29 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

Una vida ligada a la especulación financiera y empresarial, tras su paso por La Moncloa

La última jugada del intermediario Alejandro Agag, yerno de José María Aznar: quiere quedarse con el negocio de la Fórmula 1

El yerno del ex presidente del PP José María Aznar, Alejandro Agag, puede realizar una jugada maestra quedándose con los derechos de la Fórmula 1 debido a la poca rentabilidad que Liberty Media, la entidad que adquirió el negocio hace dos años, está obteniendo por las carreras de coches. Después de su paso por la política, el magnate quiere culminar su carrera empresarial comprando el deporte de motor que hasta el 2016 pertenecía a su amigo Bernie Ecclestone

Alejandro Agag, el empresario y yerno del ex presidente Aznar, tiene en mente alcanzar su cima empresarial adquiriendo los derechos del negocio de la Fórmula 1 en España. Este acontecimiento se puede dar debido a la no tan buena rentabilidad que la multinacional que posee los derechos del deporte de motor, Liberty Media, está obteniendo con la inversión que realizó hace tan sólo dos años. La entidad norteamericana desembolsó 8.000 millones de euros para adquirir los derechos de la Fórmula 1 al controvertido empresario y amigo de Agag, Bernie Ecclestone, quien tuvo que dejar la dirección de la Fórmula 1 por el presunto soborno de 33 millones de euros al banquero alemán Gerhard Gribkowsky.

El problema que se ha encontrado Liberty en este negocio tiene que ver con una serie de circunstancias imprevistas como los problemas financieros de las escuderías y sobre todo unos datos de audiencia con una tendencia decreciente que la firma norteamericana no se esperaba. Liberty tenía en mente un tipo de negocio más sencillo y del que se pudiera rentabilizar lo invertido de forma más rápida. Además, hay que sumar la jugada ‘vengativa’ que el magnate Ecclestone ejecutó antes de marcharse de la categoría. Esta consistió en realizar descuentos en el canon que paga cada uno de los Grandes Premios por disputarse en sus países y del que se ha tenido que hacer cargo Liberty Media. Muchos organizadores de grandes premios siempre se han quejado del alto coste que tenían que pagar para acoger una carrera del mundial, e incluso algunos como Alemania decidieron no continuar como organizador.  Es por estas razones por la que, de aquí a un futuro cercano, no sería descabellado pensar que los derechos de la Fórmula 1 pasaran a otras manos y tampoco que estas fueran españolas.

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Alejandro Agag en una corrida de toros de la Feria  de Sevilla con Flavio Briatore

Aunque la idea principal de Liberty no es vender, hay voces discrepantes en el seno de la multinacional estadounidense. La compañía, que sobre todo opera en el mercado de los mass media, nunca ha vendido propiedades por menos dinero del que invirtió, por lo que, la posible transacción tendría que darse en el marco de una oferta que iguale los 8.000 millones de euros que Liberty gastó en su día. En esta coyuntura se debate Alejandro Agag, que sin duda alguna se encuentra entre los principales posibles nuevos compradores de este veloz deporte. Agag ya posee el dominio de la Fórmula E, el campeonato de coches de carreras eléctricos que fundó él mismo en el año 2012 y del que puede desprenderse vendiendo sus acciones en caso de querer optar a liderar la Fórmula 1.

De promesa de la derecha española a magnate empresarial

Alejandro Tarik Agag Longo nació en Madrid el 18 de septiembre de 1970. Es hijo del banquero José Tarik Agag Deval, un belga de origen argelino que perteneció al Frente de Liberación Nacional de Argelia (FLN), secretario del banco nacional de ese mismo país y consultor de inversiones en el Magreb. Estudió en el Colegio Retamar de Madrid, la institución que tiene el Opus Dei en Pozuelo de Alarcón y donde coincidió con el más alto estrato social madrileño. Tras compatibilizar sus estudios con estancias durante varios años en el extranjero, se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales en el Colegio Universitario de Estudios Financieros (CUNEF), un centro privado financiado por la gran banca española asociado a la Universidad Complutense de Madrid y donde han estudiado los hijos de las casas nobles y reales españolas, como Luis Alfonso de Borbón.

