02 de octubre de 2023
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FIN DE SEMANA

La icónica prisión americana situada en San Francisco cerró sus puertas hace más de 60 años debido a su alto coste

Así fueron los intentos de fuga del penal de Alcatraz: De tablas de surf a cuerpos engrasados

Cárcel Alcatraz.
Cárcel Alcatraz. / Cerró sus puertas hace más de 60 años.
Alcatraz, la mítica prisión estadounidense de máxima seguridad, cerró sus puertas hace más de 60 años. Unos 20 años antes de su clausura tenía lugar una de las fugas más ambiciosas de la prisión. Estuvo protagonizada por Floyd Hamilton, compañero de andanzas de Bonnie & Clyde, y otros tres presos. Hamilton logró despistar a las lanchas que lo buscaban en el mar, aunque finalmente fue capturado y volvió a la cárcel.

Hace sesenta años se cerraban las puertas de Alcatraz, una de las cárceles más famosas y herméticas de la historia. Fue el 21 marzo de 1963 cuando definitivamente se ordenó el cierre del centro penitenciario a causa de su fracaso como modelo de prisiones y por su alto coste. El presidio de Alcatraz fue durante décadas sinónimo de mala suerte para los condenados. En él concurrían los peores convictos y los más peligrosos. Su edificio equivalía al destino final del preso, pues quien era condenado allí ya no regresaba.

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La isla de Alcatraz, donde se encuentra el famoso presidio.

Construida en una pequeña isla frente a la costa de San Francisco, se presentó como la cárcel más hermética e inexpugnable del mundo. A ella se derivaban los convictos que el sistema federal no podía controlar, a los que se deseaba aislar del resto de la población carcelaria. Entre ellos, Al Capone fue la mayor celebridad. Aunque estuviera considerada como una cárcel inexpugnable, hoy elcierredigital.com cuenta algunas de las fugas más interesantes.

El primer intento de fuga

Joseph Bowers fue el primero en desafiar los muros de “La roca”. Condenado a 25 años tras robar dieciséis dólares con treinta centavos de una oficina de correo, Bowers ingresó en Alcatraz el 4 de septiembre de 1934, donde se encargaría de trabajar en el incinerador de basura de la prisión.

Dos años más tarde, el 1 de abril de 1936, Joseph Bowers corrió hacia unas vallas metálicas de donde saltó. Uno de los guardias que estaban apostados en la torre de control le vio, advirtiéndole para que se detuviera. No lo hizo y acabó siendo acribillado a balazos por los guardias de las torres. Bowers cayó desde una altura de unos 10 metros a la orilla y acabó ahogándose. Sus compañeros de celda dijeron que lo de Bowers había sido un “suicidio asistido”.

Otros fugas destacadas

Otro de los intentos de fuga de Alcatraz tuvo lugar el 21 de mayo de 1945, cuando Arthur Baker, William Martin, Rufus McCain, Henri Young y Dale Stamphil lograron escaparse del bloque D de la prisión, uno de los lugares más seguros de Alcatraz, y consiguieron llegar a la orilla por la noche. Con los materiales que encontraron empezaron a construir una embarcación aunque, como en el resto de casos, uno de los guardias los vio y comenzó a dispararles desde la torre de vigilancia. Uno murió allí mismo, otro fue herido de gravedad y los otros tres reos fueron enviados a celdas de aislamiento.

Alcatraz

Interior de la cárcel de Alcatraz.

En septiembre de 1941 John Richard Bayless logró lo que muchos antes no habían conseguido: llegar a la orilla sin ser visto por los guardias de las torres de vigilancia, llegando a lanzarse al mar. Pero la baja temperatura del agua, las fuertes corrientes marinas y la gran distancia hasta tierra, hizo que Bayless se entregara de nuevo. 

