29 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

El Supremo debe decidir en breve si investiga a Pablo Iglesias por el caso Dina mientras la cúpula de su partido está llamada a declarar en noviembre

El Gobierno de Sánchez intenta el control de la Justicia ante los casos de corrupción que acechan a Podemos

Carlos Lesmes, presidente del CGPJ, Pablo Iglesias, el presidente del Constitucional y la presidenta del Senado.
Carlos Lesmes, presidente del CGPJ, Pablo Iglesias, el presidente del Constitucional y la presidenta del Senado.
PSOE y Unidas Podemos han registrado este martes la proposición de ley para reformar el sistema de elección del Poder Judicial. El Gobierno intenta de esta manera hacerse con el control de la Justicia ante el bloqueo que mantenía el Partido Popular para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, presidido por Carlos Lesmes en funciones desde diciembre de 2018.

El CGPJ debería haberse renovado hace casi dos años. Ahora los cambios que pretende el Gobierno consisten en facilitar la constitución del Consejo Judicial una vez cumplido el mandato. En ese sentido se prevé poder constituirlo cuando se hayan designado por las Cámaras los 12 vocales correspondientes, aunque no se hubieran designado los 8 del turno de juristas.

Para facilitar la renovación, el plan pretende mantener la mayoría de 3/5 de la Cámara pero se establece que, si no se alcanzase en primera votación en alguna de las Cámaras, se podrán elegir los seis vocales que le corresponden por mayoría absoluta. Los socios eligen así la vía de la tramitación parlamentaria, en lugar de la del Consejo de Ministros acelerando de esta manera los trámites.

La trama en contra de Iglesias

Las prisas llegan ahora que el vicepresidente Iglesias y su partido se enfrentan a un otoño jurídico incierto. Lo que empezó en su momento como una estrategia para vender una trama de las ‘cloacas del Estado’ contra Unidas Podemos durante la campaña electoral de abril de 2019, se le ha vuelto en contra a Pablo Iglesias, que tendrá que someterse a la investigación del Supremo.

El pasado 7 de octubre la Audiencia Nacional envió al Supremo una exposición razonada para investigar al vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, por delitos de descubrimiento y revelación de secretos, con agravante de género, daños informáticos y acusación o denuncia falsa y/o simulación delito en relación con el robo del móvil de su exasesora Dina Bouselham.

La exposición enviada por el juez Manuel García Castellón incluye, además de a Pablo Iglesias, también a la directora de los servicios jurídicos de Podemos María Gloria Elizo y a los letrados de esta formación Marta Flor Nuñez y Rául Carballedo, así como a la propia ex asesora Dina Bouselhan y Ricardo Dasaferreira, estos dos últimos por falso testimonio. El magistrado considera que Iglesias usó de forma fraudulenta este proceso para intentar lograr algún tipo de ventaja electoral. El juez ha denunciado también que desde que tomó esta decisión recibe numerosas amenazas, algunas incluso de muerte, en redes sociales.

Lo que parece evidente es que tanto el futuro judicial del Vicepresidente del Gobierno como de la formación morada se presenta complicado. Por un lado, el ‘Caso Dina’ cada vez presenta más ramificaciones y, por otro, la sombra sobre la presunta financiación del partido, que siempre le ha perseguido, se ha judicializado tras ser imputado el partido como persona jurídica. Ambos casos están unidos y su nexo es José Manuel Calvente que fue abogado de Podemos y ha vivido una salida abrupta del partido tras, según ha declarado públicamente, advertir de los peligros que la postura oficial de Podemos ante el ‘Caso Dina’ podrían acarrearles.

Además, el titular del Juzgado de Instrucción número 42 de Madrid, Juan José Escalonilla, ha citado para el día 20 de noviembre como investigados a Juan Manuel del Olmo, secretario de Comunicación de Podemos y responsable de las campañas, al tesorero Daniel de Frutos, a la gerente del partido Rocío Esther Val  y a la responsable de Compras y Finanzas, Andrea Deodato, tras la denuncia presentada por José Manuel Calvente por posible malversación y administración desleal, entre otros posibles delitos.

También como investigados están citados Elías Castejón Hernández, administrador de la mercantil Neurona Comunidad, S.L. y Eduardo López Hernández, que aparece en el contrato como persona de contacto del prestador de servicios. Ellos comparecerán el 13 de noviembre. El mismo día también lo harán el arquitecto, Manuel Campos García encargado la reforma de sede central de Podemos, y  Manuel Fernández Alarcón.

José Manuel Calvente.

José Manuel Calvente ya se pronunció hace unos meses en el  periódico El Confilegal: “El caso Dina, no existía todavía en la Audiencia Nacional, y me negué a que Marta Flor [abogada de la formación] entregara a Fiscalía la denuncia del robo del teléfono de Dina Bousselham que se encontraba en un Juzgado de Alcorcón”, aseguró. “El caso Dina fue un montaje. Les dije que no había caso. Mejor no hubieran presentado la tarjeta de del teléfono de Dina en la Audiencia Nacional. Pero esto solo demuestra la torpeza del partido en este asunto judicial. Si hubieran destruido la tarjeta ahora no tendrían pruebas ni caso contra Pablo Iglesias”, añadía.

