20 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Se reunió con el entonces entrenador del Barça y le ofreció un papel en blanco para que pusiera la cifra por dirigir al Atlético Nacional de Medellín

“Plata o plomo” en el fútbol: Cuando el narco Pablo Escobar ordenó “secuestrar” a Menotti

El fútbol era una de las grandes pasiones de Escobar
El fútbol era una de las grandes pasiones de Escobar
En su canal de YouTube, el periodista mexicano Christian Martinoli ha revelado que el entrenador argentino César Luis Menotti fue secuestrado por los hombres de Pablo Escobar y llevado a la Hacienda del narcotraficante en Medellín. Allí, el “Patrón” ofreció al por entonces técnico del FC Barcelona la posibilidad de entrenar al Atlético Nacional de Colombia, una propuesta que Menotti declinó.

Pablo Emilio Escobar Gaviria y su ley de “plata o plomo” rigieron durante décadas el destino de Colombia. Amado y odiado a partes iguales, la figura de “el Patrón”, como se le conocía en los círculos delictivos, está rodeada de controversia, y genera un atractivo que, décadas después de su muerte, continua aún vigente. Prueba de ello son los miles de visitantes que reciben anualmente los lugares de Colombia vinculados a su trayectoria. Y es que sobre Escobar y sus múltiples caras se han escrito ríos de tinta. Padre de familia, esposo ejemplar, forajido, amante, bandido, terrorista, narcotraficante, político… el relato cambia según a quien preguntes.

Sin embargo, todas las informaciones coinciden en apuntar como una de las principales aficiones del narco al fútbol. Y ya se sabe, cuando a Pablo le apasionaba algo, no se limitaba a disfrutar de ello desde la comodidad del sofá de su Hacienda. En este sentido, en los últimos días ha trascendido una anécdota que muestra a las claras hasta qué punto estaba Pablo interesado en el deporte rey. La información se dio a conocer en el canal de YouTube del célebre narrador mexicano Christian Martinoli.

El periodista azteca reveló, en una charla con David Medrano, que “el patrón” llegó a interesarse por la contratación del técnico del FC Barcelona durante la campaña 1983-84, nada más y nada menos que “El Flaco” César Luis Menotti. Escobar era por aquel entonces dueño del club de sus amores, el Atlético Nacional de Colombia y quería convertir a Menotti en su entrenador. No obstante, el interés de la historia no radica en este caprichoso deseo del ex líder del cártel de Medellín, sino en la particular forma en la que trató de convencer al “Flaco”.

De acuerdo con Martinoli, Escobar no tuvo ningún problema en enviar a dos de sus “colaboradores” al Camp Nou, estadio del FC Barcelona. Allí, tras la finalización de un partido, estos abordaron a Menotti y le sugirieron amablemente que los acompañara. Le cubrieron el rostro y, ni cortos ni perezosos, se trasladaron al aeropuerto de la ciudad condal y cogieron un vuelo con destino Medellín (Colombia). Así fue como el técnico que dirigió a la selección argentina campeona del mundo en 1978 llegó a la guarida del narcotraficante Escobar, la lujosa Hacienda Nápoles.

Menotti, junto a Maradona.

“El Patrón” era, a mediados de los ochenta, el amo y señor de Colombia y esperaba, según el periodista mexicano, sentado en una mesa repleta de comida a la que invitó a sentarse al legendario entrenador. Aquí, entraron en juego los singulares protocolos y códigos no escritos de las organizaciones criminales de este tipo. Según relató Martinoli, Escobar recibió a Menotti solo, aunque dos hombres de confianza del capo del cártel de Medellín vigilaban desde la distancia.

Ambos iniciaron una encendida conversación en la que Pablo mostró al técnico argentino su pasión por el fútbol, así como su admiración por las competiciones argentinas. Al final de la conversación, sucedió lo más imprevisto. Tras una vida entrenando sobre los terrenos de juego que había culminado con una oportunidad irrepetible como la de ocupar el banquillo del FC Barcelona, Menotti tenía sobre la mesa un folio en blanco. ¿La oferta? Ocupar el banquillo del Atlético Nacional: “Este papel que le coloco aquí es para que usted ponga la cifra que usted quiera, porque quiero que usted dirija a Atlético Nacional”, contó Martinoli. Escobar no se andaba con medias tintas.

A pesar de lo que imponía la presencia de Pablo Escobar en la misma mesa, Menotti declinó la propuesta, pues para él, entrenar al Barcelona en aquel momento era uno de sus grandes sueños. Según el periodista mexicano, el “Patrón” entendió la situación y reiteró que la oferta seguiría en pie para cuando Menotti estuviera dispuesto a aceptar. Así concluyó la charla entre el “maestro”, como el narcotraficante se refería a Menotti según Martinoli, y Escobar. Inmediatamente después, el entrenador argentino volvería a Barcelona.

Escobar y el fútbol, una relación turbulenta

La anécdota de Menotti no viene sino a confirmar lo que ya se conocía. Escobar era un fanático del fútbol y, en ocasiones, mezcló el deporte rey con sus objetivos en el mundo del crimen. Es innegable que durante los años en los que el “Patrón” se sumergió en el negocio del balompié, la liga colombiana experimentó probablemente su momento de mayor esplendor, al menos a nivel mediático.

El nivel salarial de técnicos y jugadores de las competiciones de Colombia no tenía nada que envidiar al de las europeas. Los estadios estaban abarrotados y, atraídos por esta nueva fiebre, estrellas internacionales del deporte rey se lanzaban a la aventura en el país cafetero. Pablo era dueño de los dos equipos de la ciudad de Medellín, el Atlético Nacional, su gran amor, y el Independiente de Medellín. Además, a través de algunos de sus socios, extendió sus tentáculos por otros clubes, como el América o Millonarios de Bogotá.

Pablo Escobar invirtió grandes sumas de dinero en el fútbol de su país.

Las polémicas arbitrales que sobrevolaban el fútbol colombiano se materializaron con el asesinato del colegiado Álvaro Ortega, presuntamente a manos de los hombres de Escobar. Sea como fuere, el punto álgido de la carrera de Escobar como mecenas del fútbol llegó con la consecución de la Copa Libertadores por el Atlético Nacional en 1989, en una final contra el Olimpia que estuvo rodeada nuevamente de polémica, pues algunas voces apuntaron a una posible coacción a los jugadores del equipo rival y el árbitro del encuentro por parte de los seguidores del “Patrón”.

Lo que es seguro es que, tras la muerte de Pablo Escobar, el fútbol cafetero no llegó jamás a las cotas alcanzadas durante los gloriosos años en los que el capo del cártel de Medellín invirtió decididamente en el deporte rey. Y es que, más allá del espectáculo deportivo, era la magnitud del propio personaje de Escobar y su decidida apuesta por revolucionar este espectáculo lo que hizo despegar el fútbol en Colombia.

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