El acusado de matar a cuatro personas y comerse el cerebro de una cumple condena en un aislamiento de cristal bajo suelo en la prisión de Wakefield
Robert Maudsley: El asesino devorador de sesos que inspiró al personaje de Hannibal Lecter

Robert Maudsley es un criminal de origen inglés conocido por inspirar al icónico personaje del cine Hannibal Lecter. Lleva 40 años en una celda de cristal situada bajo la prisión de Wakefield, en Inglaterra. El documental titulado “HMP Wakefield: Evil Behind Bars” se publicó en 2022 y consiguió, de nuevo, hacer popular a este asesino en serie gracias al testimonio del sobrino de Maudsley, Gavin, que cuenta cómo su tío, un hombre tranquilo, culto y de voz suave, se convirtió en un personaje estudiado por la criminología.
Fue en 1974 cuando Maudsley estranguló a su primera víctima, John Farrell, un hombre que quiso tener sexo con él cuando el joven se prostituía. Aparentemente, Farrell le mostró a Maudsley fotografías de niños de los que había abusado sexualmente. Después de asesinarlo, Maudsley se entregó a la policía pidiendo atención psiquiátrica.

Robert Maudsley
Fue considerado no apto para un juicio y enviado a Broadmoor, una institución psiquiátrica de alta seguridad. En 1977, estando allí, torturó durante nueve horas y hasta la muerte, junto a otro interno, a un tercer paciente llamado David Francis, juzgado por abuso de menores.
Pero no fue el único. A Maudsley se le atribuyen tres muertes durante su estancia en Broadmoor. Ante estos hechos, las autoridades del Reino Unido consideraron que era demasiado peligroso para convivir con otros presos y construyeron una celda de aislamiento expresamente para él.
Maudsley es, desde entonces, el preso británico que más tiempo lleva confinado en régimen de aislamiento y quizá uno de los más reconocidos en la criminología del país británico tras el polémico Charles Bronson. Además, de sus últimos dos crímenes la prensa inglesa informó de que se había comido los cerebros de sus víctimas tras matarlos.

Robert Maudsley
Esta terrorífica historia protagonizada por Maudsley acabó inspirando la figura de Hannibal Lecter, el personaje literario que llegó a la gran pantalla con El silencio de los corderos, uno de los thrillers psicológicos más aclamados por crítica y público.
Gavin, sobrino de Maudsley, afirmó en el documental que el asesino advirtió en una carta que volvería a matar en caso de ser liberado. Ante su grado de peligrosidad, decidieron hacerle una jaula de cristal parecida a la de Hannibal Lecter en la película.
La ‘mítica’ celda de Maudsley
La celda en la que se encuentra Robert Maudsley ocupa 5,5 metros de largo y 4,5 metros de ancho, las ventanas están a pruebas de balas y es vigilado por guardias armados 23 horas al día. En dicha habitación solo hay una mesa y una silla, fabricadas de cartón comprimido. Mientras que el inodoro y lavamanos están fijados herméticamente al suelo.
La cama es de hormigón y la puerta está hecha de acero sólido. La jaula está rodeada de gruesos paneles acrílicos, donde solo tiene un abertura para recibir la comida. Maudsley tiene permitido hacer ejercicio una hora acompañado de 6 guardias armados y sin presos cerca.
El origen del asesino
Robert Maudsley nació en 1953 en Toxteth, un pueblo cercano a Liverpool. Fue abandonado por sus padres biológicos junto a sus once hermanos. Todos ellos fueron a un orfanato católico de Merseyside.
Cuando Robert tenía ocho años, los padres biológicos se llevaron a todos sus hijos de vuelta a casa para cobrar los seguros de mantenimiento. Ahí empezó el infierno. La mujer era adicta a la cocaína y el padre era alcohólico. Se sabe, además, que el hombre abusaba de Robert y le daba constantes palizas, teniéndolo acostumbrado a estar encerrado durante largos periodos.

Robert Maudsley en su infancia
“Lo que más recuerdo de esos momentos eran las palizas. Una vez estuve encerrado en mi habitación por seis meses. Mi padre sólo abría la puerta para golpearme y violarme”, contó Maudsley cuando ya era adulto. A los 16 años se fue de esa casa a un centro de menores. Es ahí donde se volvió adicto a la marihuana y a la cocaína. Y tuvo que dedicarse a la prostitución para solventar sus adicciones.
A los 21 años cometió su primer crimen. Robert estranguló a John Farrel, un pedófilo a quien golpeó hasta el cansancio. Tras el crimen, fue condenado a cadena perpetua y las pericias psicológicas aconsejaron que nunca fuera liberado. Sin embargo, Maudsley fue a un hospital psiquiátrico por una presunta psicosis. Parecía estar tranquilo, pero en 1977 lo encerraron con David Cheeseman, otro pedófilo, a quien terminó matando tras torturarlo.
Finalmente acabó con la vida de tres reos. A un condenado de violación a una menor lo mató y, tras abrir una tapa craneal, comió parte de su cerebro. Desde ese momento fue declarado un peligro para la sociedad.

Maudsley en prisión
Se conoce que en el año 2000 pidió que lo dejaran morir y, tras una rotunda negativa, escribió una carta. “¿Para qué sirve tenerme encerrado las 23 horas del día? ¿Por qué molestarse siquiera en alimentarme y darme una hora de ejercicio? ¿Para quién soy realmente un riesgo?”, se preguntaba Maudsley en su comunicado.
Años después pidió juegos de mesa con los guardias o un loro con quien hablar, pero todas sus peticiones fueron descartadas hasta el año 2017. Ese año le dieron una PlayStation 2 y en su 64 cumpleaños le regalaron el videojuego “Call of Duty”.
En una carta Maudsley sostuvo que si hubiera matado a sus padres, no habría muerto una persona más. Maudsley no volverá a ver las calles y será recordado por estar preso bajo tierra. “Mi vida en solitario es un largo período de depresión ininterrumpida”, señaló en una entrevista en 2003.