29 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

La gaditana cree que los hijos de la australiana Folbigg murieron por causas naturales, a pesar de ser sentenciada a 25 años de cárcel por el crimen

Carola G. de Vinuesa, la científica española que lucha por la inocencia de una condenada por cuatro asesinatos

Carola García de Vinuesa.
Carola García de Vinuesa. / Científica española.
La española Carola García de Vinuesa busca justicia para Kathleen Folbigg, una australiana condenada a 25 años de prisión por haber asesinado, presuntamente, a sus cuatro hijos. A través de una investigación, la científica española dice tener pruebas que certifican que la muerte fue natural, causada por una mutación genética. Con estudios en Medicina, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria laboral en Australia.

La australiana Kathleen Folbigg lleva 19 años en prisión por haber asesinado, presuntamente a sus cuatro hijos. Aunque la mujer siempre defendió su inocencia, ni las autoridades judiciales ni el pueblo australiano parecieron creerla nunca. Sí que lo hizo, sin embargo, la científica española Carola García de Vinuesa, que lleva desde 2018 investigando estas muertes para demostrar que se produjeron por causas naturales, derivadas de una mutación genética que el equipo de la española descubrió en la madre.

“Tengo muy poca tolerancia hacia la injusticia y, sobre todo, hacia la injusticia que perjudica a las mujeres”, explicaba la científica en una entrevista con El periódico de Aragón. El caso de Folbigg, que fue encarcelada en el año 2003, le llegó a la española en 2018 a través de David Wallace, un abogado que vio un reportaje televisivo sobre el caso. Según confirmaba García de Vinuesa al diario ya mencionado, Wallace le preguntó si existía “la tecnología para realizar una investigación genética”, y eso sentó el precedente para que la inmunóloga leyera los informes y empezara a investigar el caso.

Carola García de Vinuesa, una gaditana con reconocimiento internacional

Carola García de Vinuesa, también denominada en sus redes sociales como Carola Vinuesa, nació hace 52 años en Cádiz y, aunque pasó gran parte de su infancia entre Estados Unidos y Bélgica, fue en España donde realizó sus estudios en Medicina que finalizó en el año 1993 en la Universidad Autónoma de Madrid.

Siete años más tarde, en la Universidad de Birmingham se doctoró en Inmunología para, en 2005, hacer un posdoctorado en inmunogenética la Universidad Nacional de Australia. Fue en esta época cuando comenzaron sus andanzas en este país, donde se mantendría gran parte de su vida, esta vez trabajando. Una de sus hazañas fue ser cofundadora y directora del Centro de Inmunología Personalizada de Australia. Su labor científica la han convertido en toda una eminencia en su campo.

Kathleen Folbigg en uno de sus juicios.

Miembro de la Academia de Ciencias Australiana, así como de la Academia de Salud y Medicina, también ha trabajado para la Universidad Jiao Tong de China. Actualmente, la científica ha regresado a Reino Unido, donde trabaja en el Instituto Francis Crick.

A la inmunóloga le avala un extenso palmarés científico. Sin embargo, no es lo único que ha comprometido su vida. Siempre defensora de la justicia social y la solidaridad, hizo voluntariado al lado de la Madre Teresa en Calcuta, India. Años más tarde, se marchó a Ghana, África, para educar a los trabajadores de salud de la ciudad. Esta última experiencia fue la base para el tema de su doctorado, una investigación de la inmunidad a la meningitis.

El caso de Kathleen Folbigg

Su causa social más reciente es la que tiene que ver con Kathleen Folbigg, de la que quiere demostrar su inocencia. La historia de Folbigg se remonta al año 1989, cuando la australiana se casó con Craig Folbigg y tuvieron a su primer hijo, Caleb.

Según contaba la investigadora, este primer bebé murió a los 19 días a causa de una laringomalacia, denominada también laringe flácida, que ocasionó una obstrucción de las vías respiratorias del niño, que falleció mientras dormía.

En 1991 nació su segundo hijo, Patrick. Y aunque todo parecía ir bien durante los tres primeros meses pero cuando tenía cuatro sufrió un episodio que hizo que dejara de respirar. Fue hospitalizado y sobrevivió, sin embargo algún tiempo después desarrolló epilepsia y ceguera. Patrick falleció con ocho meses a causa de un ataque epiléptico.

A pesar de estas dos pérdidas, Folbigg siguió intentando ser madre. En 1992 nació su hija Sarah. Durante diez meses se mantuvo sana pero, con esta edad, sufrió una infección respiratoria que le ocasionó fiebre e hizo que muriera mientras dormía. El certificado médico confirmó muerte súbita del lactante, tal como se diagnosticó con el primer hijo de la mujer.

Folbigg y su hija Laura en 1999.

La cuarta y última muerte a la que Folbigg se enfrentó fue a la de su hija Laura. Vivió durante 18 meses, tras los cuales falleció a causa de una infección del corazón. Sin embargo, aunque había pruebas para ello, Vinuesa afirma que “al forense le dijeron que había habido tres muertes previas y aludió a una ‘causa indeterminada”.

Fueron estas dos últimas muertes las que sellaron el destino de la australiana de cara a los juzgados. Por aquel entonces, Roy Meadow -un reconocido pediatra británico- elaboró una teoría que afirmaba que “una muerte súbita es una tragedia; dos resulta sospechoso, y tres es asesinato”. Estas palabras reforzaron la idea de que las muertes de los hijos de Folbigg no fueron naturales.

Sin embargo, la científica española afirma que su investigación demuestra lo contrario. “Encontramos una mutación tanto en Kathleen como en sus dos hijas que explica la muerte de las niñas. Ocurre en una proteína que se llama calmodulina. (…) tiene más del 99% de probabilidad de ser la causa de la muerte súbita de las niñas. Es decir, no fueron asesinadas sino que murieron por una arritmia cardiaca”, confiesa.

También se expusieron los diarios de la madre, que la inmunóloga afirma que fueron analizados por un juez sin ayuda de psicólogos y que solo pudo acceder a “algunas frases sacadas de contexto”. Debido a esto, la justicia australiana ha considerado que la mujer tendrá que mantenerse en prisión hasta cumplir la totalidad de su condena. Mientras tanto, Carola García de Vinuesa seguirá luchando por intentar conseguir justicia para ella gracias a sus investigaciones.

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