeñar las tareas de cocina para los módulos masculinos mientras estos se mantienen en cuarentena.

No solo las tareas han sido suspendidas mientras los reclusos dedicados al trabajo se encuentran aislados. Todas las actividades de la prisión han sido canceladas o adaptadas para realizarse por turnos y en un tiempo reducido. Cualquier tipo de actividad deportiva ha quedado prohibida, cosa que constituía un desahogo importante para los reclusos y ha contribuido al clima de malestar. De la misma manera se ha llevado a cabo una reducción en el tiempo para salir al patio que actualmente es de tres horas y se realiza por grupos.

El aislamiento ha sido estricto y ha afectado incluso a las costumbres religiosas puesto que la capilla de la prisión no se encuentra activa. De la misma manera, los reclusos adeptos al islam encuentran grandes dificultades para las prácticas como el Ramadán debido a los turnos impuestos que alteran inevitablemente su horario.

Las familias denuncian que el trato con los reclusos es muy restrictivo y que no han podido siquiera hacerles llegar guantes o mascarillas para protegerse del contagio. La comunicación cara a cara también se ha cortado tajantemente y solo se permite hacer videollamadas a los reclusos con familiares convalecientes, el resto de reclusos se han visto privados de este beneficio. No obstante, las llamadas comunes se han aumentado de cinco por semana a diez y la duración de estas de cinco minutos a ocho. 

Incidentes en otras prisiones

Soto del Real no es la única prisión donde se están dando manifestaciones del descontento por parte de los reclusos. A mediados de marzo, la sección sindical en el Centro Penitenciario de Tahiche de ACAIP (Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias) comunicó que se había producido un conato de motín en el módulo 3 de esta prisión ubicada en Lanzarote.

Dos internos agredieron a un tercero y debido a ello fueron separados por los funcionarios de servicio en el módulo y cuando iban a ser trasladados al módulo de aislamiento, uno de ellos se negó y comenzó a amenazar a los trabajadores mediante cabezazos a todos aquellos que se acercasen.

Prisión de Tahiche en Lanzarote.

Varios internos del módulo rodearon a los funcionarios increpándoles y amenazándoles con golpearlos si no dejan tranquilo al interno agresor, así como empujando a algunos de ellos. La situación estuvo a punto de salirse de control y solamente la buena actuación de los trabajadores penitenciarios evitó que la situación fuese mucho más grave. Finalmente fueron cinco los internos que tuvieron que ser trasladados al módulo de aislamiento para calmar la situación.

Otras fuentes penitenciarias indicaron a elcierredigital.com, que también se han producido conatos de intentos de motines en las cárceles de Fontcalent (Alicante), Albolote (Granada) y Castellón, además del señalado en la prisión de Lanzarote.

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