25 de abril de 2024
|
Buscar
FIN DE SEMANA

El pasado 11 de abril se cumplió el 30º aniversario del asesinato del antifascista catalán Agulló a manos de cinco 'cabezas rapadas' en Montanejos

Las otras víctimas de la extrema derecha: De Guillem Agulló a Yolanda González o Vicente Cuervo

Francisco Javier Sauquillo, Vicente Cuervo, Guillem Agulló y Yolanda González.
Francisco Javier Sauquillo, Vicente Cuervo, Guillem Agulló y Yolanda González.
Han pasado a la historia como víctimas olvidadas. El pasado 11 de abril se cumplió el 30º aniversario de la muerte de una de ellas. El joven antifascista catalán Guillem Agulló fue apuñalado por varios miembros vinculados a una organización de carácter neonazi en plena Semana Santa de 1993. Al igual que él, la joven Yolanda González, Vicente Cuervo o algunos de los abogados laboralistas de la Calle Atocha son vidas arrebatadas por el terrorismo tardofranquista.

Tras la muerte del general Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975, llegó el ansiado período de transición democrática. Una etapa, instaurada de manera pausada, en la que la gran parte de la sociedad española se encontraba deseosa de libertad y paz. Sin embargo, la transición no resultó tan pacífica como se esperaba, pues muchos de los nostálgicos del régimen apostaron por  desestabilizar este proceso de construcción de la democracia con el fin de imponer al resto de la ciudadanía sus ideas mediante la fuerza así como el terror. 

Aquellas organizaciones como Grupos Armados Españoles, Guerrilleros de Cristo Rey o Triple A, fueron aglutinados en lo que se ha denominado como terrorismo ultraderecha o tardofranquista. Estas bandas cometieron diversos crímenes que agrandaron la lista de víctimas asesinadas por bandas vinculadas a la derecha radical en el marco de la transición democrática. Una de ellas es el joven catalán Guillem Agulló, asesinado el 11 de abril de 1993 por un grupo de neonazis. 

Guillem Agulló: El crimen de una generación 

En 1993, España se había visto empañada por el crímen de las niñas de Alcàsser,  atravesaba un período de gran recesión económica y la provincia de Valencia recibía a miles de jóvenes dispuestos a disfrutar de los excesos que les brindaba la mítica Ruta del Bacalao. También hacía frente a la masiva aparición de grupos neonazis o también conocidos de manera coloquial como ‘cabezas rapadas’ con rasgos racistas y xenófobos, a los que el Gobierno socialista tildó de “insignificantes”. No obstante, estas bandas infundieron terror en la población española, en especial, de jóvenes cuya ideología y pensamiento distara mucho de la que ellos promulgaban.

Los medios de comunicación de la época se hacían eco de los sucesos vinculados con estas organizaciones y, aunque el Ejecutivo hiciera ‘oídos sordos’ ante aquella realidad que se vivía en las calles de las principales ciudades, uno de los crímenes cometidos por estas bandas dejaría huella en toda una generación.

València homenajea a Guillem Agulló 25 años después de su asesinato

El joven Guillem Agulló.

En abril de 1993, Guillem Agulló pasaba la Semana Santa junto a un grupo de amigos en el municipio castellonense de Montanejos. Una de las noches se desplazaron a un pub de la localidad para disfrutar de la noche valenciana cuando se percató de la llegada de un grupo integrado por cinco neonazis, denominado Komando Marchalenes IV Reich . Los miembros de la banda apartaron a Guillem de sus amigos y comenzaron a agredirle. Posteriormente, uno de ellos le asestó una puñalada en el corazón que le ocasionó la muerte. Tenía 18 años, era natural de la localidad valenciana de Burjassot  y uno de los objetivos de aquel comando por militar en la organización independentista Maulets y del colectivo antirracista SHARP. Aquella noche, llevaba una cazadora con varias insignias de carácter anti xenofobia. Tras abandonar el lugar del crimen, los miembros del grupo neonazi se marcharon realizando el saludo nazi y entonando ‘Cara al sol’, himno de la Falange Española. 

Dos años después del asesinato, comenzó el proceso judicial contra los responsables del asesinato de Agulló. El pleito se celebró en la provincia de Castellón de la Plana y el magistrado condenó al autor confeso del crimen, Pedro Cuevas, alías ‘El Ventosa’ a una pena de 14 años de prisión por un delito de homicidio, de los cuáles únicamente cumplió cuatro y pasó el resto en libertad. Los jueces de la Audiencia Provincial de Castellón rechazaron el alegato de la acusación respecto a que la muerte de Guillem se había tratado de un crimen de carácter político y por ello, redujeron el ataque a una reyerta juvenil.

