Tras más de un mes atrapado, su abogado Fernando Osuna pide colaboración para que llegue al aeropuerto de Nuakchot y le retiren su "falsa acusación"
Cautivo 40 días en Mauritania un capitán mercante canario: "Pido ayuda para su regreso"

Ya son casi 40 días los que el capitán de un buque pesquero canario permanece atrapado en Mauritania. El patrón de la embarcación continúa retenido en la costa mauritana después de que el 13 de julio se le condenase por una supuesta colisión contra un cayuco.
El capitán estaría en un emplazamiento ubicado en la bahía de Nuadibú, el área económica y comercial más importante del país. Un puerto de mar situado a unos 500 kilómetros de distancia de la capital, Nuakchot, como explica el abogado Fernando Osuna a elcierredigital.com.
El letrado manifestó, hace ya algunas semanas, que la justicia mauritana "imputa falsamente" a su cliente por haber colisionado el barco pesquero contra un cayuco, provocando, supuestamente, la muerte de los seis ocupantes de la embarcación en la costa mauritana. “Eso es totalmente incierto”, afirma.
La comunicación de Fernando Osuna con el capitán del buque español comenzó el 22 de julio y, desde entonces, la incertidumbre y las condiciones del patrón han ido empeorando. Como afirma el abogado, un grupo de psiquiatras han evaluado el estado del prisionero desde Mauritania. “El capitán está muy mal. El trato que ha recibido es inhumano: ha estado dos días seguidos sin prácticamente recibir alimentos, no le daban comida”.
Tras más de un mes en suelo mauritano, el capitán se enfrenta ahora a un nuevo problema: intentar regresar a España. A pesar de su aparente libertad, el patrón no cuenta con ningún tipo de documentación que lo avale. “La autoridad judicial no le ha entregado nada: ni el auto de procesamiento, ni el auto de libertad. Nada”, explica Fernando Osuna.
Por ello, el camino que debe emprender hasta el aeropuerto más cercano resulta peligroso. “Tener que atravesar 400 o 500 kilómetros desde la costa mauritana al aeropuerto de Nuakchot, la capital, sin ninguna acreditación” es complicado.

Un barco pesquero en el puerto
“Allí hay muchas patrullas del ejército y de la policía, y si lo paran va a tener muchísimos problemas”. El letrado afirma, además, que “eso será si no tiene la mala suerte de encontrarse con el ISIS y a los yihadistas, que por lo visto campean por Mauritania” comúnmente.
Por todo ello, el capitán “necesitaría algún tipo de protección, algún escolta. Y, sobre todo, documentación que no tiene” para poder regresar a Huelva con garantías. Fernando Osuna indica que “la empresa canaria propietaria del buque está muy pasiva o no se mueve todo lo necesario”. Y aclara que las autoridades diplomáticas, tampoco.
Sí es cierto que la empresa está negociando indemnizaciones, el abogado afirma que llevan 15 días o más con dicho proceso. “Esto no se cierra y el capitán está moralmente derrotado. Es muy alarmante su situación”, indica.
Osuna manifiesta además que aunque el afectado sostiene que los hechos de la colisión con el cayuco son totalmente falsos, ante la actuación de las fuerzas mauritanas “habrá que llegar a algún tipo de acuerdo económico. Con la compañía de seguros del barco, la empresa...”.
Falsas acusaciones
El buque canario cuenta con una eslora de unos 50 metros y estaba tripulado por 26 miembros procedentes de Mauritania, Marruecos y de Senegal. Ninguno de ellos estuvo retenido, ni tuvo cargos judiciales, a excepción del capitán, que ha afirmado a su abogado que el delito del que se le acusa es “totalmente incierto y que tiene a toda la tripulación de testigos”.
Y Fernando Osuna ha afirmado que no existían pruebas del supuesto hundimiento de la embarcación mauritana: ni había cadáveres, ni testimonios de las familias de los supuestos afectados, ni se escuchó un ruido propio de una colisión de semejante dimensión. “Si hubiéramos colisionado con alguna embarcación, el ruido hubiera sido brutal”, explicó el afectado.
Desde que se comunicó su retención hasta la actualidad han sido varias las ocasiones en las que parecía acabar la pesadilla del capitán. En un primer momento se le aseguró que saldría del país el día 5 de agosto. Sin embargo, después de que le entregaran incluso el pasaporte, la autoridad judicial mauritana denegó su vuelta a España.
Poco después, el 10 de agosto, la situación se repitió y tampoco pudo regresar. Su abogado afirma ahora que “está todo en el aire” y el futuro del capitán es incierto, por lo que esperan que la empresa y las autoridades españolas puedan colaborar en su protección y traslado.
Condiciones inhumanas
Durante los casi 40 días que el patrón ha estado retenido, ha permanecido en unas condiciones de vida pésimas y, como explica su abogado, en un estado “totalmente irregular y peligroso”. Añade que estuvo “sin abogado y sin haberle entregado el juez el atestado y resto de actuaciones policiales y judiciales”.
Además de la total indefensión que sufrió el afectado, las condiciones fueron infrahumanas: la celda en la que se le detuvo tenía insectos, estuvo dos días sin comer y beber, no disponía de las medicinas que necesitaba y se negaban a proporcionárselas, según afirma Fernando Osuna.
El afectado explica que, una vez llegue a España, pedirá indemnizaciones “que serán muy altas” por la pesadilla que ha vivido. El letrado afirmó poseer varios certificados médicos donde el psiquiatra concluye que el patrón del buque presenta un “síndrome de ansiedad enorme”.
Como expresa el afectado, allí "los derechos humanos son pisoteados constantemente”. Admitió, además, temer una reacción violenta: “Vaya a ser que me lleven al desierto y allí me peguen dos tiros. Aquí los derechos de los ciudadanos son nulos”.
Ahora el abogado subraya la angustia y ansiedad extremas que sintió su cliente. Según afirma, el sistema judicial y policial de Mauritania ha funcionado muy mal en el caso de este patrón, dejándolo desamparado y con la única ayuda de un abogado de avanzada edad, con el que no se podía comunicar debido a que no conocía el español.
Fernando Osuna menciona también la solidaridad de algunos compatriotas españoles del capitán, que le han brindado su ayuda en los últimos días. Estos “lo animan, le llevan algo de comida, le dan apoyo moral y anímico” e intentan que su obligada estancia en Mauritania sea lo más llevadera posible.