20 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El primer extranjero al frente de Las Ventas, un militante de derechas que se tiró ante un toro de Antonio Ordóñez y que solo toreó una vez en Madrid

Simón Casas, el vendedor francés que ha cambiado San Isidro: del pañuelo verde a ocho puertas grandes y 36 orejas

Simón Casas.
Simón Casas.
Dicen los taurinos que la recién terminada Feria de San Isidro ha sido la mejor de lo que va del siglo XXI. La más interesante de las dos últimas décadas, con ocho puertas grandes y 36 orejas concedidas en todas las categorías.Y con una gran afluencia de público -641.000 espectadores, 22.000 más que en 2018- y con un elocuente rendimiento ganadero. Dicen que Casas ha roto los tabúes políticos, tanto que hasta Felipe VI presidió la corrida de Beneficencia a la vera del ministro socialista Ábalos.

Se le conoce por Simon Casas, pero su verdadero nombre es Bernard Domb Cazes (Nimes, Francia, 1947), de madre sefardí y padre polaco. Este tipo alto, cortés con sus amigos e impertérrito con sus enemigos, un tanto desgarbado, impulsivo, pasional, elocuente, nada religioso, fumador empedernido, un tanto altivo y creído, con deje y claro acento francés, que combina con giros de lo más castizos, con una gran capacidad verbal (lo que le ocasiona hablar muy deprisa) y con una gran constancia en su trabajo; ha sido uno de los personajes estrella de esta semana por ser el responsable de cambiar la fisonomía y el criterio de la primera plaza de toros del mundo, gracias al apoyo económico del grupo inversor Nautalia.

La exigente plaza de Las Ventas de Madrid ha pasado de los pañuelos verdes a conceder durante la feria taurina de 2019 de San Isidro, finalizada este domingo, un total de 36 orejas en todas las categorías junto con ocho puertas grandes.

Pero la vida de Simón Casas es en sí una novela. Tanto que cambió en los carteles su apellido sefardí Cazes por el castellanizado Casas. Un personaje singular al que no le gusta que le llamen empresario ni apoderado, sino “productor de arte”. Un bon vivant con un look propio, que le gusta vestir bien, algo extravagante en ocasiones, con un buen fondo de armario, con chaquetas con estampados de tartán combinadas, con camisas hechas a medida, pantalones vaqueros o chinos, siempre luciendo gafas de pasta que le confieren un aire de artista pop, y un flequillo de Montmartre que ni siquiera lo lleva del mismo color.

Ha estado casado en dos ocasiones. La primera con la rejoneadora francesa Marie Leconte Bourseiller, conocida en el mundo artístico como María Sara (nacida cerca de París, en 1964). La verborrea y el look de Casas cautivaron rápidamente a esta joven chica, diecisiete años más joven que él, hija de una familia dedicada al teatro y totalmente ajena al mundo de los toros, pero que se aficionó de muy joven a los caballos y que Simón Casas llevó ya a su plaza de Nimes en 1980, donde surgió una gran amistad que fructificó muy pronto en matrimonio. La rejoneadora francesa, gracias en parte a la gestión de apoderado de éste su marido, recibió la alternativa en Nimes en 1991 de manos de la archifamosa rejoneadora peruana Conchita Cintrón. La confirmó en Las Ventas en abril de 1994.

Pero aunque la amistad de Simón con su primera mujer siguió siempre presente, la rejoneadora se separó de él en la década de los noventa y se casó en 1995 con el popular jugador de tenis galo Henri Leconte con el que tuvo una hija: Luna, de la que Casas fue su padrino. También ésta se separaría diez años después, contrayendo nuevas nupcias con Christophe Lambert, un conocido publicista francés, recientemente fallecido.

Simón Casas.

El empresario francés por su parte también se volvería a casar con una guapa chica alta y rubia, de nombre Amandine, con la que paseó por los ruedos españoles durante la primera década de los dos mil. Luego Amandine se separó de él y se volvió a casar, siendo de nuevo Simón Casas el padrino del hijo de su segunda exmujer. “Eso demuestra mi capacidad de conciliación y de la amistad. ¿Tú conoces a un hijo de puta con tantos amigos?.. No hay cadáveres, sólo hay lutos en mi alma”, ha llegado a decir.

Ahora se le relaciona con la joven y guapa rejoneadora francesa Lea Vicens, nacida en Nimes, y que gracias también a su apoderamiento debutó hace tres años en la feria de San Isidro y que esta Feria ha salido por la puerta grande de Madrid tras cortar dos orejas en la corrida de rejones que le preparó mano a mano con Pablo Hermoso de Mendoza.  También junto a ella se lució, al lado de ministros y famosos, como Inés Sastre, en la cena en el palacio presidencial francés del Elíseo en junio de 2015, un evento organizado por el presidente Francois Hollande en honor a los Reyes Felipe y Leticia, esta vestida para la ocasión por su costurero de cabecera, Felipe Varela.

Un vendedor de ilusiones

Dicen quienes le conocen bien, que es un hombre relativamente culto a pesar de su nula formación académica. Que le gusta leer mucho. Que en su despacho en el centro de Madrid tiene una gran colección de libros de todo tipo y condición, sin orden determinado. Una mezcla de bohemia y modernidad, bajo cuadros de artistas cubanos de considerables dimensiones.

