25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El 1 de mayo de 1981 se produjo el primer fallecimiento por esta intoxicación, la cual mantiene más de 20.000 afectados y 5.000 víctimas mortales

Se cumplen 42 años de la primera muerte por el síndrome del aceite de colza: Mayor 'crimen' sanitario de España

El Cierre Digital en Afectados por el síndrome del aceite de colza.
Afectados por el síndrome del aceite de colza.
El síndrome del aceite tóxico (SAT) se considera como uno de los mayores escándalos alimenticios de la historia de España. La primera víctima data del 1 de mayo de 1981, aunque algunas voces afirman que la primera muerte tuvo lugar el 27 de abril. Cuando se cumplen 42 años del primer fallecido por el consumo del aceite de colza, todavía las víctimas afirman sentirse “desamparadas”. El SAT causó unas 5.000 muertes y 20.000 afectados que tienen secuelas a día de hoy.

Primavera de 1981. Ese fue el inicio de uno de los mayores escándalos alimenticios de la historia de España: el síndrome del aceite tóxico (SAT), la colza. Varias empresas comenzaron a comercializar aceite industrial para que fuera consumido como alimento. Estas compañías se encargaban de procesar el aceite, el cual era desnaturalizado y posteriormente refinado fraudulentamente para su venta al público. Muchas personas lo compraron pensando que era de oliva y otros por su bajo precio. Las consecuencias fueron terribles.

Fue hace hoy 42 años, el 1 de mayo de 1981, cuando se contabilizó la primera víctima, un niño de Torrejón de Ardoz, por lo que se ha llamado “el síndrome de la colza” o el “síndrome del aceite tóxico”. No obstante, algunas voces afirman que la primera muerte por este síndrome tuvo lugar unos días antes, el 27 de abril. En un primer momento, estas muertes no fueron relacionadas con el aceite de colza.

Muchos “desatinos” y un origen: el aceite de colza

Hasta que se descubrió el origen hubo muchos desatinos, como las declaraciones del entonces ministro de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social, Jesús Sancho Rof, que llegó a decir en televisión que "el mal lo causa un bichito. Es tan pequeño que, si se cae de la mesa, se mata". En aquellos momentos el Gobierno no tenía ni idea de la causa de aquellas muertes y en lugar de reconocer su ignorancia, el ministro inventó una explicación nada científica, que años después continúa indignando a los afectados.

Afectados por la colza.

La causa de esta primera muerte, y la de unas 5.000 personas —y más de 20.000 personas que se vieron afectadas de algún modo— no se supo hasta el 12 de junio de ese mismo año. Para entonces, la intoxicación se había propagado por Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Ourense y Cantabria, principalmente. Las autoridades sanitarias descubrieron que la causa del fallecimiento y de las intoxicaciones producidas era el consumo de aceite de colza adulterado. En realidad, todas las comunidades autónomas tienen algún afectado y en España se agrupan en redes sociales, como Twitter, bajo el perfil Seguimos viviendo, @sindromecolza.

Pese al descubrimiento de la causa de las intoxicaciones y a la retirada de casi 20 marcas de aceite, muchos productos contaminados seguían en circulación, lo que produjo que solo a mediados del mes de septiembre de 1981 este síndrome sumara más de 130 muertos y más de 1.000 ingresos hospitalarios.

La lucha y el trabajo de las autoridades dio sus frutos, ya que, un año después, el número de personas ingresadas en la UCI en Madrid no llegaba a 40. Pero acabar con el aceite no iba a solucionar todos los problemas ya que la preocupación por las secuelas que podía dejar esta intoxicación se convirtió en el asunto más importante a tratar. Secuelas como calambres, insomnio, problemas en las articulaciones o daños en órganos como el estómago, el hígado o el páncreas. Además, un 5% de los familiares afectados por este síndrome tenían síntomas de la enfermedad.

Así llegó a su fin una tragedia que demostró al mundo el peligro que supone una ambición desmedida por el dinero cuando se pone en riesgo la salud de las personas y la importancia de los controles exhaustivos a los productos alimenticios.

El juicio por el síndrome del aceite tóxico

El 30 de marzo de 1987 comenzó el juicio a los 41 acusados del envenenamiento masivo con aceite de colza en la Audiencia Nacional. La sentencia tardó 11 meses en estar lista. El juez de la Audiencia Nacional Alfonso Barcala tardó cinco años en concluir el sumario, que ocupó 100.000 páginas.

