19 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El 13 de noviembre de 1992 se produjo el secuestro de Miriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández cuando iban a una discoteca y acabaron asesinadas

Veintisiete años del triple crimen de Alcàsser: Antonio Anglés sigue todavía en paradero desconocido

Antonio Anglés en su viejo cartel de búsqueda y captura de las comisarías.
Antonio Anglés en su viejo cartel de búsqueda y captura de las comisarías.
Acaban de cumplirse el vigésimo séptimo aniversario del secuestro, violación y asesinato de las tres niñas de Alcàsser, Miriam, Toñi y Desirée. Mientras, Miguel Ricart ya cumplió condena y salió de la cárcel en aplicación de la doctrina Parot. Los padres de alguna de las niñas fallecieron y la única incógnita que queda por despejar es el paradero del segundo de los autores del triple crimen, Antonio Anglés, que sigue siendo el hombre más buscado por la Policía española.

Este 13 de noviembre se han cumplido 27 años del secuestro, violación y asesinato de las tres niñas de Alcàsser, Miriam, Toñi y Desirée. La única incógnita que queda por despejar es el paradero del segundo de los autores del triple crimen, Antonio Anglés.

Una rocambolesca huida por media España y un supuesto viaje como polizón por barco a Irlanda lo alejaron de la acción de la Justicia española. Dos hipótesis se barajaron sobre su paradero y, de momento, parece ganar la que lo ubica vivo en Estados Unidos. Para la Policía y Guardia Civil, Antonio Anglés sigue siendo el enemigo público número uno 27 años después.

El asesinato de Toñi, Míriam y Desirée en 1992 pasará a la historia como uno de los crímenes más atroces de la España del siglo XX. Sus dos autores probados, Miguel Ricart y Antonio Anglés, corrieron suertes diferentes. El primero fue detenido y condenado a 170 años de prisión, pero el segundo huyó y continúa en paradero desconocido, hasta el momento, a no ser que el doctor Frontela despeje pronto la incógnita.

La ficha policial de Antonio Anglés.

El caso es que Antonio Anglés nunca fue encontrado y está judicialmente cerrado pero policialmente no completado. Hasta el momento, existen dos versiones probables extendidas sobre su paradero.

El 13 de noviembre de 1992 Miriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández hacían autostop para ir a la discoteca Coolor, de Picassent (Valencia), donde se celebraba una fiesta de su instituto. Tenían entre 14 y 15 años. El vehículo que paró fue el de Antonio Anglés y Miguel Ricart. Las secuestraron, las llevaron a una caseta abandonada en el campo, las torturaron, violaron, asesinaron y luego las enterraron.

El 27 de enero de 1993 dos apicultores descubrieron los cadáveres. La Guardia Civil encontró un volante hospitalario con el nombre de Enrique Anglés, hermano de Antonio, un conocido delincuente de la zona. Cuando los agentes estaban en el domicilio de los Anglés, en Catarroja, se presentó Miguel Ricart a preguntar qué ocurría, pero un guardia civil lo reconoció como "el Rubio", compañero de fechorías de Anglés y fue detenido. Mientras tanto, Antonio Anglés huía hasta una caseta abandonada en mitad del monte en Catarroja, pero cuando llegó la Guardia Civil, el asesino ya no estaba allí.

Antonio Anglés con el aspecto actual que tendría en una recreación.

El juzgado de Alzira que instruyó el caso abrió una pieza separada del sumario para dar con su paradero. Comenzaba su búsqueda y captura. Miguel Ricart fue condenado a 170 años de prisión, de los que cumplió 21 antes de ser puesto en libertad, en 2013, gracias a la aplicación de la  "doctrina Parot". La presión mediática le empujó a irse de España a Francia.

¿Pero dónde está Anglés? Lo que se sabe es que el 28 de enero de 1993 Anglés huyó de Catarroja, donde vivía con su madre y hermanos, a Valencia. Allí se cortó y tiñó el pelo de rubio, la peluquera lo reconoció.

Un día después, el 29 de enero, varios testigos lo reconocieron en la estación de autobuses de la capital valenciana, entre ellos la peluquera que lo atendió. Allí se perdió su pista durante doce días, hasta el 10 de febrero, cuando robó una furgoneta a punta de pistola en Vilamarxant y la abandonó en Minglanilla, una localidad de Cuenca, en la carretera que une Valencia con Madrid.

La Guardia Civil sospechaba entonces que intentaba dirigirse a la capital de España. Pero la pista se perdió de nuevo, hasta el 10 de marzo de 1993, cuando un agente del Cesid (actual CNI) en Lisboa mandó una nota a sus superiores para informar de que había visto ese mismo día a Anglés en casa de un delincuente portugués. Inexplicablemente esta información tardó quince días en llegar a la Guardia Civil.

El viernes 26 de marzo de 1993, dos agentes se trasladaron a Lisboa, solo para constatar mediante la obtención de huellas dactilares que el fugitivo había estado en casa de Joaquim Carvalho, un delincuente común portugués que se dedicaba al trapicheo de drogas y que había dado cobijo a Anglés. La Guardia Civil tenía sus huellas de anteriores detenciones por trapicheo de drogas.

