28 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

Se inicia el juicio de Ana María Cameno en la Audiencia Nacional, aplazado en 2020 tras ser hospitalizada por una infección de sus implantes mamarios

El ocaso de la "reina de la cocaína": La trama de drogas, venganza y dinero al banquillo

Ana María Cameno.
Ana María Cameno. / "La reina de la cocaína" en una fiesta.
Ana María Cameno, “la reina de la coca”, se enfrenta a su ocaso en el banquillo de la Audiencia Nacional. En España, nunca una mujer llegó tan lejos dentro de un entramado de drogas, venganzas y dinero, ni se enfrentó a una petición similar de cárcel: 25 años por los presuntos delitos de tráfico de drogas, blanqueo y tenencia de armas. Lejos quedan los años en que Ana María era capaz de gastarse 5.000 euros en un solo día en las tiendas de lujo de la “milla de oro” de Madrid.

Desde el inicio de su vida al margen de la Ley en la ciudad de Burgos, cuando estrenaba su mayoría de edad, Ana María Cameno fue capaz de imaginar quién llegaría a ser y cumplir su sueño, pero lo que nunca fue capaz de vaticinar era que, este abril de 2022, a punto de cumplir 53 años, se vería sentada en el banquillo de la Audiencia Nacional bajo la amenaza de pasar el resto de su vida en la cárcel.

Hija de una familia acomodada de Burgos en la que no faltaban militares o ingenieros, alumna de un colegio privado, educada bajo estrictas premisas familiares, Ana María ya despuntaba entre sus compañeras de aula. La recuerdan divertida, rebelde y decidida, tanto que comenzó sus andaduras al margen de la Ley con la venta de pequeñas cantidades de hachís para sufragar la compra de una imponente motocicleta custom.

Ya entonces Ana María sabía que la apariencia lo era todo. A lomos de su moto se fraguó fama de resuelta y ambiciosa así que, cuando tropezó con la Justicia, no dudó en emigrar rumbo a Madrid para labrarse una reputación y una fama que logró alcanzar. Ninguna de sus compañeras dudaba de que Ana podría alcanzar la notoriedad que ansiaba pero no imaginaron que se convertiría en la versión española de “la reina de la coca”.

Los excesos y lujos de la reina del narcotráfico

Durante una década estuvo fuera del radar de la policía. Durante ese tiempo, Ana Cameno logró lo imposible: reinar en el mundo del narcotráfico, un mundo de hombres. Y lo hizo a lo grande, llevando un tren de vida enloquecido en el que imagen era lo más importante después de las dotes de organización con las que seducía a sus socios narcotraficantes.

De esa época, son sus excesos en el mercado del lujo y la estética. Desde sus cejas, labios o pómulos, hasta su nariz, su pecho o sus glúteos, pocas partes de su anatomía han escapado a la acción del bisturí. Cameno fraguó su propio personaje, el de “la reina de la coca” a la española, gastando hasta 5.000 euros en una sola tarde de compras en la milla de oro de Madrid, adonde acudía siempre con su bolso de 3.000 euros colgado del brazo.

La "reina de la cocaína".

Pero si la imagen es determinante para Ana María, sus dotes de organización lo son más. En una “jornada laboral” normal, era capaz de citarse con más de una decena de personas, en sus horas libres entre el salón de belleza y el gimnasio. Se cita siempre que puede en persona, rehúye los móviles, aunque tiene decenas preparados para usarlos en una sola conversación y luego deshacerse de ellos. Son compradores y distribuidores, pero lo que más tiempo le lleva es el desarrollo del mayor laboratorio de cocaína de Europa en el pueblo madrileño de Villanueva de Perales y la gestión de la multitud de pisos alquilados en la capital para guardar la droga.

Una joyería que regenta en el barrio de Salamanca ejerce las funciones de “tapadera” y tampoco llama la atención su vivienda habitual, un discreto chalet en las afueras de la capital. El interior de la casa ya es otra cosa, con una habitación dedicada a modo de altar a sus ídolos de santería que no supieron o pudieron prevenirle de la que se avecinaba.

Cae el imperio de la "reina de la cocaína"

En 2011 los GEO irrumpieron en el laboratorio y la policía desmanteló todo su reino, requisando 300 kilos de cocaína y más de 400 teléfonos móviles. La operación envió a la reina a la cárcel durante dos años, con una deuda de casi cinco millones con sus socios colombianos que pesaba como una losa.

Ese fue el motivo por el que, cuando salió en 2013, la policía no le perdía la pista y llegó a instalar dispositivos de grabación en los lujosos coches que conducía. Entonces vivía en un chalet en Majadahonda y, según el escrito actual de la fiscalía, pretendía reconstruir su reino. La acusación mantiene que retomó sus contactos con los suministradores y los transportistas de la droga, con los que siempre hablaba en clave. Sin embargo, con los policías ya prevenidos el golpe definitivo no tardó en llegar.

En 2014 se desarrolló la operación policial por la que hoy se sienta en el banquillo. En sus viviendas se encontraron 44 kilos de cocaína y un todoterreno “caleteado” para transportar la droga con 41 paquetes del material. También una pistola con silenciador. A los policías les dijo que era su último negocio, que pretendía retirarse, y les entregó 87.000 euros que portaba escondidos en fajas adosadas a su cuerpo.

Tras tres intentos fallidos de juicio, ahora es el momento de Ana María Cameno “la reina de la coca”. De momento, la declaración de su pareja tendrá que esperar. Acusado de comandar junto a Cameno la organización de narcotraficantes, no se ha presentado al juicio y el tribunal ha ordenado su busca y captura para que comparezca ante la autoridad judicial. Ana María, que luce en su espalda un tatuaje de un ave fénix porque 'ella siempre resurge tras encajar un golpe', mantiene que todo fue una trampa y hace hincapié en que las escuchas del caso fueron anuladas. Cameno espera sobrevivir al ocaso de su reino y salir indemne de la petición de 25 años de cárcel de la fiscalía.

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