Floyd Hamilton y su espectacular intento de fuga

Hace 80 años, concretamente el 13 de abril de 1943, cuatro presos desesperados intentarían fugarse de la prisión de Alcatraz. Floyd Hamilton, James Boarman, Fred Hunter y Harold Brest emprendieron la más espectacular fuga de Alcatraz hasta ese momento.

Floyd Hamilton era uno de los presos más destacados de Alcatraz y gran experto en fugas. Su fama se debía a que era socio de la pareja de delincuentes Bonnie y Clyde. De hecho, fue apresado cuando intentaba liberarlos.

Durante el tiempo que pasó en la prisión trabajaba en el taller de carpintería. Algo sobre lo que reflexionó mucho Hamilton fue en la forma de 'L' que tenía el edificio, lo que impedía al guardia controlar a todos los reclusos a la vez. Después de pensarlo mucho, Hamilton convenció a los otros tres prisioneros: James Boarman, Harold Brest y Fred Hunter para llevar a cabo la fuga. Tres presos que tenían grandes ansias de libertad y desinterés por la vida. Fred Hunter era un ex miembro de la banda de Alvin “Creepy” Karpis; Harold Brest era secuestrador y ladrón de bancos, y, por último, James Boarman, un asaltante sin delitos ni crímenes a la espalda.

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Floyd Garland Hamilton, James Boarman, Harold Brest. 

Durante las semanas siguientes desarrollaron su plan de fuga: se dedicaron a serrar los barrotes de las ventanas que daban al mar. Además, fabricaron dos cuchillos en el taller de industrias del penal, robaron de la lavandería cuatro uniformes de guardias, prepararon cuatro latas para guardar los uniformes y que se mantuvieran secos y fabricaron cuatro tablas parecidas a las de surf con unos agujeros para, una vez en el mar y bajo el agua, poder respirar a través de ellos con unos tubos robados de la enfermería. Un plan de lo más ingenioso que haría dudar de la seguridad de la prisión. 

El 13 de abril, una vez a punto todo lo requerido, tomaron al guardia George Smith y al jefe de seguridad del penal Henry Weinhold como rehenes y se escaparon, pero previamente se desnudaron, se untaron con grasa del taller de carpintería para soportar la baja temperatura del mar, hicieron saltar las rejas limadas de la ventana, tiraron al mar las latas para los uniformes, arrojaron las tablas y después saltaron ellos desde veinte metros de altura. 

Aunque corrieron hacia la orilla de la isla, recibieron los disparos desde la torre de vigilancia. Boarman murió y Hunter y Brest fueron capturados. Hamilton fue dado por muerto suponiendo que su cuerpo se había hundido en el agua, pero no fue así. Se encontraba escondido en una de las cuevas de la isla, muerto de miedo y frío. Estuvo ahí durante dos días enteros antes de que volviera a prisión y se entregara. 

La cárcel Alcatraz

Inaugurada en 1934, tuvo un recorrido breve pese a la creencia popular, ya que estuvo operativa menos de treinta años. El día de su cierre quedaban solo 27 convictos en su interior. El edificio era conocido por ser claustrofóbico e imponente. Contaba con 336 celdas, de las cuales solo se llegaron a ocupar 302 en el momento de máxima población.

Dentro de sus muros imperaba el silencio. Los prisioneros casi no tenían oportunidad de hablar entre ellos, se pasaban la mayoría del tiempo aislados. Los turnos para contar los presos y comprobar que ninguno había escapado eran permanentes. Asimismo, la cárcel contaba con varias torres de vigilancia, un gran número de guardias armados, varias rejas para clausurar el acceso y la comunicación entre sectores, un protocolo anti escapes y, muy importante, el Océano Pacifico que rodeaba la isla. Quien consiguiera escapar del edificio sería vencido por las aguas frías y las corrientes del Pacifico.

Sin embargo, Alcatraz no es la única. A lo largo de la historia se han construido diversas cárceles con la premisa de ser herméticas y seguras. De todas ellas, cabe destacar la ADX Florence y la cárcel de Ushuaia.

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