25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Los niños y adolescentes son más vulnerables y fáciles de manejar que los adultos, además de tener penas más blandas que les permiten volver

Los menores, otra arma más de los narcotraficantes: 30.000 jóvenes son reclutados por los cárteles de México

En México alrededor de 30,000 menores son reclutados continuamente por los cárteles. La razón: los niños y adolescentes son mas vulnerables y fáciles de manejar que los adultos, además de ser castigados de forma distinta con penas más blandas.

En México alrededor de 30000 jóvenes están involucrados en 22 tipos distintos de delitos, que van desde secuestro hasta asesinato. Así lo publicó el instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM en su informe Niñas, niños y adolescentes, víctimas del crimen organizado en México.

Para los cárteles es una ventaja el poder contar con menores en sus clanes. A nivel de juzgar las penas impuestas a un menor son completamente distintas, mucho más blandas. Así éstos realizan el trabajo sucio teniendo pleno conocimiento de que las penas que se les impondrán no serán equivalentes al daño causado. Además, son mucho más vulnerables y susceptibles que los adultos lo que implica cierta facilidad de para ser manipulados. 

En principio los menores dentro de los cárteles ejercen funciones y trabajos más básicos como los de cocina, cargas, o bien, la fabricación de municiones: pequeñas manos que agilizan el trabajo de las bandas criminales. En la etapa de la adolescencia ya pasan a ser entrenados para que se incorporen en el mundo de los sicarios, autodefensas o halcones. 

Los menores son los futuros lideres del crimen organizado. 

El crimen organizado pone el ojo en los más pequeños ya que se encuentran en etapa formativa, se adaptan mejor al entorno y replican el grado de violencia a la que están expuestos. Son más manejables

Los menores explican su incorporación a este tipo de bandas por diferentes motivos como no tener sustento y dinero para sus hogares, o simplemente no querer estudiar.   Es el caso de Jonathan  que tenía apenas 15 años cuando comenzó a formar parte de la pandilla del cártel del Noroeste. Creció en Tamaulipas una de las zonas más violentas de México.  Necesitaba pertenecer a algo, ser alguien y obtener respeto, esto significaba ser parte del narco:  “Me tocó andar sin comer, andar sin zapatos y todo eso me orilló a mí a vincularme y a trabajar con el cártel”.

En este mismo cártel fue reclutado un joven de 16 años que respondía al nombre de "Juanito Pistolas" y que murió de una forma muy cruel en Tamaulipas. Otra fue la suerte para otro de ellos quien expresó claramente: “Me salvó la vida que me encerraran, quizás hubiera terminado en un ataúd, como otros”. Refiriéndose a que para muchos menores es muy difícil salir del mundo criminal del narcotráfico y que la manera más fácil en donde no saldrán heridos es encerrándoles en las cárceles. 

Mujeres las víctimas fatales de las redes de narcotráfico

El daño causado por el crimen organizado no solo repercute en los menores, sino también en las mujeres quienes directa o indirectamente se ven involucradas, siendo muchas de ellas víctimas fatales  del enfrentamiento entre rivales. La explicación en la mayoría de los casos es que para hacer un daño notable y verdadero hay que herir y matar a sus mujeres. 

Los cárteles utilizan y han convertido el feminicidio en su modus operandi que tiene como finalidad enviar un claro mensaje al enemigo, las mujeres son vistas con un objeto de posesión del rival. La autora del Mapa de feminicidios en México María Salguero escribió sobre el tema en su libro expresando que: “ya se está empezando a hacer un patrón” y clasifica estos delitos como "pertenencia del enemigo"

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