19 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La docuserie arroja detalles inéditos sobre el suceso que ocurrió en 1983 y cuenta con la participación de familiares de la menor

'La Chica del Vaticano', nuevos datos sobre la desaparición de Emanuela Orlandi que salpicó a la Santa Sede

El Cierre Digital en Emanuela Orlandi.
Emanuela Orlandi.
La plataforma Netflix ha lanzado 'La chica del Vaticano', una docuserie sobre la desaparición, aún sin resolver, de Emanuela Orlandi, uno de los sucesos más complejos de la ciudad pontificia. Tras su desaparición se plantearon diversas teorías conspiranoicas sobre el destino de la joven en las que se hablaba de acciones terroristas, la Cosa Nostra o la Santa Sede. Sus familiares continúan luchando por conocer la verdad sobre lo que le ocurrió a Emanuela.

La plataforma Netflix ha estrenado La Chica del Vaticano, un documental de cuatro episodios sobre la desaparición de la joven italiana Emanuela Orlandi en la Ciudad del Vaticano. El director canadiense Mark Lewis ha sido el encargado de conducir el proyecto audiovisual y ha contado con la participación de varios familiares de la joven, entre los que se encuentran sus hermanos así como periodistas o autoridades policiales que han aportado detalles inéditos sobre uno de los sucesos que sacudieron a Italia.  

Tras casi dos décadas de investigaciones, en 2019 la Fiscalía del Vaticano ordenó reabrir dos sepulturas. La exhumación se llevó a cabo en el Cementerio Teutónico tras haberse recibido una carta anónima en la que se apuntaba que “la familia debía de buscar donde indique el ángel”, habiendo referencia a una de las tumbas que tenía una estatua de un ángel. Cinco horas después, el hallazgo sorprendió a los asistentes, pues las tumbas estaban vacías. A día de hoy, la desaparición de Emanuela Orlandi es un misterio sin resolver.

El caso de Emanuela Orlandi

El caso de la joven Emanuela Orlandi se considera uno de los episodios más misteriosos de la crónica negra italiana. La joven provenía de una familia normal afincada en la Ciudad del Vaticano. Su padre Ercole Orlandi, trabajaba como funcionario de la Prefectura de la Casa Pontificia y junto a su esposa, Maria Pezzano, formó una familia numerosa. La menor de 15 años era la cuarta de sus hermanos Natalina, Pietro, Federica y Cristina.

Emanuela era una apasionada de la música, de hecho, daba clases de flauta travesera, piano y cantaba en un coro. El 22 de junio de 1983, como cada miércoles y viernes, la menor acudió a sus clases de música.

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Uno de los carteles con la fotografía de Emanuela Orlandi.

Aquella calurosa tarde de verano, la menor había telefoneado a su casa tras haber mantenido un encuentro en plena calle con un desconocido que le había ofrecido un trabajo como vendedora de la firma de cosméticos Avon. Fue su hermana Federica quien mantuvo la última conversación con la joven. Varias horas después, la familia Orlandi comenzó a inquietarse pues la menor no había regresado a su domicilio.

Al acudir a la Comisaría para denunciar la desaparición de la joven, la policía les comunicó que no habían pasado horas suficientes para comenzar a buscar a la menor. Ante la negativa, su hermano Pietro decidió empapelar las calles de la ciudad con fotografías de Emanuela. El caso abría los informativos y se convirtió en un suceso que revolucionó el Vaticano.

Una supuesta venganza de la mafia, pedofilia y terrorismo

Las teorías conspiranoicas que plantearon en torno a la desaparición de la menor han sido diversas y a cada cual más disparatada. El caso de Emanuela Orlandi había llegado a oídos del Papa Juan Pablo II, quien no dudó en hacer una mención a la joven. Su hermano Pietro Orlandi tildó las declaraciones del Santo Padre como “un hecho muy extraño”. 

Tras la intervención de Juan Pablo II, una llamada telefónica devolvió la esperanza a la familia Orlandi. Al otro lado del teléfono un ciudadano, al que los investigadores apodaron “El Americano”, les informó que "había hablado con Emanuela la noche anterior”. El autor de la llamada les puso una grabación de la voz de la joven. Los Orlandi no tenían ninguna duda, Emanuela estaba viva.

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La familia Orlandi junto al Papa Juan Pablo II.

Una de las teorías planteadas acerca del rastro de la menor estaba vinculada al atentado que sufrió el Santo Padre en mayo de 1981 a manos de Mehmet Ali Ağca, un ciudadano turco miembro de la organización paramilitar Los Lobos grises. Ağca fue condenado a cadena perpetua, por lo que una de las llamadas telefónicas que recibió la familia de nuevo por parte de “El Americano” tuvo como pretexto exigir la liberación del terrorista a cambio de la libertad de la joven.

Los medios de comunicación de la época señalaron que a raíz de las diversas llamadas, se planteó la idea de que el intento de asesinato del Santo Padre guardaba relación con la KGB. El terrorista turco tenía datos sobre la desaparición de la niña y fue la KGB quien quería sacarle de prisión para que así pudiera guardar silencio. 

Otra de las hipótesis que surgieron en torno al caso fue una supuesta venganza de la Cosa Nostra. Las investigaciones apuntaban a una posible implicación del capo Enrico de Pedis en el secuestro de la menor. El italiano era el supuesto cabecilla de La Banda Magliana, una de las organizaciones criminales activas en la ciudad de Roma. La organización mantenía fuertes vínculos con las altas esferas eclesiásticas del Vaticano, pues la banda solía hacer negocios con el Banco Ambrosiano, propiedad de la Santa Sede. 

De Pedis fue asesinado en 1990 y el único capo enterrado en la Basílica de San Apolinar, lugar donde también se encuentran miembros insignes de la cúpula religiosa. Las especulaciones sobre su participación eran cada vez más fuertes y, años más tarde, Sabrina Minardi, una de sus examantes, confesó que el italiano había estado detrás del secuestro de la joven por un ajuste de cuentas con la Santa Sede tras la quiebra del Banco Ambrosiano. 

La última hipótesis apunta directamente a la Santa Sede y su origen se encuentra en una llamada que realiza Emanuela días antes de desaparecer. La joven le confesó a una amiga suya que durante una de las tardes que se desplazaba a sus clases de música, Gabriel Amorth, un sacerdote cercano al Papa Juan Pablo II "la había acosado sexualmente". Los casos de pedofilia en la Iglesia eran habituales y en 2012 se filtraron una serie de documentos en los que se reflejaban una serie de gastos sufragados por el Vaticano a nombre de Emanuela. 

En base a estos datos, la docuserie ha planteado la posibilidad de que la menor hubiera sido secuestrada con el fin de de que pasara a formar parte de una trama de explotación sexual. Actualmente Emanuela continúa en paradero desconocido, aunque su hermano Pietro Orlandi ha afirmado que "sigue luchando por la justicia y por conocer la verdad". 

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