23 de abril de 2024
|
Buscar
FIN DE SEMANA

El cubículo, de dos metros cuadrados y uno de altura, sirvió de refugio para el secretario del Ayuntamiento navarro tras el golpe de Estado de 1936

Pamplona convertirá el reloj de la antigua estación de autobuses en un lugar de memoria

/ Reloj
El Ayuntamiento de Pamplona convertirá el reloj de la antigua estación de autobuses en un lugar de memoria gracias a los votos favorables de Euskal Herria Bildu, PSN-PSOE y Geroa Bai. Este cubículo, de dos metros cuadrados y apenas uno de altura, sirvió como refugio al secretario municipal en 1936.

Sanfermines de 1936: encierros matinales, algarabía vespertina y noches infinitas para la ciudadanía. Mientras, el general Emilio Mola prepara un golpe de Estado cuyo fracaso dio lugar a la Guerra Civil española que vencieron las tropas franquistas y sirvió como preludio de casi cuatro décadas de dictadura. 

Aquellos días de verano, narrados por Rafael García Serrano en el libro 'Plaza del Castillo', marcarían la vida de la célebre familia pamplonica Cayuela. Dos de los hermanos, Natalio (expresidente del Club Atlético Osasuna) y Enrique, serían apresados tras el golpe de estado y fusilados cuando agonizaba el verano del 36 en la abrasada Bardena.

Más suerte tuvo otro de los hermanos, Enrique, que ejercía como secretario municipal del Ayuntamiento de Pamplona y era miembro insigne de la azañista Izquierda Republicana. Y es que vivía junto a su familia en un edificio adlater a la estación de autobuses.

Enrique Cayuela, con la complicidad del vecindario, se escondió junto al profesor Ramón Díaz-Delgado en el cubículo, de dos metros cuadrados y apenas uno de alto, del reloj de la ya jubilada estación de autobuses de Pamplona. Este escondite les sirvió para sortear a las tropas franquistas, que visitaban sus casas, y para trazar el plan que les permitió salir disfrazados a las calles y cruzar la frontera por Francia.

Eso sí, más tarde Cayuela volvió a la 'España republicana' hasta que cayó el Levante, golpe definitivo a la legalidad vigente, y tuvo que huir a Chile, donde vivió hasta su muerte. Díaz-Delgado también volvió tras el final de la II Guerra Mundial y el Régimen le impidió ejercer su profesión durante cinco años.

Placa

El Instituto de la Memoria de Navarra incluirá al reloj de la estación en la red de espacios para la memoria, lo que garantiza la divulgación de la historia, y el Ayuntamiento de Pamplona colocará una placa junto al cubículo que Cayuela compartió con Díaz-Delgado. 

El reloj. 

El concejal pamplonica Xabier Sagardoy explicó a Público sobre Cayuela que "fue un secretario del Ayuntamiento que tuvo que exiliarse con motivo de la Guerra, procedente de una familia con mucho arraigo en la ciudad, y su figura debe ser reconocida y reparada por las instituciones".

El Archivo de Navarra recoge que en 1940 Cayuela, ya exiliado, recibió una multa de 2.500 pesetas y 15 años de destierro por "estar afiliado a Izquierda Republicana al iniciarse la Guerra Civil, desempeñar cargos en la junta directiva de dicho partido, tomar parte en actos públicos como propagandista y permanecer en el extranjero desde el 18 de julio de 1936 sin reintegrarse al territorio nacional en un plazo de 2 meses".

Su nieto, José Weinstein, que ejerció como ministro de Cultura en Chile, visitó el pasado año el cubículo. "Mi abuelo Enrique Cayuela, republicano, debió esconderse durante meses durante la Guerra Civil española en un reloj de Pamplona. Hoy mis hermanos han podido conocer el mítico reloj del que se hablaba en nuestra infancia", aseguró.

Weinstein, junto a sus familiares, también mostró su agradecimiento a "aquellas personas que trabajan por mantener la memoria de una guerra cuyas dolorosas heridas no terminan de sanar y cuyos hechos deben ser conocidos por las nuevas generaciones para no repetirse".

COMPARTIR: