25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Un violador en serie le acusó y un jurado formado por personas blancas lo condenó a estar aislado durante 43 años

Albert Woodfox estuvo 43 años recluido en una celda de aislamiento por un asesinato que nunca cometió

Albert Woodfox se pasó 43 años de su vida en prisión con aislamiento
Albert Woodfox se pasó 43 años de su vida en prisión con aislamiento
Cumplía condena por un atraco, pero fue recluido en una celda de aislamiento acusado de asesinar a un funcionario de prisiones en 1972, un error judicial que le llevó a estar durante 43 años aislado de los demás presos. Anita Roddick, fundadora de “The Body Shop” fue quien ayudó a salir de prisión a este hombre al cual incluso le negaron ir al funeral de su madre.

Es la historia de Albert Woodfox, un hombre que se ha pasado más de la mitad de su vida entre rejas y aislado de los demás presos porque le acusaron en 1972 de matar a un funcionario de prisiones cuando estaba cumpliendo pena por un atraco a mano armado. Este error judicial ha servido para que este ex “pantera negra” tenga el récord de cumplir en aislamiento la mayor condena en Estados Unidos: 43 años en la penitenciaria de Luisiana.

Woodfox salió de prisión en febrero de 2016, pero su estancia en la cárcel fue funesta, ya que vivía 23 horas al día dentro de una celda de menos de dos por tres metros. La ONU y Amnsitía Internacional calificaron su caso como “tortura”. “Cuando me pusieron en aislamiento por primera vez, no tenía acceso a nada. Libros, revistas, tele, radio… Nada”, afirmaba el ex reo en una entrevista realizada durante el pasado mes de marzo de 2019.

A punto de enloquecer, Woodfox buscaba alternativas para no hundirse en la monotonía. Se creaba falsas ilusiones tan simples como desayunar sentado en la cama para que cuando lo comenzara a hacer de pie, la experiencia le resultara novedosa. “En el fondo sabía que se trataba de la misma rutina, el autoengaño no podía ir mucho más lejos”, decía.

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Albert Woodfox

En la década de 1970 los afroamericanos seguían sufriendo segregación racial, por lo que Woodfox lo padeció en sus propias carnes. Los guardias le infligieron algunas heridas durante su estancia en prisión. “Tengo una marca en la cabeza, donde me fracturaron el cráneo. La cadera izquierda me falla por los batazos que me dieron”. En la entrevista se daba el gusto de asegurar que había creado una especie de inmunidad a los gases lacrimógenos. “Seguía notándolos, pero no me hacían efecto”, expresaba.

Su etapa en los Panteras Negras

En 1969 fue llevado a prisión en Nueva York y allí conoció a militantes de los Panteras Negras, una organización radical de izquierdas que luchaba en defensa del pueblo negro. Woodfox, al salir de esta prisión, comenzó a ir a sus reuniones y se mostró como un miembro muy activo, ya que, cuando volvió a ingresar en prisión, antes de ser aislado, intentaba abrirles los ojos a otros reclusos afroamericanos.

Lo curioso, es que él estaba encarcelado en una penitenciaría que se conocía como “Angola” debido a que en este edificio de Luisiana se situaba una plantación. “Era la prisión de Estados Unidos donde se cometía el mayor número de crímenes sangrientos”, afirmaba el hombre. Además, el propio Woodfox aseguraba que la dirección de la prisión no tenía reparo en armar a otros presos con escopetas para vigilar a sus compañeros.

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Mural dedicado a Albert Woodfox

Cuando llegó a “Angola”, Albert se propuso “resistir, educar y agitar”. Juntó a varios panteras negras para formar un grupo antiviolaciones. De hecho, recuerda un día en el que se subió a una de las mesas de los dormitorios y gritó: “¡Oídme bien, hijos de puta! ¡Os hablo a vosotros, a los que estáis pensando en violar a alguien! ¡Que sepáis que os tenemos vigilados!”. En el dormitorio donde vivía Woodfox nunca más volvió a producirse una violación.

Aislado por el conocido como “indulto por acusación al negro”

Woodfox empezó a ser el punto de mira de la dirección. El 17 de abril de 1972, un guardia llamado Brent Miller recibió 32 puñaladas y murió. Woodfox y otro pantera negra, Hernan Wallace, fueron acusados del asesinato gracias al chivatazo de un violador en serie condenado a cadena perpetua.