Casas cuenta con la autoría de cinco libros de temática taurina, pero de ellos sólo uno traducido al castellano (La tarde perfecta de José Tomás, 2013), que prologó el cantante argentino Andrés Calamaro. Entre sus amistades también se encuentran intelectuales como Mario Vargas Llosa, Albert Boadella o Fernando Sánchez Dragó, quien le ayudó en su batalla jurídica con Esperanza Aguirre cuando ésta no le concedió en su día la plaza de toros de Madrid. Los tribunales le dieron al final la razón y por mediación de Espe se incorporó a la empresa vencedora de la familia Martínez Uranga, los conocidos Choperitas, y el empresario Toño Matilla.

Su carrera artística también es de novela, ya que se inició como espontáneo al tirarse al ruedo a comienzos de los años sesenta en un toro que lidiaba Antonio Ordóñez. El maestro de Ronda le dejó matarlo, lo que ocasionó un hecho insólito y novedoso en el mundo del toro. Tras este salto al vació pronto se vino a España donde dormía en portales y bancos cerca de la Puerta del Sol.

Tanto fue su fijación que ahora le dice a sus amigos, que con el primer dinero conseguido se compró precisamente una casa al lado justo de la que durante muchas noches fue su guardia: la Puerta del Sol. Ahora tiene una casa abuhardillada y reformada en la céntrica plaza de Pontejos. Puerta con puerta está su oficina, por lo que no tarda ni dos segundos en desplazarse al trabajo.

Fue el 16 de julio de 1967 cuando toreó su primera y única novillada en Las Ventas, una nocturna donde logró una oreja a un novillo de Enriqueta de La Cova, aunque ya un año antes había debutado en España en la plaza de Gerona. Tomó la alternativa en su tierra Nimes en 1975. Y justo al día siguiente, se retiró de los ruedos.

Era un tiempo en el que la idea del torero francés era una utopía o generaba desafección y rechazo. Por esos años solo destacaba el torero francés Alain Montcouquiol, el primer Nimeño. Los toreros galos se encontraban con no pocas trabas burocráticas, ya que en España el sindicato vertical del espectáculo les tenía prohibido torear sin caballos porque no había convenio entre los países.

Simón Casas con su segunda mujer, Amandine.

Esto hizo que Bernard Domb -Simon Casas en los cárteles- comenzara muy pronto su carrera de empresario taurino junto a Manolo Chopera en 1976 en Bayona. La primera plaza que gestionó fue la de Frejus, donde acudía con frecuencia el célebre pintor Pablo Picasso. Desde entonces ya no ha parado de regir plazas. Bajo sus dominios se extiende un territorio que ha ido desde Madrid, Valencia, Alicante y Zaragoza a Mont de Marsan y Nimes, su gran tesoro, donde comenzó todo, revolucionando en parte un mercado anclado en muchos aspectos.

También bajo su tutela están y han estado muchos toreros. Su primer apoderamiento fue el del maestro trianero Emilio Muñoz. Luego vendrían Curro Vázquez, que fue fichado en un principio en el nuevo proyecto de las Ventas como asesor artístico, o José María Manzanares (padre), Finito de Córdoba, Uceda Leal, Julio Aparicio (hijo), Javier Conde, Daniel Luque, Davisd Mora, la torera Cristina Sánchez, a la que impulsó definitivamente, o Sergio Aguilar. Precisamente, a alguno de estos toreros le ha denunciado por deberle aún dinero que el alega a su gestión. Según señaló en su día Sergio Aguilar, “no me ha liquidado todavía”, y como él dicen que hay alguno más en la lista de espera.

“Soy consciente de las malas intenciones de quienes dicen eso pero no debo dinero. Algunas veces pago diferido, como cualquier multinacional, y con el pleno consentimiento de quien contrato. Le digo, es un ejemplo, por tu actuación de Zaragoza te daré un pagaré que es una modalidad contractual inicial y se te hará efectivo en marzo y me lo admiten como se lo admiten a marcas internacionales. Por tanto yo no debo un euro. No tengo un pagaré devuelto. No he huido de ninguna plaza debiendo dinero ni debo a ningún torero ni a nadie. Habría que ver la situación de quienes dicen eso”, ha llegado a afirmar.

Pero esta falta de liquidez denunciada, que ha tenido en ocasiones, le llevó a serias depresiones, como comentan sus amigos, teniendo que ser a veces ingresado en hospitales. Cuando licitó a la plaza de toros de Madrid tuvo que demostrar que estaba al corriente de pagos con la Administración y dicen que vendió para ello su piso de París.

Sus incursiones políticas

Pero también en esta longeva vida, Casas ha hecho sus pinitos en la vida política. En dos ocasiones se ha presentado a las elecciones legislativas por el partido Le Rassemblement pour la République (RPR), un viejo partido político francés de derechas que revindicaba el gaullisme, es decir, las ideas de Charles de Gaulle. Fue creado en 1976 bajo el auspicio de Jacques Chirac y fue la principal fuerza de oposición que tuvo el presidente socialista François Mitterrand. Casas se presentó por primera vez bajo la etiqueta de RPR en las elecciones legislativas de 1993, en el segundo distrito de Gard.

Esta es la historia de Simón Casas, el “productor”, que transformó Nimes y que ahora parece que ha hecho lo mismo con Madrid. Es ya el empresario que ha acumulado más plazas de toros de primera categoría en la última década. Un francés que llegó al mundo del toro sin pedigrí dinástico y sin ni siquiera caudales, pero que ha roto el cliché del típico empresario taurino con una indumentaria que se aleja, y mucho, de la estética a la que acostumbran todos los personajes del mundo del toro. El primer extranjero al frente de la Monumental de las Ventas. Ha logrado sentarse en el trono del toreo en una astuta jugada. 

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