25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La joven dominicana fue asesinada por un guardia civil quien acabó con su vida durante una 'cacería' en las inmediaciones de una discoteca de Aravaca

Tres décadas del asesinato de Lucrecia Pérez, la primera víctima de racismo en España

Discoteca Four Roses y Lucrecia Pérez
Discoteca Four Roses y Lucrecia Pérez
Lucrecia Pérez fue la primera víctima mortal de racismo y xenofobia reconocida en España. El 13 de noviembre de 1992, fue asesinada por por Luis Merino Pérez, un Guardia Civil de 25 años junto a tres menores de 16 años. El grupo formó parte de una ‘cacería de inmigrantes’ organizada por un grupo de extrema derecha en la antigua discoteca Four Roses en Madrid. El asesinato de la dominicano generó un clima de repulsa contra los crímenes racistas, en auge durante la década de los noventa.

A principios de la década de los noventa, España comenzaba a ser testigo de los primeros casos de racismo y xenofobia. Fue en 1992 cuando un suceso revelaría la gravedad  de ciertas tendencias. Lucrecia Pérez se convertiría en la primera víctima mortal del racismo y la xenofobia reconocida en España. Los hechos ocurridos en el barrio madrileño de Aravaca.

La joven vivía junto a más inmigrantes en una discoteca abandonada en Madrid cuando el 13 de noviembre cuatro neonazis la asesinaron a tiros. La celebración de los Juegos Olímpicos y la Expo de Sevilla dio lugar a al éxodo de población inmigrante. Un hecho que desgraciadamente animó a ciertas personas  a cometer actos racistas.

La primera víctima de la 'Cacería de inmigrantes'

Lucrecia procedía de la República Dominicana. Cuando se cometieron los hechos, llevaba tan solo tres meses en España, con la intención de conseguir mejorar su economía y la de su familia para que su hija pudiese estudiar.

La joven fue asesinada por Luis Merino Pérez, un Guardia Civil de 25 años, que efectuó los disparos que acabaron con la vida de la dominicana. El guardia civil  iba acompañado de los menores Felipe Carlos Martín, Víctor Julián Flores y Javier Quílez, de 16 años. Los jóvenes formaron parte de una ‘cacería de inmigrantes’ organizada por un grupo de extrema derecha en las inmediaciones de la antigua discoteca Four Roses, en Aravaca.

Mural en recuerdo de Lucrecia Pérez retirado de la plaza Corona boreal de Aravaca

En el momento de la ‘cacería’ se encontraban varias personas de origen dominicano dentro de este local, los asesinos dispararon de manera indiscriminada contra los inmigrantes. Lucrecia recibió dos disparos, uno de ellos en el corazón, que terminaron con su vida. Su hija, Kenia Pérez tenía seis años cuando su madre fue asesinada y vivía en República Dominicana.

Una oleada de indignación

 

Los asesinos de Lucrecia fueron condenados a 126 años de cárcel y Luis Merino, el autor del disparo recibió una pena de 54. Los menores quedaron libres en 2001. Posteriormente, en 2015 el guardia civil fue detenido en Coslada por conducir ebrio. Tras cometer el crimen, Merino ya estaba en libertad cuando supuestamente le quedaban 31 años de condena. 

El asesinato generó una oleada de indignación y sorpresa en el país. Los españoles estaban acostumbrados a los sucesos provocados por pasiones, dinero o, en la Transición, por ideología policía, aunque no se había dado un crimen por motivos raciales. Fue el primer crimen de odio.

A principios de los noventa, España se encontraba inmersa en plena expansión económica y a su vez, había surgido una nueva generación de jóvenes de ideología fascista.Un hecho que para muchos resultó incompresible. Habían pasado 17 años desde el fallecimiento del general Franco y el fascismo resurgió en España a través de la creación de grupos parafascistas de origen europeo. 

El neofascismo, una tendencia de odio

El neofascismo se nutría, en la mayoría de los casos, de jóvenes de clase alta, quienes hacían uso de las 'cacerías' como un divertimento. La noche de Madrid y otras ciudades españolas se llenó de grupos violentos que tenían en inmigrantes, mendigos, prostitutas y homosexuales sus principales objetivos.La prensa española se llenó de reportajes sobre grupos radicales e incluso el cine y la televisión nacional analizó este fenómeno como en la película Taxi (1995) , dirigida por de Carlos Saura 

Manifestación en contra del racismo

A mediados de los noventa, el neofascismo llegó al terreno deportivo. Los grupos ultraderechistas llenaron la Liga española y generaron un clima de odio que aún perdura. España comenzaba a ser víctima de las acciones racistas, las cuales traspasaban las fronteras nacionales pues en Estados Unidos o Reino Unido, los grupos neonazis era uno de los principales temores de la población. Tras los hechos que cometían,las manifestaciones de repulsa eran continuas, tanto en España como en diversos países en los que el racismo estaba en auge. 

El asesinato de Lucrecia puso de manifiesto el significado de un crimen de hoy y a día de hoy, las cifras son desalentadoras.Al año se cometen, según el Ministerio del Interior alrededor de 4.000 agresiones por motivos de odio. Los grupos neofascistas no cesan en su actuación y de hecho, aprovechan los periodos de crisis nacionales para llevar a cabo sus prácticas. 

Kenia Pérez, hija de Lucrecia, que tenía seis años en el momento del asesinato de su madre ha utilizado el recuerdo de su progenitora para luchar contra todo tipo de delitos de odio, a través de la fundación Movimiento para la Intolerancia en la que ejerce como presidenta.

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