Las razones de la extraña desaparición del “Rey del Cachopo”: sus continuas deudas, sus conexiones con el narcotráfico y las relaciones con peligrosos prestamistas

La exclusiva de El Cierre Digital sobre la desaparición de César Román Viruete, el empresario de hostelería madrileño conocido como “El rey del Cachopo” ha tenido una amplia repercusión con informaciones ampliadas en medios como El Español, El País y otros regionales asturianos como El Comercio de Gijón, La Nueva España y La Voz de Asturias.

En todas las informaciones coinciden con lo adelantado por este medio, una vida al límite que le ha llevado desde la expulsión de institutos, partidos políticos a dejar un reguero de deudas y enemigos por todos los lugares por donde dejó su impronta. Siempre en la cuerda floja hasta que esta se ha roto. Esto es lo que ha ocurrido y es la principal hipótesis de trabajo de las Fuerzas de Seguridad, la fuga voluntaria a algún país de Hispanoamérica. Una serie de acontecimientos habrían precipitado su huida acelerada de tal forma que incluso dejó de contactar con su hija, con la que tenía una gran relación, bruscamente.

Los medios dejaron de creer en sus mentiras

César Román, que había fundado su propio periódico, “El Aguijón”, y que incluso presumía de haber trabajado de periodista en Diario 16 sabía muy bien del poder de los medios y lo que podía influir una buena campaña para relanzar su negocio, pero tampoco le importaba utilizar atajos. Él no sabía mucho de hostelería, emprendió en este negocio de su ex pareja, Nati, con la creó “A Cañada”, su primera sidrería en Lavapiés que se hizo famosa hace algo más de un año por aparecer en el programa “Pesadilla en la Cocina”, en La Sexta. Pero si sabía simular o aparentar y decidió hacerlo con su negocio de hostelería.

César Román cuando militaba en el CDS. (Alerta Digital)

Tras su separación creó su primera sidrería. Ya no podía llamarse “A Cañada” y por eso la bautizó “A Cañada Delic”. Eligió un lugar complicado para su apuesta, la pequeña calle Alonso del Barco en Madrid, muy cerca de la Glorieta de Embajadores en Madrid y lugar donde salían las “cundas”, los taxis de la droga que llevan a los drogadictos a los centros de distribución de estupefacientes de la Cañada Real o a Valdemingómez. Por ello, el local era barato, pero poco atractivo. A pesar de eso, César Román obró el primer milagro, “limpiar la calle”. Muchos afirman que gracias a la ayuda de gente poco recomendable, relacionada con el propio mundo de la droga.

César Román cuando presumía de premio y su negocio estaba en plena expansión

Pero, quedaba el segundo milagro: ganar dinero. Para ello, se centró en un plato no muy conocido en Madrid y muy típico de la gastronomía asturiana, el cachopo. Pero había que hacer algo que llamara la atención y, para eso inventó un premio, que él solo participó y claro, ganó. Con una perfecta campaña de Marketing fueron muchos los medios que se hicieron eco y su restaurante empezó a abarrotarse. Los fines de semana, de viernes a domingo, facturaba en un lugar de escasas dimensiones más de 15.000 euros. Todo marchaba, abrió otros 5 locales, precocinaba cientos de cachopos toda la semana y comenzó el proceso de franquiciar el negocio.

Pero la caída también fue rápida. El cocinero que se había enfrentado incluso a Ferrán Adriá en defensa del cachopo fue denunciado por haberse inventado el premio con un vídeo más que desvelador realizado por Sin Filtros en el que se mostraba como su fama parte de un premio falso:

La incógnita del torso quemado en Usera

El imperio del cachopo empezó a desmoronarse y César Román volvió a una vieja costumbre, retrasos en los pagos, deudas con la Seguridad Social y pedir dinero prestado. Personas cercanas a César Román afirman que no solo las deudas eran enormes, también que empezó a relacionarse con prestamistas e incluso con personas relacionadas con el tráfico de estupefacientes y, aunque dudan que participara directamente en estas actividades, si es posible que recibiera dinero prestado de negocios ilícitos o incluso participara en blanqueo de capitales.

Local alquilado por César Román donde se encontró un torso quemado de mujer en el barrio madrileño de Usera

Todo se precipitó en el comienzo del verano. Muchos de sus locales amanecían con pintadas amenazadoras y, tal y como ha informado La Nueva España incluso César Román recibió una paliza. El 30 de julio tuvo el último contacto con su hija, tampoco volvió a abrir su local principal, otros ya habían cerrado asfixiados por las deudas, pero su teléfono estuvo abierto para algunos de sus conocidos durante los siguientes días, al menos hasta el 13 de agosto. Esa mañana se encontraba el torso quemado de una mujer dentro de una maleta en un local en Usera que utilizaba Román como almacén y donde quería construir el “Palacio del Cachopo”, un lugar donde crear e idear sus productos que publicitaría en su cadena de restaurantes.

¿Llamada de atención de un cártel de la droga o maniobra de distracción? Lo cierto es que es después de esta fecha cuando cierra todas las comunicaciones y su teléfono deja de funcionar, lo que llevó a especular que el torso fuera de su pareja actual, una hondureña que residía en una localidad del sur de Madrid, algo que se ha descartado. Pero si parece que aceleró su huida, según fuentes de la investigación a un país de Hispanoamérica y los motivos que se especulan para esta fuga voluntaria son tres: las enormes deudas acumuladas, que debiera una enorme cantidad de dinero a un prestamista o su posible relación con alguna organización dedicada al tráfico de drogas o blanqueo de capitales. Todas las hipótesis están abiertas.