28 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

Las últimas informaciones apuntan a la presunta utilización de municiones de fósforo blanco y bombas de racimo en esta guerra territorial

Armenia y Azerbaiyán se acusan mutuamente de utilizar armas prohibidas en el conflicto por Nagorno-Karabaj

Presunto ataque con fósforo blanco a Nagorno-Karabaj / Foto: infobae.com
Presunto ataque con fósforo blanco a Nagorno-Karabaj / Foto: infobae.com
El conflicto entre los separatistas armenios de Nagorno-Karabaj y las fuerzas de Azerbaiyán sigue con su escalada de destrucción. En los últimos días, armenios y azeríes se han acusado mutuamente de utilizar municiones de fósforo blanco y bombas en racimo, armas prohibidas por múltiples acuerdos internacionales. de forma indiscriminada contra soldados y población civil. Además, la utilización de estas armas se habría dirigido de forma indiscriminada contra soldados y población civil.

Mientras el foco mediático continúa inamovible en la crisis sanitaria derivada de la pandemia y las elecciones estadounidenses, la guerra étnica entre armenios y azeríes sigue su curso. Los horrores del conflicto bélico se suceden y ambos bandos denuncian las tropelías de su rival. En este sentido, Armenia ha denunciado la presunta utilización de municiones de fósforo blanco para incendiar los bosques de Artsakh, un arma de cuya utilización también han sido acusados los armenios por el presidente azerí.

El pasado 30 de octubre, el ministro de Relaciones Exteriores azerí, Djeyhun Bayramov, y su homólogo armenio, Zograb Mnatsakanián, se reunieron en Ginebra con el objetivo de negociar una solución diplomática al conflicto bélico mantenido por sus respectivas naciones. Unas horas después del encuentro, Artak Beglaryan, defensor de los derechos humanos de los armenios, denunció que los azeríes habían utilizado “municiones de fósforo blanco, causando incendios en los bosques de Artsakh cerca de comunidades de civiles”. “Además del desastre ecológico, pretenden quemar a la gente que se esconde en los bosques”, añadió.

Estas declaraciones fueron suscritas por Shushan Stepanyan, portavoz del ministro de Defensa armenio, “Las fuerzas azerbaiyanas utilizaron indiscriminadamente municiones de fósforo prohibidas que contenían elementos de armas químicas en la zona de conflicto, lo que constituye una grave violación del Derecho Internacional Humanitario, el derecho consuetudinario, las Convenciones de Ginebra y las convenciones pertinentes de las Naciones Unidas, así como de los documentos y convenciones sobre crímenes de guerra”.

Hay que recordar que el fósforo blanco es una sustancia con una capacidad perjudicial muy alta, puesto que el organismo la absorbe y esta se dirige a órganos vitales como el hígado, el riñón y, en último término, el corazón. Al entrar en contacto con el oxígeno, se prende de forma instantánea generando quemaduras de segundo y tercer grado, así como heridas que pueden propagarse por contacto. Su uso en la esfera bélica está prohibido tanto por la Convención de Ginebra (1949) como por el Derecho Internacional Humanitario.

Munición de bombas en racimo.

Además de estas armas incendiarias, Amnistía Internacional denunció en una reciente publicación el uso de municiones de racimo disparadas por Azerbaiyán contra la capital regional de Nagorno Karabaj, Setepanakert. Estas municiones están prohibidas por un tratado internacional de la Convención sobre Municiones en Racimo, suscrito en 2008 por más de 100 naciones. Esta tipología armamentística una grave amenaza para la población civil, ya que en su funcionamiento encadenan varias explosiones que pueden cubrir un amplio territorio, causando estragos a su paso.

En esta línea, Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos apunto el lunes pasado la posibilidad de que se hubieran cometido “crímenes de guerra” en la guerra de Nagorno-Karabaj como consecuencia de presuntos “ataques indiscriminados contra la población civil”. Bachelet habría tenido acceso a vídeos que mostrarían a soldados azeríes ejecutando a dos soldados armenios, algo que es una “violación de la convención de Ginebra”.

Azerbaiyán se defiende

Ante las informaciones armenias sobre la presunta utilización de armas de fósforo, el Ejecutivo de Azerbaiyán negó todas las acusaciones y, a través de un comunicado emitido desde el ministerio de Defensa azerí se destacó que hay indicios que demostrarían la intencionalidad armenia de utilizar estas armas contra Azerbaiyán. En esta línea, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, declaró que “Armenia ha violado la convención de las Naciones Unidas. Sigue utilizando proyectiles de fósforo contra la población civil de la región de Tartar”.

Ilham Aliyev, presidente de Azerbaiyán.

En cualquier caso, de acuerdo con Amnistía Internacional, el 28 de octubre los armenios también habrían utilizado las llamadas bombas de racimo contra la ciudad azerí de Barda. Causaron, según la Fiscalía General azerí, 21 fallecidos y más de 79 heridos. La directora regional de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central declaró que “disparar munición de racimo contra zonas civiles es un acto cruel y temerario, que causa incontables muertes, heridas y desgracias”. Asimismo, subrayó que “las municiones de racimo son armas de efecto intrínsecamente indiscriminado, cuyo uso está prohibido por el derecho internacional humanitario en todas las circunstancias”.

El conflicto de Nagorno-Karabaj, como ya informó elcierredigital.com, esconde múltiples intereses económicos e implica a poderosos actores que actúan en apoyo de uno u otro bando desde un segundo plano. Hasta el momento, se han constatado tres intentos de treguas fallidas entre los contendientes. Por tanto, queda ver cuál es su evolución en los próximos meses y si finalmente la comunidad internacional se decide a intervenir de forma contundente.

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