20 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Otro nuevo problema para la familia del dictador, la Xunta de Galica abre diligencias por "Impedir' las visitas obligadas al Pazo de Meirás

La guerra contra las propiedades de los Franco: Patrimonio de Madrid multa al dueño del Canto del Pico por su estado de ruina

Canto del Pico.
Canto del Pico.
Las propiedades de la familia Franco siguen siendo motivo de polémica. Por un lado la Xunta de Galicia ha abierto diligencias contra ellos por "impedir" las visitas al Pazo de Meirás. Por otro lado, Patrimonio de la Comunidad de Madrid ha multado a los propietarios del palacete del Canto del Pico, en Torrelodones. Su dueño desde 1988 es el hostelero español José Antonio Oyamburu Goicoechea, vecino de la zona que había hecho una fortuna en Inglaterra rehabilitando palacios en mal estado.

La Consejería de Cultura y Turismo de la Xunta de Galicia ha abierto diligencias informativas a la familia Franco en relación a las visitas obligadas al Pazo de Meirás como Bien de Interés Cultural, que deben ser, al menos, cuatro al mes.

Según han confirmado fuentes de la consejería gallega, las diligencias informativas se abrieron a raíz de una denuncia en la que se alertaba del incumplimiento del régimen de visitas al que la normativa obliga a los Franco después de que el conjunto se declarase BIC (Bien de Interés Cultural).

Turistas visitando el Pazo de Meirás/ Europa Press. 

Cultura seguirá en este procedimiento los mismos pasos que en anteriores ocasiones. De hecho, la consejería ha recordado que en 2017 ya impuso a la familia Franco una multa por incumplir el régimen de visitas de la Ley de Patrimonio Cultural de Galicia, "la primera vez que un Gobierno de la Xunta lo hizo".

La denuncia parte del Ayuntamiento de Sada, que trasladó a la Consellería de Cultura las quejas de varias personas que no habían podido conocer el pazo dado que el teléfono que figura para las visitas no funcionaba.

 El Canto del Pico también en el punto de mira

Patrimonio de la Comunidad de Madrid ha multado a los propietarios del palacete del Canto del Pico, en Torrelodones. El palacio, un edificio histórico de 1920, está abandonado. Allí entran okupas constantemente y se han producido varios incendios. El palacio fue propiedad de los herederos del dictador hasta finales de los años 80.

Palacete del Canto del Pico en ruinas.

Los vecinos de Torrelodones denuncian el total abandono de la propiedad desde hace años. También cuentan que el Canto del Pico podría estar ocupado en estos momentos por personas que se dedican a cazar por la zona y muestran imágenes del interior del palacio que se encuentra en una situación ruinosa. De no actuar, los actuales propietarios podrían ser expropiados.

La situación del inmueble ha sido tema de debate en numerosas ocasiones en el Ayuntamiento de Torrelodones, que ha anunciado que en septiembre reactivará la Comisión de Canto del Pico. Los últimos en llevar una iniciativa al Pleno fueron los socialistas. “Por primera vez se le exige al propietario que tome responsabilidades, pero consideramos que debemos ir más allá para la búsqueda de una solución definitiva porque, tal y como va el Palacio, con incendios y entrada permanente de jóvenes, va a acabar sucediendo una desgracia”, explica Guillermo Martín, su secretario general.

Con la impresionante vista de Madrid al fondo, la finca que alberga el Palacio del Canto del Pico, en el municipio de Torrelodones, tiene unos 800.000 metros cuadrados y fue una de las grandes propiedades de la familia. Su entorno natural es único. Encinas, enebros, pinos, zarzas, jaras y tomillos crecen inusitadamente en la gran masa pétrea que la forman. Allí el Caudillo se retiraba a leer.

La propiedad fue un regalo de José María del Palacio Abérzuza, Conde de las Almenas. Fue vendido en 1988 por más de 300 millones de pesetas a una empresa que aseguró lo utilizaría de hotel y como explotación turística. Su actual propietario el hostelero español José Antonio Oyamburu Goicoechea, vecino de la zona que había hecho una fortuna en Inglaterra rehabilitando palacios en mal estado, pagó 320 millones de pesetas (1,9 millones de euros) por la propiedad a través de la empresa Stoyman Holdings Limited (SHL). Después de muchos años, en que el lugar se ha ido deteriorando, incluso por la dejación de la familia Franco, en enero de este año fue devuelto al monasterio cisterciense de Valldigna el denominado como Claustrillo del Abad.

El Canto del Pico cuando pertenecía a los Franco.

Una de las obras, como tantas otras, que Franco se trajo a esta residencia que estaba unida al Palacio del Pardo por una carretera interior, en estos momentos cortada al tráfico. El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid luchan por hacerse con este enclave y convertirlo en Monumento Histórico Artístico.

Para la familia Franco esta propiedad está llena de anécdotas personales. En 1950 pasaron allí su noche de bodas la única hija del dictador, Carmen Franco Polo y Cristóbal Martínez-Bordiú, el Marqués de Villaverde.

Un cuarto de siglo después, la familia cedió esta propiedad a Merry Martínez-Bordiú, la nieta rebelde del dictador, para que conviviera con su recién estrenado marido, el polémico escritor y periodista Jimmy Giménez Arnau. En su libro Yo, Jimmy. Mi vida entre los Franco (1981) el hoy colaborador televisivo describe el lugar como un sitio tétrico y cuenta que el palacete se convirtió en almacén de los regalos que recibió el Caudillo durante sus casi cuatro décadas en el poder: “Eran los regalos que el General había ido recibiendo durante su mandato... Había toneladas y toneladas de ellos. Había en amontonamiento docenas de colchones, cientos de distintas clases de bustos del General… Había mil objetos religiosos. La capilla, como un imán, había atraído todo aquello que tenía olor a testamento. Entre cortinas descolgadas surgía una rebelión de ángeles, crucifijos, reliquias, botafumeiros, sillones y sofás destrozados por siestas clericales, misales, vírgenes y santos. De oropeles había un recargamiento tal que allí nunca pudo haber cabido una buena contrición. Era lo sacro en estado cutre”.

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