26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Los delincuentes, vinculados a la Camorra napolitana, buscan piezas de más de 20.000 euros de marcas como Rolex, Audemars Piguet o Patek Phillippe

'Plaga' de ladrones de relojes de lujo: El jugador culé Lewandowski, última víctima en la Ciudad Deportiva

Relojes incautados por La Policía Nacional
Relojes incautados por La Policía Nacional
La Policía Nacional tiene en el punto de mira a 250 napolitanos en un verano en el que el robo de relojes de lujo en ciudades como Barcelona, Marbella, Ibiza o Madrid se extiende como la pólvora. El modus operandi de estos delincuentes es vigilar a la víctima a través de "ojeadoras", mujeres italianas, para después con una scooter asaltarles. Los ladrones van detrás de joyas que superen los 20.000 euros, como la del jugador culé Lewandowski en la Ciudad Deportiva.

En un verano donde el robo de relojes se extiende como la pólvora por ciudades como Barcelona, Madrid, Málaga y Baleares, la Policía Nacional ya tiene en el punto de mira a 250 napolitanos que han llegado a robar a diario piezas que oscilan entre los 20.000 y los 400.000 euros. La investigación apunta a que los ladrones de estas lujosas piezas estarían vinculados con la Camorra italiana.

La última víctima de un hurto de esta clase ha sido el futbolista culé Robert Lewandowski, al que un ladrón ha asaltado con un patinete eléctrico a la salida de la Ciudad Deportiva. El jugador se encontraba saludando a unos fans cuando un varón abrió la puerta del copiloto de su coche y le sustrajo el reloj. La pieza, valorada en 70.000 euros, fue localizada por los Mossos d'Esquadra después de detener e interrogar al delincuente que lo enterró en un parque aledaño.

Según se afirma desde la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta un “75% de los robos los cometen ciudadanos napolitanos, muchos vinculados a la Camorra” y desde 2020 se tiene una base de datos con los ladrones de estas piezas más peligrosos. Así mismo, la brigada especial también cuenta con la confirmación de la Guardia di Finanza italiana que explica la vinculación de los ladrones con el grupo mafioso de Nápoles y que añade que también participan en otros delitos de tráfico de drogas y blanqueo de capitales.

Modus operandi

De la investigación abierta se ha deducido el método de robo que utilizan. En primer lugar, son células de cuatro o cinco personas que llegan a aeropuertos españoles poco vigilados, ya sea en ferry o en avión. Por ejemplo, si van a atracar en Marbella, viajan a Sevilla. En segundo lugar, toda la operación la realizan bajo una identidad falsa que se supone que les proporciona la misma organización, en este caso la mafia napolitana. Una vez llegan al destino, suelen alquilar una scooter a la que le colocan una pegatina con una mitad de una matrícula falsa para no dejar rastro.

Las mafias alquilan scooters para llevar a cabo sus robos de relojes.

Ya en la ciudad objetivo y montados en la scooter, comienza la operación del robo. Se acercan a la víctima, a la que han vigilado previamente y saben que lleva una joya de lujo, uno se baja, le retuerce la muñeca y se lo quita, mientras el otro espera cerca, con la moto encendida para huir.

Después, y para evitar que les pillen con las manos en la masa, otros dos compinches esperan en un coche, con las ventanillas abierta, la moto pasa cerca de este y encestan el reloj en el interior del vehículo.

Actuaciones previas al robo

Estos robos tienen una actividad previa de vigilancia que se realiza por las llamadas “ojeadoras”, mujeres italianas elegantes que vigilan de cerca a las víctimas, que suelen ser hombres maduros y con relojes visibles.

Las italianas se infiltran en lujares de lujo, van bien vestidas y frecuentan restaurantes y discotecas muy caras donde encuentran a sus víctimas. Una vez elegida la presa, avisan a los hombres que son los que llevarán a cabo el robo.

Eso sí, estas mujeres deben cumplir con unos perfiles, se deben ceñir a cierto valor y marca. No se roban relojes que valgan menos de 20.000 euros o que no sean de la marca Rolex, Audemars Piguet o Patek Phillippe. "Suelen elegir muy bien. Lo habitual es que roben relojes de 120 o 130.000 euros. En España se han llevado relojes de 400.000 euros. Si roban uno que vale menos de 20.000 euros lo consideran un error", explica la Policía. 

Los relojeros

En el argot policial se les conoce como relojeros a los que se dedican a robar relojes caros y no precisamente con caricias. Las medidas que se están tomando llegan hasta los hoteles, que avisan a sus huéspedes de la presencia de estos indeseables. Sin embargo, no siempre es suficiente, y se puede llegar a ser víctima de apalizamientos callejeros, creando una sensación de inseguridad que no queda tan solo para el visitante sino para todos los ciudadanos.

Tras realizar el robo, una red de recompradores perfectamente establecida, se lo compra a un tercio de su valor real. Además, al perfil de los relojeros de las mafias de otros países hay que sumarle el de los ladrones más jóvenes, que antes se dedicaban a robar carteras y ahora se han sumado a esta moda más cruda y violenta pero que les sale más rentable.

Cabe destacar también que estos delincuentes están absolutamente profesionalizados, hacen seguimiento a sus presas en sus recorridos desde que salen de los hoteles para aprovechar el mejor momento y conseguir robarle el bien preciado. Por otra parte, conocen las leyes y las penas que les podrían caer en el caso de que les pillasen. 

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