El PCE sale en defensa del Gobierno de Cuba, vapuleado por Amnistía Internacional

Tensión en Cuba, que sufre con especial virulencia la pandemia porque la falta de turistas ha dejado vacías muchas cajas registradoras de pequeños comerciantes. A los problemas económicos de la isla, agravados por el bloqueo de los Estados Unidos, se le suma la tensión política que se vive en La Habana después de que 200 personas se plantaron frente al Ministerio de Cultura para pedir la liberación del rapero Denis Solís, que fue apresado en plena huelga de hambre.

Solís y los miembros del colectivo que le apoyan, el Movimiento San Isidro, están siendo linchados por la prensa cubana por sus presuntos "vínculos con terroristas" que estarían financiados por los Estados Unidos.

El presidente cubano Miguel Díaz-Canel ha denunciado la supuesta intentona norteamericana de derrocar a su Gobierno. "Cuba soberana no acepta injerencias. Algunos se empeñan en protagonizar shows mediáticos contra la Revolución, envenenando y mintiendo en las redes. El pueblo revolucionario cubano dará el combate", escribió en Twitter.

"Golpe blando"

El periódico oficial del Régimen, el Granma, asegura por su parte que los que protestan "no son jóvenes con un proyecto de sociedad mejor en mente, batidos por su cuenta para sacarlo adelante. No tienen norte político digno de ningún tipo, tan solo son instrumentos de la agenda con que Estados Unidos quiere derrotar la Revolución. Tan siquiera hicieron una huelga de hambre verdadera, no era necesario para el show político".

"¿Qué pasó allí entonces? La farsa de San Isidro, de pésima factura, ha sido el intento de Estados Unidos para echar a andar un golpe de Estado blando en Cuba. No se puede ver de otra manera", añade el diario Mundo Obrero, que ha decidido reproducir multitud de artículos de la prensa oficial cubana.

Cubadebate, también oficialista, dice que el objetivo de los que protestan "es entretener a sus contratistas generando dinámicas sociales de desobediencia civil e ingobernabilidad, como reflejan los manuales de la CIA en la llamada 'lucha no violenta'".

Enrique Santiago.

Por otra parte, los integrantes del Movimiento de San Isidro dicen que "los artistas e intelectuales cubanos repudiamos, denunciamos y condenamos la incapacidad de las instituciones gubernamentales en Cuba para dialogar y reconocer el disenso, la autonomía activista, el empoderamiento de las minorías y el respeto a los derechos humanos y ciudadanos".

Amnistía Internacional carga contra Cuba

Amnistía Internacional, una vez más, ha denunciado al régimen cubano y asegura que "el acoso y la intimidación continuos contra miembros del Movimiento de San Isidro, que está en primera línea de la oposición al Decreto 349, ley distópica con la que se pretende censurar la expresión artística, pone de manifiesto la represión constante que ejerce Cuba contra los derechos humanos, incluido el derecho a la libertad de expresión en el país".

Este reputado organismo manifiesta que las autoridades cubanas "pueden continuar hostigando, intimidando, deteniendo y criminalizando a artistas e intelectuales de pensamiento alternativo, pero no pueden encarcelar sus ideas".

Cierto es que en ámbitos geopolíticos consultados por El Cierre Digital hay cierta inquietud por si lo que parecen ser una serie de legítimas protestas para pedir libertad, acaben convirtiéndose en el enésimo acto golpista financiado por los Estados Unidos.

Apoyo sin fisuras del PCE al Ejecutivo cubano

El órgano de expresión del Partido Comunista de España, Mundo Obrero, está replicando una amplia variedad de artículos previamente publicados en medios controlados por el Gobierno de Cuba como Granma o Cubadebate.

Enrique Santiago está apostando porque el PCE recupere su visión internacionalista de antaño mediante acuerdos con sus homólogos chinos y con gobiernos de varios países hispanoamericanos como Venezuela o Cuba.

El PCE, sabedor de que Podemos ha tenido que rebajar su tono en el ámbito internacional  por su presencia en el Gobierno de España, ha apostado por marcar una línea geopolítica 'de combate'.