El resto de integrantes de la organización neonazi fueron absueltos. Sin embargo, la existencia de un testimonio fue crucial para que el padre de Guillem Agulló solicitara la reapertura de la investigación. Durante las vacaciones de Semana Santa, un miembro del grupo Acción Radical, vinculado a la ultraderecha de Burjassot, avisó al comando de la presencia de Agulló en Montanejos quien, según le comentó a uno de sus amigos, había recibido amenazas y tenía la pretensión de marcharse de Valencia.

El nazi que asesinó al joven antifascista valenciano | Público

Pedro Cuevas, alías 'El Ventosa'.

En 2005, Cuevas fue detenido en la denominada ‘Operación Panzer’, en la que fue desmantelada una presunta red neonazi que actuaba bajo la organización paramilitar Frente Antisistema (FAS). La Guardia Civil incautó en su residencia un total de 40 brazales con esvásticas, una daga nazi y puños americanos. Junto a ‘El Ventosa’ fueron detenidos 17 miembros de la banda, entre los que se encontraban dos militares. Tras la salida de prisión de ‘El Ventosa’ por buena conducta, se presentó como candidato de la formación política Alianza Nacional en la localidad de Chiva en el marco de las elecciones municipales de 2007. 

Tras del asesinato de Agulló, su familia ha recibido acoso y amenazas por parte de grupos de carácter nacional-socialistas valencianos. De hecho, en cada aniversario del fallecimiento de Guillem reciben llamadas telefónicas, burlas o pintadas de cruces gamadas. En 2020, el crimen de Guillem Agulló fue llevado a la gran pantalla de la mano del cineasta Carlos Marques en la película ‘La mort de Guillem’, la cual no fue bien acogida por grupos vinculados a la ideología nazi, pues durante el rodaje, el equipo del proyecto audiovisual fue acosado con pintadas. 

Desde el 11 de abril de 1993, la familia de Guillem Agulló ha luchado por mantener viva la memoria del joven y mediante la cuenta en la red social Twitter La Lluita Continua #Guillem, con más de 6.300 seguidores, lleva a cabo la publicación de libros, organización de conciertos y todo tipo de actos culturales bajo el lema de “Ni oblit ni perdó” (ni olvido ni perdono). 

Del asesinato de Yolanda González al crimen De Vicente Cuervo

 Años antes del asesinato de Guillem Agulló, el terrorismo tardofranquista se cobró una nueva víctima. Fue el 1 de febrero de 1980. La joven de 19 años Yolanda González, originaria de una familia burgalesa asentada en la provincia de Bilbao, había viajado hasta la capital española para cursar un grado en electrónica en el Instituto de Formación Profesional de Vallecas, donde no solo desarrolló su formación educativa sino que fomentó su compromiso político. 

Ya era una de las afiliadas a las Juventudes Socialistas de España y en Madrid, comenzó a militar en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), un pequeño grupo de ideología trotskista ilegal derivado de la Liga Comunista Revolucionaria. A raíz de su lucha política, González comenzó a ser un rostro notorio entre los movimientos estudiantiles.

42 anys de l'assassinat de Yolanda González a mans de l'extrema dreta

Yolanda González.

Una de aquellas frías tardes de febrero, Yolanda regresaba del Instituto a su casa ubicada en el madrileño barrio de Aluche, donde compartía piso con su pareja Alejandro Arizcun y su amiga Mar Noguerol, cuando llamaron a su puerta. Tras ella, dos hombres se identificaron como agentes de seguridad y pidieron a Yolanda que abriera la puerta. Al acceder registraron el domicilio y se llevaron la joven detenida alegando que pertenecía a la banda terrorista ETA. El destino final no era una Comisaría, sino un descampado, donde fue asesinada tras recibir tres disparos. Los captores no eran policías, sino que pertenecían a Fuerza Nueva y Yolanda era uno de sus objetivos al ser militante del Partido Socialista.

Al llegar el joven al domicilio, las luces estaban encendidas, Yolanda no se encontraba en el interior y las luces estaban encendidas. En un principio no le dió importancia puesto que imaginó que la joven estaba en una de sus reuniones como coordinadora estudiantil. Las alarmas saltaron al día siguiente cuando Alejandro se percató de que el bolso de la joven estaba encima de la mesa del salón. Esa misma mañana, la compañera de piso de Yolanda llegó al domicilio junto a dos amigos cuando se toparon con dos policías registrando el inmueble. Fueron estos quienes les llevaron hasta la Dirección General de Seguridad para interrogarlos por su supuesta vinculación con ETA. Fue allí, donde finalmente les informaron sobre el fallecimiento de Yolanda, cuyo cadáver se encontró el 2 de febrero de 1980 en un camino cercano en la carretera que une Alcorcón con San Martín de Valdeiglesias.

Alkorkón Combativo on Twitter:

Emilio Hellín Moro e Ignacio Abad Velázquez.

