23 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

De Irlanda a Boston y de la pobreza a la riqueza, la familia llegó a lo más alto con el nombramiento de John F. Kennedy como el 35 presidente de EEUU

La maldición de los Kennedy, cuando conmemoran el funeral de Estado del expresidente EEUU

/ La familia Kennedy.
La saga de los Kennedy ha estado marcada por las tragedias hasta el punto de haber llegado a ser calificada de 'maldita'. De Irlanda a Boston y de la pobreza a la riqueza y el poder, la familia llegó a lo más alto con el nombramiento de John F. Kennedy como el 35 presidente de los Estados Unidos. Este viernes se conmemora su funeral de Estado, por lo que recordamos el fin de una era de la que solo es superviviente Ethel, la viuda de Robert Kennedy.

De Irlanda a Boston. De la pobreza a la riqueza y el poder. Los Kennedy anclan sus raíces en tierras irlandesas, cuando los abuelos de Joseph P. Kennedy, patriarca de la saga política, llegaron a la costa este de los Estados Unidos en 1849. Ambicioso, temible y tacaño, se hizo millonario traficando con alcohol durante la Ley Seca, asociándose con el gánster Frank Costello, invirtiendo en banca e incursionando en Hollywood como uno de los artífices de la creación de los estudios RKO.

A pesar de haberse casado en 1914 con Rose Kennedy, hija del alcalde de Boston y miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos con quien tuvo nueve hijos, su voraz apetito sexual le hizo buscar otras féminas fuera de casa. La más importante de todas ellas fue la estrella Gloria Swanson, para quien produjo la película La reina Kelly (1929). Con 60 años también tuvo un affaire con su secretaria, Janet Des Rosiers, de 24. Ante esta situación, Rose encontró refugio en los tranquilizantes. Joseph P. Kennedy fue la semilla que originó ‘la maldición de los Kennedy’.

Su primogénito, Joseph Jr, falleció a los 29 años mientras combatía como piloto durante la II Guerra Mundial y su hermana Kathleen, también moriría a los 28 años cuando, estando casada con Robert Cavendish, marqués de Hartington, pereció en un accidente de aviación mientras volaba con su amante, el conde Fitzwilliam.

Para aumentar todavía más la tragedia familiar, la primogénita, Rose Marie, nació con problemas cerebrales a consecuencia de la falta de oxígeno durante el parto. Ante esta circunstancia, su padre la obligó a hacerse una lobotomía y desde los 23 años hasta que murió con 86, en 2005, permaneció recluida en secreto en un sanatorio. Al patriarca le avergonzaba tener una hija con esa minusvalía.

Un presidente de los Estados Unidos entre los Kennedy

De todos sus hijos, quien pasó a la historia fue John Fitzgerald Kennedy al convertirse en el 35º presidente de los Estados Unidos, desde el 20 de enero de 1961 hasta el 22 de noviembre de 1963, cuando fue asesinado en Dallas por Lee Harvey Oswald. Hoy se conmemora el 59º aniversario de su funeral de Estado en Arlington (Washington).

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John F. Kennedy.

Junto a su esposa, Jacqueline Lee Bouvier, protagonizó los mil días de Camelot, el período histórico durante el que estuvo sentado en la Sala Oval y por el que Jackie sería conocida como la más elegante inquilina de la Casa Blanca de la historia. Y todo gracias a los consejos de su amigo y diseñador Oleg Cassini, que también elaboró soberbios diseños para Grace Kelly.

Sin embargo, Jackie tuvo que soportar numerosas infidelidades de mujeres extraordinariamente hermosas y, por general, vinculadas al cine, la gran pasión de Josep P. Kennedy. Entre ellas hay que destacar a Angie Dickinson, Audrey Hepburn, Gene Tierney, Marlene Dietrich y Marilyn Monroe, esta última compartida por su hermano, el senador Robert Kennedy, quien también moriría asesinado en 1968 a manos de Sirhan BIshara Sirhan mientras preparaba su camino hacia la Casa Blanca.

Ethel, la cuñada de John F. Kennedy y única superviviente de la saga

Robert dejó viuda a Ethel, quien a sus 94 años es la única superviviente de una era que brilla por su ausencia. La matriarca del clan ha sufrido y ha sido testigo de otras muchas desgracias de su familia en las que las drogas, el sexo y las depresiones acabaron por mancillar el apellido más aristocrático de Estados Unidos. He aquí algunos ejemplos.

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Ethel Kennedy, viuda de Robert.

Por lo que respecta a los descendientes de Bobby y Ethel, de los once hijos que tuvieron en dieciocho años de matrimonio, dos han fallecido. El primero fue David quien, tras pasar por varias clínicas de rehabilitación y desintoxicación, murió en 1984 a los 28 años tras ingerir una combinación de cocaína, el antipsicótico Mellaril y el analgésico Demerol. En 1997, su hijo, David LeMoyne, fue acusado de pederastia porque había tenido relaciones sexuales con la niñera de sus hijos, de tan solo 14 años, pero a medida que evolucionó el caso se le acusó de un delito de estupro que quedó en agua de borrajas porque la chica se lo había inventado todo.

En las navidades de ese mismo año murió mientras practicaba deporte en la estación de esquí de Aspen en Colorado. Tenía 39 años. Cuando todo parecía haberse calmado, en 2020 Ethel quedó en estado de shock porque su nieta Maeve, de 40 años, e hija de su primogénita Kathleen, se ahogó junto a su hijo Gideon, de ocho años, mientras daban un paseo en canoa por la bahía de Chesapeake, a las afueras de Washington. Algo menos doloroso fue la infidelidad de su hija Mary Kerry (63) mientras estaba casada con el aspirante a gobernador de Nueva York Andrew Como (64), que dimitió de su cargo el año tras ser acusado de acoso sexual.

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John F. Kennedy y Jacqueline.

Tras el magnicidio de JFK, su viuda volvió a casarse con Aristóteles Onassis, un cheque en blanco que le sirvió para darse todos los caprichos más lujosos a la par que el armador hacía negocios con el país de su esposa. Siete años después enviudó y hubo de mantener una enfervorecida enemistad con su hijastra, Cristina, fallecida en 1988 a los 37 años a causa de un infarto, fruto de la mala vida que había llevado.

Jackie falleció en pocos meses de cáncer a los 64 años, en 1994, dejando una increíble herencia a sus hijos, Caroline (64), una de las pocas personas del clan que se salva de los escándalos, y John John, conocido popularmente con este doble nombre porque de pequeño era tan travieso que su madre le llamaba en repetidas ocasiones para que se estuviera quieto. El joven no llegó a realizar sus sueños.

Casado con Carolyn Bessette, junto a la que esnifaba cocaína en su loft de Manhattan, ambos perdieron la vida en el océano Atlántico mientras el hijo del expresidente pilotaba su avioneta en dirección a Martha’s Vynerad, la isla de los multimillonarios americanos donde Jackie tenía su refugio, el que Caroline ha intentado vender por 60 millones de dólares. Él tenía 38 años y ella 33. También viajaba su hermana Lauren Bessette, de 34.

Por otro lado, el hijo pequeño de Rose y Joseph, el senador Ted Kennedy, protagonizó uno de los escándalos más sonados en la década de los sesenta cuando su asistente y amante, Mary Jo Kopechne, perdió la vida en 1968. El senador conducía el coche que cayó a la bahía de la península de Chappaquiddick, ubicada al este de Martha’s Vynerad. Ted salió airoso, aunque aquel incidente marcaría de por vida su trayectoria política. Su entonces esposa, Joan (86), se refugió en la bebida hasta convertirse en una alcohólica consumada. Esa afición la heredó su hijo Patrick (55), que siendo estudiante abusó del alcohol y la cocaína durante años. Finalmente consiguió rehabilitarse.

Otro de los casos que aún resuenan a pesar del paso del tiempo fue la acusación de violación a William K. Smith (62) -hijo de Jean Kennedy- por parte de una joven a la que había conocido en un bar. Tras invitarla a su casa mantuvieron relaciones sexuales consensuadas, pero ella se inventó una historia totalmente diferente por la que el sobrino de JFK se habría enfrentado a quince años de prisión. Finalmente fue declarado inocente.

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