El 20 de mayo de 1989 se dio a conocer la sentencia del juicio. En ella, tan solo tenían que cumplir penas de cárcel dos de los acusados, ya que los demás, o fueron absueltos o ya habían cumplido condena durante el periodo de prisión preventiva. Esta sentencia no dejó contentos a los que sufrieron esta pesadilla, pues una parte de los 18.000 inscritos en el censo oficial de afectados se movilizaron para protestar contra ella tachándola de “fraude” e incluso apedrearon el autobús en el que viajaban los acusados.

Más afectados por el aceite de colza.

Tres años después de que se conociera la sentencia, el Tribunal Supremo amplió las condenas y elevó las penas de algunos de los aceiteros que se declararon insolventes para no hacer frente a las indemnizaciones. Debido a esto, los abogados de los afectados exigieron responsabilidades al Estado por las negligencias de sus funcionarios. Finalmente se condenó a dos funcionarios y a la Administración a restituir el total de las indemnizaciones como responsable civil subsidiario, una condena que se demoró 16 años.

Las víctimas de la colza, más de 40 años de “desamparo”

Más de 40 años después de este desastre alimenticio las víctimas del síndrome del aceite tóxico (SAT) siguen luchando por sus derechos y recordando el “desamparo” que llevan sufriendo todos estos años a través de la Plataforma ‘Seguimos Viviendo’. Uno de sus últimos actos tuvo lugar el 30 de mayo de 2022, cuando algunos de sus miembros se encadenaron en la sede del IMSERSO para luchar por cubrir las necesidades que todavía no han visto satisfechas.

Aquel día explicaban en un escrito algunos de los problemas a los que se enfrentan, aún a día de hoy, las víctimas del SAT —enfermas, con diferentes grados de severidad, principalmente mujeres—. Aunque perciben ayudas, afirmaban seguir siendo obligadas a depender de sus maridos y familiares. “Queremos ser independientes, pero con la economía suficiente para vivir, necesitamos que se legisle de acuerdo con las necesidades que tenemos por el sufrimiento que seguimos soportando, de acuerdo a la sociedad actual”, ponían de manifiesto.

Víctimas de la colza encadenadas en el IMSERSO.

También exponían el estado de las indemnizaciones que, por sentencia, deberían haber recibido. “Veinticuatro años después sigue sin cumplirse esta imposición legal y el colectivo de víctimas que, tras ejecutarse la sentencia penal, vimos reducido el importe de la indemnización. Al descontarnos lo percibido, no cobramos pensiones de invalidez y quedaron desprotegidos con las secuelas. Seguimos esperando la solución que proponemos al Estado: pensiones para permitir la independencia y autonomía que todo ser humano merece, sin estar ligado al vinculo económico familiar”, explicaban.

“Los muertos más baratos del Estado”

La colza dejó miles de hombres y mujeres que nunca pudieron volver trabajar y que tuvieron que sobrevivir con una pensión similar al Ingreso Mínimo Vital (IMV). Carmen Cortés, coordinadora de la Plataforma de las Víctimas de Aceite Tóxico, explicaba en una conversación con elcierredigital.com que los muertos por aceite de colza “fueron los más baratos del Estado. Habría que preguntar por qué se destruyó lo que quedaba del aceite el año pasado [2020] en una nave de Alcorcón. De momento, hasta la fecha, la composición del aceite no se ha podido replicar en ningún laboratorio". Cortés contrajo el síndrome con 14 años. Tras diez meses ingresada en un hospital, perdió 20 kilos. Aún le quedan secuelas.

Carmen Cortés, coordinadora de la Plataforma de las Víctimas de Aceite Tóxico.

De hecho, uno de los problemas arrastrados durante los cuarenta años que han pasado desde la primera muerte es que la enfermedad y sus secuelas nunca se han estudiado desde el punto de vista científico. "No hay un estudio serio que diga si las secuelas se heredan o cómo la enfermedad afectó a los hijos nacidos de mujeres afectadas, por ejemplo", añadía Carmen Cortés. Gracias a la lucha de los afectados se creó la Unidad Funcional del hospital 12 de Octubre que atiende a enfermos de toda España.

La Plataforma de las Víctimas del Síndrome de Aceite Tóxico, SAT, pide una reparación moral a las víctimas. "Ni siquiera aparecemos en los libros de historia, sufrimos muchos desprecios, nos llegaron a decir que la culpa era nuestra por comprar aceite barato, nunca vamos a completar una vida laboral normal, la medicación que tomamos es agresiva y cualquier afectado daría todo el dinero del mundo por recuperar su salud y llevar una vida normal. La mayoría de fallecidos sufrieron hipertensión pulmonar, así que imagina el miedo que tenemos a contraer ahora el COVID", concluía Cortés.

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