En esta etapa universitaria fue donde inició sus proyectos de uniones temporales de intereses (denominadas popularmente como UTI´s) y fundó la Asociación de Estudiantes del CUNEF, para estar en contacto con las grandes figuras del establishment político y financiero español de aquel entonces. Por sus aulas pasaron desde banqueros como Mario Conde, Mariano Rubio o Claudio Boada hasta empresarios como Abel Matutes, así como políticos como Marcelino Oreja o el mismísimo José María Aznar, con el que más tarde Alejandro aunaría esfuerzos y amistad.

Por esas fechas, Alejandro ya se había afiliado a las Nuevas Generaciones del PP y pronto empezó a escalar puestos en  la organización al ser elegido en el Congreso de NG, celebrado en Sevilla en octubre de 1993, miembro de su Comité Ejecutivo Nacional y coordinador de Relaciones Internacionales de Nuevas Generaciones. Su facilidad para aprender idiomas (habla cinco lenguas, entre ellas, el italiano, el francés y el inglés) le sirvió para que en las elecciones al Parlamento Europeo del 12 de junio de 1994 ocupara el puesto 45 en las papeletas de salida del PP. Aunque Agag no obtuvo escaño en esta ocasión, sí que esta aventura le sirvió de entrada en el mundo profesional de la política. Así, ese mismo año, ya fue elegido vicesecretario general del Partido Popular Europeo (PPE).

Agag se erigió como coordinador nacional desde las Nuevas Generaciones del PP de la campaña electoral de José María Aznar que le llevó en marzo de 1996 a La Moncloa. En esas mismas elecciones también intentó alcanzar el acta de diputado al Congreso por Madrid, pero no lo consiguió. Lo que sí logró fue convertirse desde entonces en uno de los personajes del círculo más próximo a José María Aznar, que enseguida lo nombró para ocupar uno de los tres puestos de ayudante reservados al Presidente del Gobierno en Moncloa: el llamado “de carácter político”. Los otros dos, eran de ámbito militar y diplomático. Alejandro Agag era el enlace entre el presidente del Gobierno y el aparato del PP en la sede de la calle Génova de Madrid. Un puesto de esa responsabilidad durante cuatro años junto a Aznar fue para él un observatorio privilegiado.

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Boda de Alejandro Agag y Ana Aznar

Ya en 1999, el ex presidente Aznar le mandó a Bruselas para que ampliase y mejorase las relaciones internacionales de su Gobierno. Alejandro fue nombrado miembro del Comité Ejecutivo del PP y también sería elegido secretario general del PPE en Bruselas. En las elecciones de junio de 1999 alcanzó el sillón de eurodiputado y se convirtió oficialmente en el número dos del Partido Popular Europeo.

Entre los muchos cargos que ocupó durante su vida política, cabe destacar que fue nombrado secretario ejecutivo de la Internacional Demócrata Cristina, de la que fue nombrado presidente Aznar en noviembre de 2001. También fue secretario de la Fondation d´Etudes Européens y secretario general del Instituto para la Democracia de Budapest. Esa etapa fue el punto de inflexión en la carrera profesional política de Agag.

Pero en el año 2001 Alejandro cambió definitivamente la orientación en su vida. Agag había sido invitado por su colega José María Aznar júnior a pasar unos días con la familia presidencial en la isla de Menorca y fue durante esos días de agosto cuando Alejandro y Ana Aznar se enamoraron. Un noviazgo de apenas tres meses que acabó en anuncio de compromiso en las navidades de ese mismo año. Más tarde decidió junto a su futuro suegro que lo mejor para evitar especulaciones y malas interpretaciones era abandonar la política. De este modo abandonaba su veloz carrera política en la que ya se había convertido en una gran promesa. En febrero del año 2002 notificó públicamente su decisión para dedicarse y adentrarse en el mundo de la banca y los negocios.

Tras su fugaz pero intenso paso por la política española de la mano de José María Aznar, Alejandro Agag ha ocupado puestos en entidades como la firma portuguesa Sociedade Lusa de Negócios. Pero por lo que más se le conoce a este hábil empresario es por el deporte de motor. Ha relacionado con el mundo de la Fórmula 1, por su amistad con Flavio Briatore y con el magnate Bernie Ecclestone. Tal es el vínculo que los tres empresarios se embarcaron juntos en un negocio, comprando a finales de 2007 el club de fútbol inglés Queens Park Rangers.

Ahora, cuando la multinacional que dirige el complicado negocio de la Fórmula parece no atravesar su mejor momento, uno de los posibles adquisidores de los derechos de este deporte puede tener firma española y, sin duda, puede suponer la guinda para el pastel que ha cocinado Alejandro Agag durante los últimos años.

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