Woodfox insistió en que, en el momento del suceso, se encontraba en la cantina. Incluso otros presos confirmaron su versión. Dio Igual. El hombre estaba sentenciado. Un jurado formado por personas blancas lo sentenció a cadena perpetua. El violador en serie y acusador recibió el indulto.

Este expreso relataba entonces de que, dentro de la cárcel, tanto él como Wallace, fueron escogidos adrede para ser chivos expiatorios. “No hay duda. Querían poner fin a mi influencia. Pero sobre todo acabar conmigo psicológicamente, hacer que me rindiera”, comentaba.

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Hernan Wallace, Robert King y Albert Woodfox

Wallace y Woodfox fueron a parar a una celda en régimen de aislamiento. A ellos se le unió un tercer pantera negra, Robert King, condenado por el asesinato de un compañero de prisión. Empezaron a ser conocidos como “los tres de Angola”.

Prohibido ir al funeral de su madre y Anita Roddick

La moral del preso iba cuesta abajo y sin frenos y a punto estuvo de hundirse totalmente cuando en 1994 murió su madre y la penitenciaria no le permitió ir a su funeral. “Fue la única vez que estuve a punto de hundirme, cuando perdí a mi madre y no me dejaron decirle adiós”, explicaba.

Doce años antes, en 1982, los Panteras Negras desaparecieron y, por eso, Woodfox, no entendía por qué no le dejaban ir a despedirse de su madre. Las autoridades de la “Angola” se limitaban a decirle que seguía ahí porque seguía manteniendo vivos sus ideales revolucionaros y tenían miedo de que “infectara” a otros reclusos.

En el año 2000 su vida dio un giro. Anita Roddick, propietaria de la compañía de cosméticos “The Body Shop” y declarada activista, supo de la existencia de “los tres de Angola”, por lo que decidió ir a visitarlo. “Nos sentamos, nos presentamos y le pregunté si podía darle un abrazo. Me respondió que por supuesto, que era lo que esperaba de mi. Cinco minutos después estaba contándome chistes subidos de tono”, rememoraba mientras sonreía.

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Anita Roddick y Robert King

Roddick contrató a un abogado para que llevara el caso de los tres. En 2001, tras un recurso, la condena de King fue revocada. Fue el primero en salir y lo que hizo fue sumarse a la campaña en defensa de Woodfox y Wallace.

La vida de estos dos hombres casi da un vuelco de nuevo en 2007 debido al fallecimiento de Anita, pero sus abogados siguieron insistiendo en su caso. En 2013, Wallace fue diagnosticado de cáncer de hígado y puesto en libertad después de que un juez sentenciara que no había sido sometido a un juicio justo. Su estancia en la sociedad como hombre libre le duró poco, ya que después de varios días en libertad murió.

Salida de prisión

Woodfox, por su parte, salió en 2016. A estas alturas, hasta la viuda del guardia asesinado hacía campaña a su favor. El juez James Dennis, del Tribunal de Apelaciones, resumió 43 años de existencia en una frase: “Durante la mayoría de su vida, Woodfox ha pasado casi todas sus horas de vigilia en una celda pequeñísima, en el aislamiento más opresivo, de resultas de una sentencia no ajustada a derecho”.

El 19 de febrero de 2016, día en el que cumplía 69 años, Albert Woodfox volvió a pisar la calle. Su hermano Michael lo acompañó en todo momento desde que saliera por la puerta hasta el coche. Salió con el puño en alto, saludo que realizaban los Panteras Negras, y fue a ver la tumba de su madre.

Al dejar las flores en su sepulcro, se sintió liberado de una carga. “Tuve que esperar muchísimo tiempo para ir a verla en su tumba y decirle lo mucho que la quería y la echaba de menos”, aseguraba.

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Albert Woodfox al salir de prisión

Woodfox es un hombre libre por derecho, aunque, tres años después, sigue amoldándose a su nueva vida. El ex prisionero asegura que su estancia en la cárcel le sirvió para convertirse en el hombre que es hoy en día e incluso asegura que la segregación racial sigue existiendo, por lo que la época en la que entró en la cárcel y en la que salió, para él, no se diferencian mucho.

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