20 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La viuda del fundador de Rumasa, de 88 años, ha visto confirmada su pena por defraudar a Hacienda ocho millones de euros con el Rayo Vallecano

La historia de Teresa Rivero, matriarca del clan Ruiz Mateos: Condenada a siete años de prisión tendrá que ir a la cárcel

Teresa Rivero en el palco del Rayo.
Teresa Rivero en el palco del Rayo.
Teresa Rivero, matriarca del clan Ruiz Mateos y viuda del polémico empresario jerezano, podría ingresar en prisión ya que el Tribunal Supremo ha confirmado la condena a siete años de prisión por defraudar a Hacienda 8 millones de euros en el Rayo Vallecano, aunque rebaja la multa e indemnización que debe afrontar el club, pero mantiene su responsabilidad subsidiaria por cuatro millones de euros.

La sentencia del Tribunal Supremo confirma igualmente la misma pena impuesta al exapoderado del club Jesús Fraile, mientras que rebaja la multa y la indemnización que debe afrontar el Rayo, aunque mantiene su responsabilidad civil subsidiaria por 4 millones de euros del dinero defraudado.

La Audiencia Provincial del Madrid condenó a Teresa Rivero y al club franjirrojo el 16 de julio de 2018 a dicha pena por cuatro delitos contra la Hacienda Pública en relación al IVA y el Impuesto de Sociedades de la entidad de los años 2009 y 2010, al considerar que en ambos ejercicios y por dichos impuestos defraudaron un total de 8,4 millones de euros.

“Esto es el resultado de las decisiones nefastas y temerarias de los seis hijos varones de Ruiz Mateos que no supieron gestionar un imperio empresarial que su padre le regalo en el año 2004. Teresa Rivero es víctima de la decisiones y gestiones kamicaze de sus seis hijos varones”, aseguran al Elcierredigital.com fuentes cercanas a la familia, en clara alusión a Javier Ruiz-Mateos, uno de los hijos del patriarca encargado de las riendas económicas del club de Vallecas.

Una vida apartada

Los últimos tiempos no han sido sencillos para la viuda del creador de Rumasa. Teresa Rivero decidió volver las pasadas Navidades a su tierra, Cádiz. Lo hizo después de que el Elcierredigital.com publicara que las deudas del clan familiar le iban a obligar a dejar la casa en Aravaca (Madrid), propiedad de su hijo Alfonso, donde residió durante varios años. La jerezana se ha trasladado a vivir definitivamente al Puerto de Santamaría donde los dueños de Nueva Rumasa tienen aún propiedades. En concreto, en un chalet de la lujosa y conocida urbanización Vistahermosa. 

Teresa Rivero y José María Ruiz Mateos en sus primeros años de matrimonio. 

Este complejo de viviendas fue creado por Eduardo y Felipe Osborne en un terreno heredado de su padre, Roberto Osborne, fundador junto a su hermano Tomás de las empresas Cruz del Campo y Conservas del Sur.

Según el Diario de Cádiz, el complejo Vistahermosa “fue una urbanización adelantada a su tiempo, ya que a pesar de haber sido levantada en unos años en los que las leyes no eran tan exigentes con aspectos como el respeto al medio ambiente, se diseñó para mantener un importante número de hectáreas de zonas verdes que hoy en día siguen en perfecto estado”.

En un chalet de esta urbanización, que según fuentes familiares pertenece todavía a la matriarca del clan, es donde estas mismas fuentes aseguran que se quedará Teresa Rivero para vivir tras dejar su casa de Aravaca, aunque pasa la mayor parte de tiempo en casa de una de sus hijas, que vive muy cerca de esta residencia. Un chalet como el que ahora ocupa la matriarca de la saga Ruiz Mateos, puede costar entre 500.000 y 900.000 euros en compra y unos 3.000 euros mensuales en alquiler.

La matriarca de un clan

La jerezana María Teresa Rivero y Sánchez Romate nació en 1932 en Jerez de la Frontera, en el seno de una familia acomodada. Su padre era abogado y ella es la menor de ocho hermanos. En 1958 se casaba con José María Ruiz-Mateos Jiménez de Tejada, nacido el 11 de abril de 1931 en Rota, Cádiz, durante la II República, marqués de Olivara, marqués de Montemayor y marqués de Campo Nublo. Aún se recuerda por Jerez la anécdota acaecida en 1958 cuando se realizó la primera operación empresarial de la vieja Rumasa. Por entonces, Ruiz Mateos, que acababa de comenzar su viaje de novios, hizo regresar a su reciente mujer Teresa Rivero para firmar un contrato con los ingleses de Harvey y pasar a ser los suministradores en España de estas bodegas británicas.

