25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Nunca ocultó su homosexualidad puesto que para él no era un condicionante de su personalidad dura y analítica

Hélmer "Pacho" Herrera, el narco gay colombiano que burló varias veces a Pablo Escobar

Pacho Herrera siendo detenido
Pacho Herrera siendo detenido
Escapó hasta el final de los intentos del líder del Cártel de Medellin de deshacerse de él. No importó cuantas veces lo intentó, Pablo Escobar jamás pudo acabar con Hélmer Herrera, mejor conocido como "Pacho" o "El Hombre de los Mil Rostros". Sus comienzos tempranos en el mundo del crimen lo convirtieron en un valioso aliado y miembro del Cártel de Cali, una de las principales organizaciones criminales en la historia del narcotráfico en Colombia. Encontró la muerte en la cárcel en 1998.

El Cártel de Cali ha tenido varios líderes, algunos de ellos conocieron destinos terribles al encontrarse enfrentados a uno de los mayores capos de la droga de Colombia y del mundo. Pablo Escobar acabó con varios hombres, pero Pacho Herrera no fue uno de ellos.

Se trata de uno de los pocos rivales que lograron escapar de “El Patrón”, pero esto no lo libró de morir a manos del sicario de otra organización. Fue su afición por el fútbol lo que lo puso en la situación perfecta para ser ejecutado, aunque algunos dicen que lo que le gustaba de verdad era ver a los futbolistas en acción pues Herrera nunca ocultó su homosexualidad, mucho menos esta le hizo más cruel que sus rivales.

Pacho Herrera según fue caracterizado en la serie de Netflix "Narcos"

Inició sus primeros movimientos en el mundo del crimen en el departamento colombiano de Valle del Cauca y algunos creen que era hijo del infame Benjamín Herrera Zuleta, considerado el “Papa Negro de la Cocaína”. Pacho empezó desde joven con el tráfico de esmeraldas y joyas.

Ascenso al poder

Se mudó a Estados Unidos a los 22 años y se convirtió en mecánico para Nemac Corporation, una empresa de repuestos y piezas de aviones. “En ese entonces el trabajo que se hacía era para los aviones de guerra del gobierno. Como yo era mecánico industrial y logré sacar el Social Security, comencé a trabajar legalmente”, explicó Herrera a la Fiscalía, estas explicaciones fueron publicadas en su momento por el diario Semana.

Mientras trabajó como mecánico en Estados Unidos ganaba alrededor de dos dólares la hora, cosa que no satisfacía a un hombre de sus ambiciones, sabía que podía encontrar algo mejor y contaba con las características necesarias para ello. Empezó a vender aparatos electrónicos a precios inflados a Colombia hasta que se encontró con un trato mejor. Su hermano, Ramiro Herrera, le propuso lavar dólares.

Gilberto Rodríguez Orejuela.

“Los dólares que traía de Estados Unidos eran del narcotráfico y también de algunos industriales, ya que por la situación cambiaria que había en ese tiempo no era posible que ellos los trajeran legalmente. Pero la mayoría de los dólares que yo traía eran de personas que trabajaban en actividades ilícitas”, confesó Herrera en los interrogatorios de la Fiscalía.

Los controles de los aeropuertos eran fáciles de evadir, así también empezaron a meter droga en Estados Unidos por sugerencia de un amigo de los hermanos, Hugo Hernán Valencia Fierro. En su primer intento como narcotraficantes lograron introducir unos 35 kg de cocaína, una cifra muy optimista para narcos independientes de poca monta.

No tardó mucho en asociarse con os hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, fundadores del Cartel de Cali, el objetivo era seguir con la exportación de cocaína a Norteamérica. Más adelante decidieron realizar sus rutas a través de México. Su experiencia con el lavado de dinero lo convirtió rápidamente en el tercero al mando y esto inició su rivalidad con Pablo Escobar.

Pacho y El Patrón

El Cártel de Cali y el de Medellín fueron rivales prácticamente desde su fundación. Sus disputas se generaban tras cada movimiento que hacían. Se disputaban las rutas y el monopolio del tráfico de drogas a Estados Unidos. Herrera era el que poseía los contactos y las conexiones para la tarea, fue así como se convirtió en el principal objetivo de Escobar.

La razón de su sobrenombre de narco fue precisamente a raíz de los continuos enfrentamientos con el Cártel de Medellín. Para proteger su identidad los hermanos Orejuela le pidieron que se buscara un pseudónimo. Herrera optó por bautizarse “Pacho”.

Pablo Escobar.

Escobar adoptó una estrategia de enviar cargamentos de cocaína con el nombre real de Herrera para hacer que lo arrestarán, pero esto nunca dio resultado. Según palabras del mismo Pacho en la indagatoria de la Fiscalía: “En 1989 envió una maleta con 20 kilos de cocaína al exterior y le puso en el rótulo del envío mi nombre y el teléfono de donde yo residía en esa época. Esa misma semana envió otra igual a Londres. Escobar decía que de cualquier manera debía perjudicarme y por eso trató en varias ocasiones de hacerme montaje”.

La insistencia de Escobar por mantener a Pacho fuera del negocio del narcotráfico llegó a un punto en el que, una vez su rival se hubo escapado de la cárcel de La Catedral en el departamento de Envigado, envió un álbum de fotos con todas las posibles identidades que podría haber adoptado Pacho para evadir a la justicia colombiana. Gracias a esto en la prensa empezaron a llamarlo “El Hombre de los Mil Rostros”.

Una vez sus intentos por hacer que la justicia se ocupara de su rival sin derramamientos de sangre, Escobar decidió pasar a la acción violenta y envió un grupo de sicarios la noche del 25 de septiembre de 1990 a la hacienda Los Cocos, donde los cabecillas del Cártel de Cali celebraban una fiesta. El resultado fue un tiroteo en el que fallecieron todos los invitados menos los objetivos. Lo que se saldo con un atentado con un coche bomba en la residencia familiar de Escobar, el 13 de enero de 1998 en el edificio Mónaco de Medellín.

Herrera se entregó a las autoridades en 1996 ante el general Rosso José Serrano y fue procesado solo por delitos de narcotráfico, enriquecimiento ilícito, concierto para delinquir y lavado de dólares. Lo sentenciaron a 14 años de prisión y le impusieron una multa por más de 435.154 dólares.

Finalmente, una mañana de noviembre de 1998, mientras el equipo de futbol del pabellón de máxima seguridad de la Cárcel de Pamira disputaba un partido, un sicario se presentó delante de Pacho, lo tomó por el cuello y le disparó siete veces. El sicario había ingresado como un visitante y en cuanto los jugadores vieron lo que había pasado se abalanzaron sobre él para propinarle una paliza de la que a duras penas se recuperó.

Las autoridades lograron determinar que el sicario fue enviado por el Cartel del Norte del Valle como venganza por un atentado hacia su cabecilla, Wilber Varela, en 1996, que había ordenado Herrera.

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