En un barco desde Lisboa

Mientras tanto, unos días antes, el 18 de marzo de 1993, el buque de carga City of Plymouth zarpaba desde Lisboa a Liverpool con un polizón a bordo que, según la versión oficial, era Antonio Anglés. A las 2.45 horas del día 23, un marinero británico, Jo Hanneghan, encontró al pasajero clandestino en la cocina del barco, intentando robar comida. Lo atrapó y lo confinaron en un camarote con la llave echada. A las 7.30 del mismo día, el contramaestre, Gwilym Jones, descubrió que el polizón había escapado por la ventana. Entonces el barco, en medio del mar, cerca de la costa irlandesa, comenzó a trazar círculos en su búsqueda, hasta que a las 9.50 horas un avión francés de reconocimiento encontró al huido en una balsa a la deriva. El barco lo rescató, lo subieron a bordo y lo encerraron de nuevo.

El barco donde supuestamente huyó Anglés.

El supuesto Anglés, que para Frontela no era tal, quedó recluido nuevamente en un camarote a las cinco y media de la tarde. El barco atracó en el puerto de Dublín, al mando del capitán Kenneth Farquharson Stevens, sin más novedades alrededor de las once de la noche. La policía irlandesa subió entonces a bordo para detenerlo, pero no encontraron al polizón, aunque sí una cuerda y un gancho lo suficientemente largos para llegar al muelle desde la cubierta.

Al día siguiente, otro barco encontró en el mar un chaleco salvavidas perteneciente al City of Plymouth. Ese mismo día llegaba a la UCO (Unidad Central Operativa) de la Guardia Civil la nota del Cesid advirtiendo de la presencia de Anglés en Lisboa. ¿Pudo llegar nadando hasta la costa irlandesa? Sus amigos y compañeros de andanza durante su juventud, como "El Calígula" o "El Raulillo", que lo conocían bien, y sus familiares dijeron que sí, confirmaron que "nadaba como un pez". El capitán del barco también lo creía y así lo manifestó en la televisión durante un documental.

Anglés es el fugitivo más buscado desde entonces en España, y tanto policías como guardias civiles han recorrido miles de kilómetros tras su sombra. Lo han buscado en Estados Unidos, Uruguay, Argentina, Brasil, México y República Dominicana. Muchas de estas pistas parecían buenas, pero no hubo éxito. Incluso siete años después de desaparecer, en enero de 2000, la Policía Científica analizó los restos de un cráneo encontrado en Cork (Irlanda) en 1995 por si pudiera corresponder al fugitivo, con resultado negativo. Su rostro, modificado para mostrar el paso del tiempo, está todavía entre la cara de los criminales más buscados por Interpol. Si está vivo, Anglés tiene ahora 52 años.

¿Es posible que Anglés eludiese a todos los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado que lo buscaban? Los policías y guardias civiles, en su mayor parte ya jubilados así lo afirman. Anglés no era un delincuente estúpido, era hábil, agresivo, rápido de pensamiento y brutal en la ejecución de sus acciones y además siempre iba por delante de la Policía.

Está vivo en Estados Unidos

Desde entonces, dos son las teorías más importantes sobre su desaparición que han perdurado casi 30 años después. La primera, que Anglés se ahogó en el Mar del Norte y que en realidad el barco no lo rescató tras caer al mar y que, por tanto, la tripulación mintió sobre su posterior huida para evitar engorrosos interrogatorios y papeleos tras llegar a puerto. Esta hipótesis no ha quedado, hasta el momento, demostrada y fue desmentida por el capitán del barco.

La segunda versión es la más inquietante porque es la más creíble. El comandante de la Guardia Civil Juan Miguel Pérez, responsable de la detención de Miguel Ricart, y el que continuó con la búsqueda de Anglés durante años, declaró públicamente estar convencido de que "sigue vivo" y explicó que la hipótesis de su muerte en el mar era una "hipótesis no confirmada".

Luis Frontela en Cuarto Milenio, de Cuatro.

De hecho, la Guardia Civil lo buscó por medio mundo. Allá donde surgía una pista se desplazaban un agente y un sargento y a veces, incluso, el propio comandante de la UCO. Siempre con resultado negativo. La pista más consistente lo situó en Estados Unidos, pero no lograron encontrarlo en la gasolinera donde el testigo lo "señaló" unos días antes. Sería en este país donde con más probabilidad podría vivir en la clandestinidad.

La única realidad es que la Interpol mantiene su ficha policial abierta y sitúa a Antonio Anglés como uno de los delincuentes más peligrosos. Sin embargo, si Antonio Anglés decidiera ahora darse a conocer, sería un hombre prácticamente libre, ya que los delitos que cometió prescriben a los 20 años. Esa es la teoría.

La última "bomba" la soltó el forense Luis Frontela, al asegurar que Anglés estaba en España, pero no dijo si vivo o muerto, si siempre estuvo en España o abandonó nuestro país y luego regresó. Lo hizo en el programa Cuarto Milenio, de Cuatro, pero no adelantó nada más.

De momento, los que tampoco han tirado la toalla son guardias civiles y policías, jubilados y en activo, que continúan a día de hoy convencidos de que Antonio Anglés, alias Asuquiqui, Roberto Ruiz, Carlos Carvalho, Francisco Partera o Rubén Romero, será encontrado y puesto a disposición de la Justicia, antes o después.

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