28 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

En 2007 Nueva Rumasa compraba el negocio y cinco años después la empresa láctea entraba en concurso de acreedores, quedando hoy solo su edificio vacío

La guerra por el legado de 'Clesa': De no sobrevivir a Ruiz Mateos a ser excluida como BIC

/ José María Ruiz Mateos delante de la antigua fábrica de Clesa.
Clesa fue muy una empresa muy conocida por la fabricación de productos lácteos. En 2007, el grupo Nueva Rumasa de José María Ruiz Mateos compró toda la compañía y sus activos para expandir su negocio alimentario. Sin embargo, la situación se torció llegando a entrar en concurso de acreedores en 2011. Entonces la Justicia apartó a la familia Ruiz Mateos de ella, aunque la compañía no sobrevivió y echó el cierre en 2012. Ahora solo queda en pie su fábrica en Madrid que solicitan sea declarada BIC.

Clesa fue una compañía dedicada a la fabricación de productos lácteos. En 2007, el grupo Nueva Rumasa perteneciente a José María Ruiz Mateos compró toda la empresa y todos sus activos con la intención de expandir su negocio alimentario. En 2010, debido al cierre del crédito por parte de los bancos, la entidad se vio obligada a emitir pagarés a un interés por encima de del mercado de la época.

Empezaba el año 2011 cuando Clesa entraba en concurso de acreedores y en septiembre de ese año presento un ERE de extinción de todos los trabajadores. En total fueron 360 empleados los perjudicados, estos estuvieron meses esperando cobrar las indemnizaciones que les correspondían

El juez decidió entonces apartar a la familia Ruiz Mateos de la gestión al considerar que habían adoptado decisiones empresariales perjudiciales para el entorno de la empresa.

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Familia Ruiz Mateos.

A primeros de los años 60 la fábrica se puso en funcionamiento en la Carretera de la Playa, actualmente conocida como Cardenal Herrera Oria. El edificio de la fábrica estuvo ideado por Alejando de la Sota, arquitecto distinguido con la Medalla Castelao y el premio Nacional de Arquitectura de España, entre otras menciones. La central lechera enseguida se convirtió en punto de referencia de la zona norte de Madrid, en concreto del distrito de Fuencarral El Pardo.

El origen de esta empresa lechera hay que buscarla en una explotación ganadera de la localidad burgalesa de Lerma. Pero no fue hasta 1943 cuando la compañía cambió de nombre y se paso a llamar Centrales Lecheras Españolas, cuyo acrónimo es Clesa. Tras 49 de vida, la central lechera cerró definitivamente, dejándonos un enorme edificio en una finca de 50.000 metros cuadrados al norte de Madrid.

Lo que queda de Clesa

Críticos y arquitectos Internacionales de primer nivel apoyan la declaración BIC de la fábrica. Muchos vecinos del barrio están a favor de salvar el edifico que en su día albergó a la fábrica de leche Clesa. La Plataforma Liebre por Gato, constituida asociaciones profesionales, patrimonialistas y vecinales reivindica la declaración de Bien de Interesa Cultural (BIC). El último acto de esta plataforma fue presentar un recurso de alzada ontra la denegación de la catalogación de esta figura jurídica. El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid también solicitó la Comunidad de Madrid que reconsidere su negativa a que Clesa sea BIC y que no de luz verde a su destrucción. El edificio en sí ya goza de una protección especial desde 2020.

Hay una amenaza real al patrimonio arquitectónico, un uso especulativo de un inmueble público y la pérdida de un equipamiento cultural para la ciudadanía. Pero también hay entidades que están encontrar de salvar el inmueble.

Protección especial para la fábrica de Clesa

El Ayuntamiento de Madrid, a través del Área de Desarrollo Urbano Sostenible, ya realizaba en 2018 una modificación puntual en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que permitía que pasara a uso público la antigua fábrica Clesa, situada en la avenida Cardenal Herrera Oria, en propiedad de la empresa inmobiliaria Metrovacesa.

El principal objetivo de esta medida era fomentar la recuperación del patrimonio histórico y proponer así un proyecto urbanístico que "contente al interés general de la ciudad", según explicó el Consistorio en un comunicado.

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Fábrica Clesa.

En el acuerdo con la promotora sobre los más de 10.400 metros cuadrados de terrenos industriales pasa por salvar la antigua fábrica y destinar los otros 44.000 metros cuadrados restantes a un uso terciario. 22.900 irían destinados a hospedaje, 19.800 a una residencia de estudiantes y los 3.000 restantes a uso comercial.

El edificio situado en el número 67 de la avenida del Cardenal Herrera Oria, fue proyectado por Alejandro Sota en 1959 y supuso un ejemplo de modernidad y racionalidad aplicada a la arquitectura industrial además de un diseño funcional que pretendía situarse en la vanguardia de las industrias españolas.

Todo esto hizo que en el año 2015, con el propósito de preservar tanto su volumetría como los elementos arquitectónicos más destacados, el gobierno municipal catalogó dicho edificio con el nivel tres grado parcial dentro de los Históricos-Industriales. De esta manera se mantuvieron las dos naves principales, las oficinas adjuntas además del cuerpo de vestuarios y acceso.  Se puso freno así a la decisión tomada un año antes, en  2014, por la empresa propietaria de solicitar una licencia de demolición. El Ayuntamiento, que en ese momento estaba  regido por el PP, suspendió la licencia y comenzó a pelear por la protección del complejo industrial. 

Tras la propuesta en la que se plantea el uso comercial y para acoger distintas viviendas, la modificación del Plan General que aprobó el Consistorio de Carmena, es el de mejorar las condiciones de protección para incluir de esta manera todo el edificio original para  uso público.

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