El asesinato fue reivindicado por el conocido como “Grupo 41” perteneciente al Batallón Vasco Español, el cual quisieron justificar como una venganza por el atentado de Ispáster cometido por la banda terrorista ETA a primera hora de la mañana del 1 de febrero de 1980. La noticia del crimen de Yolanda creó debate en la sociedad española y de manera inmediata se hizo eco en los medios de comunicación. En la muerte habían participado Emilio Hellín Moro, Ignacio Abad Velázquez, José Ricardo Prieto, Felix Pérez Ajero, David Martínez y Juan Carlos Rodas, quien precisamente destapó lo que en un principio parecía “un simple interrogatorio”. Rodas acudió a la Comisaría de Getafe donde confesó los hechos y aceleró la investigación. 

En febrero de 1980, el Juzgado de Instrucción número 9 de Madrid efectúo las primeras diligencias judiciales y posteriormente al Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, el cual dictó condena en 1982. A Hellín Moro se le condenó a 43 años de pena de prisión, mientras que a Ignacio Abad Velázquez a 28 años de prisión. Tanto a Pérez Ajero, Prieto como a Martínez Loza a una pena de 6 años de condena y Juan Carlos Rodas fue condenado a 3 meses de prisión.

En 1987, Hellín Moro, se dió a la fuga durante un permiso penitenciario. Viajó hasta Paraguay, donde solicitó asilo y recibió la protección del régimen militar de Alfredo Stroessner. Su huida fue destapada por un periodista de la revista ‘Interviú’, por lo que fue extraditado a España en 1990. No fue hasta 2013 cuando se obtienen datos sobre la nueva vida del que fuera principal encausado por el asesinato de González. Había centrado su carrera profesional en el ámbito de la policía e incluso en ofrecer cursos donde apostaba por la pervivencia del franquismo. 

Aquel mes de febrero de 1980, el terrorismo tardofranquista cometió un nuevo asesinato. Tan solo habían pasado nueve días desde la muerte de Yolanda González cuando se produjo el fallecimiento de Vicente Cuervo. Inquieto y comprometido con el anarquismo, Cuervo trabajaba en la fábrica de Telefunken de la calle Antonio López y militaba en el sindicato CNT.

Atisbos de luz en el asesinato de Vicente Cuervo | Madrid | EL PAÍS

Vicente Cuervo.

Aquella mañana acudió junto a otros compañeros y su pareja, Paz, para apoyar las movilizaciones contra el mitin organizado por el sindicato FNT, afín al partido de extrema derecha Fuerza Nueva, presidido por Blas Piñar. La tensión era patente y por ello, la policía comenzó a cargar duramente contra los manifestantes provocando la huida y dispersión de los mismos en dirección al barrio vallecano de Portazgo. 

Cuervo se dirigió hacía un callejón de la barriada donde fue asaltado por uno de los simpatizantes del partido ultraderechista quien le asestó un tiro con un arma de fuego frente al bar Dones. Varios testigos que se encontraban presentes en la zona identificaron a dos individuos: Félix del Yelmo e Ignacio Ortega. Ambos fueron detenidos, aunque finalmente el caso quedo sobreseído por falta de pruebas que pudieran incriminarles. No fue hasta este mes de febrero de 2023, cuando Cuervo fue considerado como víctima de terrorismo tardofranquista.

La matanza de los abogados laboralistas

El edificio de la calle Atocha 55 es uno de los bloques más antiguos de Madrid. Se compone de 25 viviendas construidas en 1887 y a día de hoy está bastante deteriorado. El 24 de enero de 1977, un grupo de abogados laboralistas acudieron como cada día al despacho ubicado en el interior del inmueble. Aquella noche, un comando de la extrema derecha llamó al timbre.

Al acceder al despacho dispararon con los trabajadores que allí se encontraban y asesinaron a Enrique Valdevira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz, Francisco Javier Sauquillo, Serafín Holgado y Ángel Rodríguez Leal. Además, hirieron a Miguel Sarabia Gil, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, Luis Ramos Pardo y Lola González Ruiz, casada con Sauquillo. La exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena era la titular del despacho pero el cambio de hora de una reunión le salvó la vida.

La matanza de Atocha, el momento clave de la transición | Cultura | EL PAÍS

Entierro de los abogados del despacho laboralista de la Calle Atocha.

El asesinato conmocionó a España y se considera uno de los crímenes del tardofranquismo. Miles de personas asistieron al funeral y durante el paso del cortejo fúnebre permanecieron en silencio como señal de repulsa a la muerte de los abogados. Este hecho fue decisivo en cuanto a la legalización del Partido Comunista durante el mandato de Adolfo Suárez. Tras el crimen, fueron condenados José Fernández Cerrá y Carlos García Juliá a 193 años de prisión y a Francisco Albadalejo, militante de las JONS, a un total de 73 años de cárcel. El pasado 7 de diciembre de 2018, García Juliá fue capturado en São Paulo por la Policía Federal Brasileña.

COMPARTIR: