24 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Las grabaciones del excomisario Villarejo revelan estas afirmaciones, como también una llamada de Juan Carlos I a Putin para 'cercenar a su examiga'

Corinna, el Emérito y sus relaciones con el gobierno ruso: "Esta pava está enrollada con Putin o con su segundo"

Corinna Larsen, Putin y Juan Carlos I.
Corinna Larsen, Putin y Juan Carlos I. / La alemana Corinna Larsen, el ruso Vladimir Putin y el Rey Emérito
Corinna Larsen está relacionada íntimamente con el gobierno de Putin, según se desveló en las grabaciones que el excomisario Villarejo guardaba y que salieron a la luz en 2020: "Esta pava está enrollada con Putin o con su segundo". La antigua amante del Rey Emérito fue el nexo de unión entre los negocios entre Rusia y España y también estuvo presente en las cacerías protagonizadas por Juan Carlos I y Putin.

Las grabaciones con personas influyentes que el excomisario Villarejo mantenía guardadas siguen de actualidad. Cinco años después de la detención del antiguo policía, en plena guerra entre Rusia y Ucrania cabe destacar una de las conversaciones que Villarejo mantuvo con Javier Iglesias Redondo –conocido como ‘El Largo’ y cercano al expresidente del gobierno Mariano Rajoy– en la que confirmaba las relaciones entre la empresaria alemana Corinna Larsen y el gobierno de Putin.

“Esta pava está enrollada, yo no sé si es con Putin o con su segundo, pero está enrollada con un altísimo (cargo)... de tal, tiene toda la prensa de Moscú. Yo hablé con ella hace un par de meses y está hasta la polla, le siguen amenazando, le siguen mandando tal que al hijo, le mandan recados y no sé qué, que el emérito la asedia, que tal... regalos del emir de Catar...”, decía el excomisario en la grabación que la Audiencia Nacional liberó en 2020 después de encontrarse bajo secreto de sumario.

En ella, no solo confirmaba la presunta relación entre la princesa alemana y el Rey Emérito sino que, además, se establecía un potente vínculo entre Larsen y el Kremlin. Algo que se vio confirmado un año antes de que la conversación saliera a la luz cuando la alemana fue vista en compañía de Alexei Kudrin en una fiesta celebrada en la capital en honor al director de orquesta Valeri Guérguiev, según confirmó la revista ¡Hola!

Al día siguiente, también en Moscú, se le entregó la Orden de la Estrella de Italia al director de orquesta en la embajada italiana… y Larsen volvió a acompañar a Kudrin. El ruso era por aquel entonces el ministro de Finanzas del país y, además, uno de los hombres de confianza de Vladímir Putin.

Sin embargo, esta no fue la única vez que Larsen viajó a Rusia. Ya lo hizo como asesora de imagen de la princesa de Mónaco en 2013 y, un año después, para asistir a una fiesta en el Palacio de Invierno de San Petersburgo junto a su gran amiga, la modelo rusa Natalia Vodianova.

Una clara muestra de las buenas relaciones que mantiene la princesa con las élites rusas, que se refuerza con las declaraciones que también hizo a Villarejo sobre las presuntas llamadas que el Emérito hizo a Rusia para, según decía la alemana “decirles que era malísima”. Pero Larsen no se mostraba perturbada en absoluto, ya que, según sus palabras (recogidas en el periódico Ok Diario), el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Lavrov, afirmó: “Ha sido de una transparencia con nosotros siempre total, la queremos muchísimo y vamos a seguir trabajando con ella”.

Corinna Larsen, Rusia y los negocios con el Emérito

Corinna Larsen no fue la única con buenas relaciones con el presidente ruso. Su por aquel entonces amante, el Rey Emérito, también mantenía una muy buena relación con el Kremlin. Ya en 2002 Juan Carlos I se reunió con Putin en Moscú para hacer alarde de las buenas relaciones entre los países. Estas relaciones llevaron a la firma de trece acuerdos en diversos ámbitos, según informaba La Vanguardia. Algunos de ellos bien pudieron estar relacionados con algunas de las causas por las que, más tarde, se juzgó al Emérito y a la propia Larsen: las comisiones por los diversos negocios con los países del este de Europa.

Juan Carlos I y Putin en 2006, antes de la famosa cacería en Rusia.

Según informaba el diario Público, Larsen estuvo implicada directamente entre 2006 y 2011 en la intermediación de negocios entre empresas españolas y rusas, además de aquellos con Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí (como el del AVE La Meca-Medina). Uno de los intentos de negocio con Rusia fue la compra de acciones de Repsol por parte de la petrolera rusa Lukoil. La empresa quería hacerse con el 30% del accionariado de la española pero encontró la oposición del Gobierno.

A pesar de la negativa por parte del Gobierno de Zapatero por aquel entonces, tanto el Emérito como Larsen intentaron con ahínco que Rusia entrase a formar parte de la petrolera española. Como también informó Público, el antiguo monarca habría llamado hasta seis veces al presidente del Gobierno para presionar, así como Putin le habría llamado a él para conseguir que la operación saliera adelante. Esta llamada fue filtrada por el mismo Kremlin.

Corinna Larsen.

La intermediación de Larsen en estos negocios siempre fue negada por todas las partes implicadas (los gobiernos español y ruso así como la Casa Real), sin embargo, fuentes conocedoras del asunto afirmaban que la alemana quería su parte del negocio.

Las cacerías de Putin y Juan Carlos I

La princesa alemana no solo estuvo implicada en estos negocios, sino que también se encontraba presente en uno de los mayores escándalos del Emérito: sus cacerías. En concreto, en una de las más polémicas protagonizada por Putin y Juan Carlos I.

En esta cacería, que tuvo lugar en Rusia en 2006, el Emérito se alojó en un hotel con su amante. Y no es de extrañar, porque la alemana era una de las organizadoras de cacerías para magnates a través de la influyente armería británica Boss, de la que fue directora general. Si bien por aquel entonces se especuló sobre la misteriosa mujer que acompañaba al monarca, no fue Corinna la encargada de sembrar la polémica, sino la situación que tuvo lugar, pues Putin drogó al oso Mitrofan, el más famoso de Rusia, con un brebaje de vodka y miel. La intención no era otra que agasajar al monarca y ofrecerle una buena presa que cazar, aunque en realidad lo que le ofreció fue un oso manso y borracho.

Posteriormente a esta cacería, el Emérito protagonizó una de las más polémicas en nuestro país: la de Botsuana. Esta tuvo lugar en 2012 y en ella el monarca se rompió la cadera, por lo que tuvo que ser trasladado de urgencia a España para su tratamiento. Al ir acompañado también por Larsen, que volvió a Mónaco, la vida privada del Emérito no tardó en salir a la luz.

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