24 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El narco burló a las autoridades colombianas y trasladó a miles de animales a la Hacienda Nápoles, su centro de operaciones en el entorno de Medellín

El exótico “zoo” de Pablo Escobar: Un desafío en el epicentro mundial del narcotráfico

Pablo Escobar subido a un elefante.
Pablo Escobar subido a un elefante.
Pablo Escobar levantó un espectacular zoológico en su Hacienda Nápoles con casi 2.000 especies de animales llegadas de Estados Unidos. Con esta empresa pretendía desafiar, una vez más, el poder del gobierno colombiano. Años después de su muerte, otros reputados capos del narcotráfico han seguido el camino de “El Patrón”, construyendo recintos similares.

Pablo Emilio Escobar Gaviria marcó un antes y un después en el mundo del crimen y, en particular, en el del narcotráfico. Su inmensa fortuna le permitió hacer incursiones en muchos sectores. Cada faceta de Escobar genera una enorme curiosidad y a medida que pasan los años desde su fallecimiento en 1993 trascienden más y más detalles sobre su asombrosa vida. Y es que “El patrón”, como le conocían sus seguidores, fue mucho más que el líder del temido cártel de Medellín.

Muy conocido es su periplo como político, en el que patrocinó numerosas obras sociales para ganarse el favor de la población más desfavorecida, con la que él decía sentirse muy identificado. También fue un poderoso empresario, expandiendo sus negocios más allá del tráfico ilegal de cocaína hasta sectores tan dispares como el fútbol, un deporte que seguía con fervor. Su pasión por el balompié era tal que llegaría a ser dueño de varios clubes colombianos, como ya analizó elcierredigital.com.

Sin embargo, en esta ocasión nos centraremos en una afición no tan conocida en la trayectoria de “Don Pablo”: los animales. Escobar sentía una genuina atracción hacia la fauna mundial desde su más tierna infancia. Una vez adulto, y avalado por sus éxitos en el negocio del narcotráfico, estaba en disposición de financiar su nuevo proyecto. Su deseo aumentó con sus visitas al parque que sus socios, los hermanos Ochoa, habían construido en Repelón (Colombia), una instalación que albergaba varias especies animales provenientes de todo el globo.

Escobar se interesó por su gestión y aprendió de sus camaradas todo lo necesario para la conservación de los animales. El hijo de “El Patrón”, Juan Pablo, revelaría décadas después de la muerte de Pablo que este se documentó a fondo. Especies compatibles con el clima de la zona, hábitat a construir, recursos económicos destinados a la alimentación de los animales… Escobar tenía entre ceja y ceja la construcción de su propio zoológico privado y, ni corto ni perezoso, pretendía ubicarlo nada más y nada menos que en el epicentro de su imperio criminal, la Hacienda Nápoles.

De Texas a Puerto Triunfo

Escobar contó al periodista colombiano Germán Castro Caycedo los inicios de esta nueva empresa. El capo del narcotráfico mandó a sus hombres traer los animales de contrabando a Puerto Triunfo para construir lo que él llamaba “mi arca de Noé”. El proceso no fue sencillo. Pablo desembolsó dos millones de dólares por los animales a un malogrado zoológico de Dallas, el Wildlife Park.

Hoy, la Hacienda Nápoles es un parque temático.

Una vez en Colombia, las autoridades del país pusieron trabas a los hombres de Escobar para el traslado de las bestias a la Hacienda Nápoles y exigieron su desplazamiento inmediato al zoológico de Medellín. “El Patrón” ordenó a sus secuaces que dividieran su flota de camiones de transporte en dos. La primera mitad llevaría a los animales a su Hacienda y la segunda se dirigiría a Medellín.

Eso sí, el contenido de estos últimos vehículos no serían precisamente las especies exóticas que Pablo había adquirido, sino lo que el capo del narcotráfico denominó jocosamente “mercancía nacional”, o lo que es lo mismo, animales de granja que había comprado previamente. Así fue como Escobar levantó un inmenso zoológico en medio de su Hacienda con casi 2.000 especies animales.

¿Capricho o recado al gobierno colombiano?

Pese a que su edificación pueda parecer un asunto meramente banal o, peor aún, un antojo aleatorio, lo cierto es su zoológico tenía un simbolismo mucho más complejo de lo que pueda parecer a simple vista. Escobar, en plena guerra con el ejecutivo colombiano, mostraba con acciones como esta todo su poderío.

Escobar reunió en su Hacienda a miles de animales. 

El zoológico de Medellín, como muchos de los recintos de este tipo, son símbolos nacionales, emblemas con los que todo un pueblo se siente identificado. En este sentido, Pablo ofrecía a sus conciudadanos una alternativa a la hegemonía de la autoridad vigente. Las instalaciones donde albergaba a sus animales no eran sino otro signo más de desafío con las que pretendía situarse al mismo nivel que el estado. Asimismo, para potenciar esta idea, pasado un tiempo permitió la visita gratuita al recinto y se encargó de difundir vídeos e imágenes que probaban la magnitud de su zoológico.

Por ello, cuando Escobar se vio forzado a huir de su guarida y las autoridades incautaron su Hacienda, los animales fueron reubicados en diversos enclaves especializados en Colombia, restituyendo de alguna forma el “orgullo” patrio.

El primero de muchos

Escobar inició una tendencia que otros narcotraficantes continuaron tras su muerte, pues la capacidad de gestionar un negocio de tanto gasto como un zoológico mejora el estatus de los narcos a los ojos de los demás. En la actualidad, los criminales se aprovechan de un recurso no tan desarrollado durante los años de gloria de “El Patrón”, los mercados de tráfico ilícito de animales, muy extendidos en Latinoamérica y, en particular, en México.

En cualquier caso, el “Chapo” Guzmán poseía un zoológico particular ubicado en Guadalajara, equipado con todas las comodidades, como un tren que permitía a sus visitantes desplazarse con facilidad a través de las parcelas del recinto. Se conoce que los Zetas de México tenían un rancho que albergaba leones y tigres y que, del mismo modo, algunos de los principales capos del cártel de Sinaloa disponían de zoológicos donde residían exóticas especies.

El "Chapo" Guzmán también tenía un zoológico privado.

En cualquier caso, la relación entre el narcotráfico y los zoológicos se ha perpetuado hasta la actualidad. Hoy en día, el ejemplo más claro lo encontramos en la Hacienda Nápoles, que ahora es un parque temático donde, entre otras atracciones, los visitantes pueden disfrutar de numerosas especies de animales exóticos. De hecho, recientemente se han constatado problemas con los hipopótamos, que han salido en alguna ocasión del recinto.

Sea como fuere, tras todo lo expuesto, parece claro que la figura de Escobar, que cambió para siempre las dimensiones de la amenaza del narcotráfico, también fue pionera en otro factor paradigmático de la narcocultura, el de los zoológicos privados.

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