Lo cierto es que el Juez García Castellón despojó de la condición de perjudicado a Pablo Iglesias el pasado 17 de junio tras convencerse de que no era real la historia tal y como la planteaba el Vicepresidente del Gobierno. Según Calvente en el partido se utilizó el asunto del robo del móvil a Bousselham para construir el “caso Dina” en función de la presunta “relación íntima” de la abogada Marta Flor y el fiscal anticorrupción Ignacio Stampa, de la que él fue testigo.

Un caso con nombre de mujer

Este asunto, el denominado ‘Caso Diana’ que tanto complica la vida a la formación empezó con una situación, aparentemente, trivial. Este episodio presenta variaciones según quién lo cuente. Si seguimos el relato oficial, a un director de un semanario del Grupo Zeta le llegó la tarjeta del teléfono móvil de la asesora de Iglesias. Ese periodista reconoció ante el Juez que le entregó esa tarjeta, que contenía entre otra información varias imágenes, a sus superiores. Así fue corriendo la tarjeta de mano en mano, como la falsa moneda, hasta llegar al excomisario VillarejoTodo ello para acabar siendo investigados por el juez García Castellón en la Audiencia Nacional, que bautizó la pieza con el nombre de Dina.

Dina Bousselham.

Otras versiones, aseguran que Bousselham no se tomó bien la distancia que Iglesias quiso marcar con ella tras su breve experiencia como europarlamentario y que, poco después, esa tarjeta casualmente acabó en la mesa del director del citado semanario. Es cierto que se intentó traficar con intimidades con las peores intenciones, pero no es menos verdad que el partido morado le sacó mucho rédito político hablando de una trama orquestada contra Podemos. Sin embargo, eran otros tiempos y entonces el entendimiento entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias parecía lejano.

Dina vivió una época de alejamiento con el líder del partido morado, pero, cuando en Madrid cristalizó la ruptura del partido entre ‘Errejonistas’ y ‘Pablistas’, Dina apostó a caballo ganador. Eso supuso su salida del Ayuntamiento de Madrid donde hasta 2019 se encargó del Área de Migraciones de la Comunidad de Madrid y de la Secretaría de Comunicación, formando parte del Consejo de Coordinación, para ascender a la dirección de Podemos Madrid y ahora ser directora de La Última Hora, el periódico de la formación morada.

Las contradicciones de Dina

En su primera declaración, Bousselham transmitió al juez y a los fiscales que lo que Pablo Iglesias le dijo es que habían intentado venderle las imágenes que había en la tarjeta como si fuesen de su pareja, que no lo era. Sin embargo, también dijo que Iglesias le devolvió la tarjeta seis meses después de que llegase a su poder. Además, añadió que ese dispositivo estaba ilegible y que intentó repararlo y puede justificarlo.

Cuando un medio de comunicación publicó parte de esas conversaciones privadas, Bousselham amplió la denuncia por el robo de su móvil. Sin embargo, no dijo a los agentes que esa tarjeta estaba ya en su poder, porque se la había dado Pablo Iglesias. Pero esta explicación no convenció al juez instructor Manuel García Castellón, quien ha preguntado a la testigo si habría obrado de igual modo en el caso de que le hubiesen robado un coche: "¿Vuelve a ir a la Policía y no dice que lo ha encontrado?"

Dina Bousselham y Pablo Iglesias. 

Para entender la relación de Dina Bousselham con el vicepresidente es necesario explicar que es una de las personas de máxima confianza de Pablo Iglesias. Un circulo que, tras las batallas internas en Unidas Podemos, cada vez se estrecha más. Son pocas las personas que tienen hilo directo con el actual Vicepresidente 2º del Gobierno. Dina es una de ellas.

Bousselham nació en Tánger el 27 de julio de 1990. Esta ciudad, antiguo condominio internacional hasta su incorporación al reino de Marruecos en 1957, es una de las más ciudades cosmopolitas del norte de África gracias a su influencia cultural cristiana, musulmana y judía. De nacionalidad marroquí, Dina llegó a Madrid con 18 años para estudiar en la Universidad Complutense de la capital Ciencias Políticas y de la Administración. En esos años universitarios conoció a Iñigo Errejón. El hoy líder de Más País, era entonces la cabeza visible de Juventud Sin Futuro una de las plataformas reivindicativas que cristalizaron en el Movimiento 15-M en 2011.

Fue en esa época, cuando la amistad entre Errejón y Pablo Iglesias cristalizó. Dina conoció a través de Iñigo al hoy líder absoluto de Unidas Podemos. El enfrentamiento entre Iglesias y Errejón le pilló en el medio de todo. Dicen los que la conocen que su carácter directo y un tanto frío le hizo esperar para alinearse con el que, finalmente, se alineó y resultó vencedor de la contienda política intramuros del partido morado. Aunque su sintonía con Errejón es públicamente buena, dicen que el hoy líder de Más País, no ha perdonado a su amiga este cambio de bando.  García Castellón tampoco le perdonó las contradicciones en sus declaraciones.

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