24 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Estas timadoras extraían las claves, números y códigos bancarios de ancianos en Madrid, adquirían cosas en internet y ponían como destino su domicilio

Detenidas las estafadoras que hacían compras con tarjetas robadas y las enviaban a su casa

/ Guardia Civil.
La Guardia Civil ha detenido a dos vecinas del municipio madrileño de Móstoles acusadas de estafar durante meses a una anciana de una residencia de Rivas. Las estafadoras consiguieron ganarse la confianza de la víctima, acceder a los datos de su tarjeta de crédito y vaciarle su cuenta bancaria en los primeros meses, pero un exceso de confianza las llevó a cometer el error fatal que propició su detención.

La Guardia Civil ha detenido a dos vecinas del municipio madrileño de Móstoles acusadas de estafar durante meses a una anciana de una residencia de Rivas. El plan era sencillo, ganarse la confianza de la víctima, acceder a los datos de su tarjeta de crédito y vaciarle su cuenta bancaria. Las estafadoras consiguieron su objetivo en los primeros meses pero un exceso de confianza las llevó a cometer el error fatal que propició su detención.

Los hechos se remontan al pasado mes de diciembre de 2021 en una residencia de mayores del municipio de Rivas, en Madrid. Allí, una trabajadora de la residencia había invertido muchos meses en ganarse la confianza de una de las ancianas residentes. Finalmente, y tras meses de compañía y de falsas muestras de cariño hacia la anciana octogenaria, la presunta estafadora consiguió que le facilitara la clave de su tarjeta de débito. También el resto de datos, como el número de tarjeta y el código CVV de tres cifras imprescindible en las compras online.

Justo a partir de ese mes de septiembre, la estafadora junto a una cómplice empezaron a cargar compras a cargo de la tarjeta de débito de la anciana. Primero fueron artículos de belleza de varias páginas web y, tras comprobar que la anciana no descubría el engaño, empezaron con las compras de ropa y hasta las apuestas por internet. Las compras eran cada vez más frecuentes y de mayor cuantía, animadas por la creencia absurda de que jamás las descubrirían.

Uso de datos bancarios ajenos.

Lo que desconocían las estafadoras es que esa tarjeta jamás había sido utilizada por la anciana y que su hija era la que recibía la información de los gastos que se producían. En febrero la hija se presentó en la comisaría de Tetuán de la Policía Nacional para denunciar los hechos y la policía trasladó la información a la Guardia Civil responsable de la demarcación de Rivas.

Así, la Guardia Civil del puesto de Rivas con el refuerzo del equipo “Arroba” de Alcalá de Henares arrancó la investigación, no demasiado compleja gracias a la torpeza de las estafadoras. Pronto descubrieron los guardias que las estafadoras se creían impunes y que ya habían hecho 51 compras y apuestas con la tarjeta hasta sumar 3.467 euros en gastos a cargo de la anciana. Lo que no se esperaban los guardias es que las estafadoras se lo iban a poner tan fácil.

Las estafadoras usaban su propia dirección para recibir los pedidos

Efectivamente, las estafadoras se enviaban a su propia dirección los cosméticos y ropa que fueron comprando, ya que habían asociado los datos de la tarjeta de su víctima a su dirección real en Móstoles. Los guardias fueron perfilando la investigación y reuniendo el resto de pruebas, operaciones de compra y testigos, y una vez con todos los indicios listos, sólo tuvieron que llamar a la puerta de las estafadoras y detener a las dos mujeres de 20 y 46 años acusadas de estafa agravada.

Ambas mujeres se negaron a declarar ante la Guardia Civil, que las pasó a disposición judicial y quedaron en libertad provisional.

El hecho de utilizar su dirección real para recibir los pedidos realizados no fue el único “patinazo” de estas torpes estafadoras. Y es que el asunto se les fue de las manos y debido a la cifra elevada de compras ahora se enfrentan a una condena mayor.

La ley establece que aquellos que usen tarjetas de débito, crédito o similares, o los datos de estas, para producir un perjuicio a un tercero serán castigados a penas de entre seis meses y tres años de cárcel. Si la cuantía de lo estafado no hubiera superado los 400 euros, las estafadoras serían castigadas con tan sólo tres meses de cárcel (una multa en realidad) pero no es el caso.

Además, si el delito se comete abusando de las relaciones personales o la credibilidad profesional del estafador, como podría ser el caso al tratarse de personal de la residencia de ancianos donde vivía la octogenaria, la Justicia podría considerar que se trata de una estafa agravada. Ese es, probablemente, el destino que le espera a estas dos 'torpes' timadoras.

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