Se firmaba el mayor contrato de la historia del vino de Jerez, bajo la atenta supervisión de su padre, Zolio Ruiz Mateos. Tanta era la vigilancia del “abuelo” que una vez firmado el contrato, volvieron al viaje de novios, pero esta vez por Inglaterra, por tierras de Bristol, con los ingleses y con don Zoilo, de escopeta. A pesar de todo este cúmulo de excentricidades, grandes compras societarias y apariciones celestiales e la familia, “nunca”, insisten todos, “Teresa nunca perdió la cabeza”.

Teresa Rivero y su familia. 

Trece son los hijos que tuvo el matrimonio, seis varones y siete chicas: Socorro, Zoilo, Begoña, José María, Rocío, Patricia, Almudena, Alfonso, Paloma, Pablo, Javier, Nuria y Álvaro. Desde que se casara con el empresario tuvo un niño por año y cuatro abortos. La mayor, Socorro, falleció hace unos años de una enfermedad.

La casi totalidad de sus descendientes, a medida que iban terminando sus carreras universitarias, entraron a trabajar con su padre en la expansión de la Nueva Rumasa, el nuevo holding que fueron amasando paso a paso y que llegóa tener bajo su control más de 100 empresas en casi todos los sectores de la vida económica española.

Fue tras la expropiación de Rumasa por el Gobierno socialista en 1983, cuando los Ruiz-Mateos vivieron sus peores años. Con el paso del tiempo, el empresario comenzó a delegar en sus hijos y Teresa Rivero tomó un papel mucho más activo precisamente gracias al Rayo Vallecano.

Fue a comienzos del año 1991 cuando los Ruiz Mateos se adentraron en el mundo del balompié, un campo farragoso y minado que desconocían. Fue por esas fechas cuando uno de los múltiples teléfonos que los Ruiz Mateos tienen repartidos por los tres pisos de su casa madrileña de Somosaguas recibía la llamada de Pedro Ruiz Campos. El empresario de publicidad, que por entonces controlaba al Rayo Vallecano, necesitaba la imperiosa ayuda de la familia de la abeja. "José María, Vallecas te necesita. Harías una importante labor social. Además, se acerca el proceso de conversión del club en sociedad anónima y te puedes hacer con él", le dijo. "Me lo pensaré, pero antes tengo que consultarlo con varias personas", le contestó.

El empresario jerezano, ajeno al circo del fútbol, pidió ayuda a dos populares personajes por entonces de este mundillo: El periodista José María García y al propietario del Atlético de Madrid, el ya fallecido Jesús Gil y Gil. El que fuera alcalde de Marbella y Ruiz-Mateos se conocían desde 1977, cuando el constructor soriano visitaba con asiduidad la sede de Rumasa, en el entonces Paseo de Calvo Sotelo de Madrid, en busca de ayuda por parte de una de los buques insignias del holding de la abeja, Hispano Alemana de Construcciones, para levantar edificios en el complejo residencial de Los Ángeles de San Rafael.

Desde entonces, Gil y Ruiz-Mateos mantenían una amistad intermitente. "Que quieres que te diga, Vallecas es una barriada muy querida que te puede dar relieve social", le aconsejo Gil, "pero ándate con cuidado porque en el fútbol se pierde mucho dinero. Que te lo digo yo. Te calculo que perderás unos 200 millones (de pesetas) al año". Y así sucedió, año tras año al principio de su aventura. Y casi desde ese momento, Maria Teresa Rivero Sánchez Romate se convertía en la nueva marca pública de la familia Ruiz Mateos, además de seguir ejerciendo el control del hogar familiar de Somosaguas y de El Puerto de Santa María, “su tierra”.

Teresa Rivero asistiendo a un partido del Rayo Vallecano. 

“En mi familia no se conoce lo que es tener un yate, ni las vacaciones, ni los sábados ni los domingos. No hay hobbys raros, ni se juega al golf...”, afirmaba la jefa de la saga, Teresa Rivero.

Hoy Teresa Rivero vive una situación dramática, una época muy alejada de los años de unidad en la familia. A la muerte del empresario, en 2015, la expresidenta del Rayo vio cómo se desató una guerra entre sus hijos e hijas y cómo los problemas judiciales de Nueva Rumasa llevaban a sus descendientes varones a prisión. Un destino que, ahora ella podría compartir también, aunque por lo avanzado de su edad difícilmente esté más de unas horas en la cárcel.

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