16 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Jacky Le Mat, Assi Moosh Ben Mush y Rocco Morabito, son algunos de los capos del crimen organizado en Europa

Los grandes nombres de la mafia europea: de la italiana N´Drangheta a los peligrosos rusos "Ladrones de ley"

Tariel Oniani.
Tariel Oniani.
Los grandes mafiosos parecen figuras asociadas a Estados Unidos. El cine, la literatura y la televisión así nos lo ha hecho creer. Sin embargo, el viejo continente no se libra del crimen organizado. Desde Francia a Rusia, pasando por Italia, hasta Rusia. Europa está llena de ejemplos de grandes capos en el punto de mira de la justicia.

 

Jacky Le Mat

 

Jacky Imbert. 

Jacky Imbert, conocido como "le mat" ("el loco"), el último padrino de Marsella, fue culpado por una serie de intentos de extorsión en 1992 y 1993 contra establecimientos nocturnos en Marsella y París, y contra una propiedad mercantil en la capital.

El Fiscal había pedido una sentencia de cuatro a cinco años, considerando que ciertamente no hubo violencia física "real" contra las víctimas, sino una actitud suficientemente significativa que se asemejaba al crimen organizado. "Nunca le quité ni un centavo a nadie", aseguró Jacky Imbert ante los tribunales franceses.

El 8 de abril de 2005, Jacky Imbert fue liberado. Aparte de sus extorsiones controló durante los años setenta y ochenta el tráfico de tabaco de contrabando en Francia.  El 1 de febrero de 1977, en Cassis (Bouches-du-Rhône), fue blanco de asesinos que dispararon 22 tiros en su dirección sin poder matarlo. Fue uno de esos golpes de buena suerte que siempre han acompañado a uno de los mafiosos franceses más populares.

Assi Moosh Ben Mush

 

Assi Moosh Ben Mush.

Hace 45 años nació en Kiryat Atta, una pequeña población israelí a 20 kilómetros de Nazaret. Como todo ciudadano del país mediterráneo cumplió con el servicio militar obligatorio de dos años y ocho meses. Después de ir a la mili Moosh decidió recorrer el mundo; sin embargo, la policía israelí ya le hacía seguimientos por sus presuntas actividades delictivas.

Su primera parada fue Japón, ahí se popularizó por montar una red de venta ambulante en las calles de Tokyo. Moosh y sus cómplices forzaban a los mochileros a trabajar para ellos, atacando y amedrentando a cualquiera que quisiese trabajar por su cuenta. Según informó la policía de Israel, Assi decidió saltar al negocio de las drogas para agrandar su negocio. Durante esos años, recorrió varios lugares del mundo. Finalmente, tuvo que dejar Japón tras entrar en conflicto con la mafia japonesa, la Yakuza.

Con casi 30 años de edad se mudó a España, desde aquí recuperó sus actividades de tráfico de drogas. La policía israelí tenía indicios de que Moosh compraba éxtasis en Holanda y lo llevaba desde España hasta Asia. Aunque en su momento, según indica la prensa israelí, las autoridades españolas no dieron mayor relevancia a los datos de Israel, en 2003 Assis fue detenido cuando llegaba a Holanda. En esta época la inteligencia israelí también sospechaba del inicio de vínculos con países de Sudamérica para posible tráfico de cocaína.

Se volvió a obtener su pista en marzo de 2009 cuando entró a Colombia, procedente de Sao Paulo (Brasil). Se estableció en Taganga, un pequeño poblado costero del departamento de Magadalena, al norte de Colombia. En esta población, de escasos 3.000 habitantes, el traficante creó un complejo hotelero, dedicado principalmente a turistas israelíes. En sus años en Colombia, no pasó desapercibido para sus vecinos, ni para las autoridades, ya que la opulencia y su fama de derrochador fueron características conocidas en la región.

El complejo turístico se convirtió en un centro de venta de sustancias ilícitas y de prostitución. La policía colombiana indicó que muchos jóvenes, entre ellos, menores de edad, prestaban servicios sexuales en las propiedades de Moosh. También compró casas en Bogotá, Cartagena y Medellín, entre otras ciudades del país sudamericano.

La Policía Nacional de Colombia indicó recientemente que el israelí entabló relaciones con otras organizaciones dedicadas al crimen organizado como “El Clan Jerusalén” y “La Oficina” de Envigado, ésta última se conoció por prestas servicios al ya extinto cártel de Medellín. Durante su estancia en Colombia, se produjeron denuncias en medios de comunicación colombianos sobre la supuesta compra de autoridades policiales y políticas en la localidad de Taganga y el municipio de Santa Marta, esto le valió el apodo de “El Intocable”.

Rocco Morabito 

Rocco Morabito. 

Nació el 13 de octubre en 1966 en Áfrico Nuovo, en Calabria (Italia). Desde joven siempre tuvo relación con el crimen organizado. Uno de sus familiares Giuseppe Morabito ya era el líder de la organización criminal N´Drangheta, una de las más importantes de Calabria y de toda Italia.

Por sus relaciones familiares comenzó desde joven en esta organización. Con 25 años ya tenía importantes negocios vinculados al tráfico de drogas. La Policía lo tenía señalado como uno de los grandes capos desde hace ya años.

Así, los investigadores italianos contra la mafia lo tenían ya registrado desde joven entregando regularmente maletas llenas de millones de liras a narcotraficantes colombianos, en la ciudad de Milán. Fue finalmente en 1994 cuando se intentó su arresto, pero logró escapar. En 1995 un tribunal lo condeno, en ausencia, a 28 años de prisión por vínculos con el narcotráfico. Posteriormente, la sentencia fue elevada a 30 años por otro tribunal italiano.

Desde el año 1995 figura entre los más buscados de Italia, pero no se dio con él hasta el año 2017, cuando fue detenido en Uruguay. Pero el pasado lunes logró escapar de nuevo de la acción de la Justicia.

Tariel Oniani

 

Tariel Oriani. 

Aunque todavía no está claro quién ordenó los asesinatos de Yapónchik y el "abuelo Hassán", dos mafiosos rusos, el principal sospechoso es su exsocio comercial, Tariel Oniani (Taro), un influyente “ladrón de ley” o Vor, procedente de Georgia. En la década de 1990, Hassán y él trabajaron conjuntamente en la creación de un negocio de lavado de dinero en España, según se dice en SovSekretno: "Esta 'lavandería' tuvo tanto éxito que otros grupos criminales de Rusia también la utilizaron”.

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