El cismo entre PP y los regionalistas, divorciados por primera vez en unas generales desde 1979, facilita la sintonía entre su líder Esparza y el PSOE
Santos Cerdán sondea a UPN para conseguir su apoyo a Pedro Sánchez, a cambio de 'regalarle' el Gobierno en Navarra

El parlamento italianizado que han dibujado las elecciones generales de este pasado domingo obligará a las principales fuerzas a negociar cada diputado para cada votación. El PSOE, tras dar la campanada, es el partido con mayores opciones de gobernar los cuatro próximos años.
El líder del PSOE Pedro Sánchez, por lo pronto, tendría garantizados 172 apoyos si recibe el 'sí' de ERC, ya que el de Sumar, EH Bildu, PNV y el BNG ya se da por descontado. Alberto Núñez Feijóo (candidato del PP), tras no alcanzar los resultados esperados, a priori conseguiría 171 apoyos si se suman los diputados de PP, VOX, Coalición Canaria y UPN.
Nervios ante el recuento del voto de los residentes en el extranjero
Hasta dos escaños podrían moverse de bloques ideológicos en el recuento que se realiza este próximo viernes de los votos CERA, que son los que otorgan los residentes en el extranjero. Cualquier mínimo cambio en favor del bloque conservador dejaría a Pedro Sánchez a los pies de los caballos.
Y es que fuentes de Ferraz reconocen a Elcierredigital.com que "existen posibilidades de arrancarle una abstención a Junts per Catalunya, pero es materialmente imposible recibir un 'sí' del partido de Carles Puigdemont, que apuesta por desestabilizar el Estado y, por norma general, no pacta con las fuerzas de ámbito nacional".
El PSOE solo tendría una línea roja: no está dispuesto a que se celebre un referéndum de independencia en Cataluña, pero abierto está a cederle a los postconvergentes tres exigencias: amnistía a los fugados del procés, entregarle la alcaldía de Barcelona a Xavier Trías y una suma de transferencias e inversiones.
Cabe recordar que el PP tiene opciones de robar 2 escaños: uno a Junts en Girona y uno en la Comunidad de Madrid al PSOE, que por ahora salva el diputado por apenas 1.547 votos. Si los de Alberto Núñez Feijóo cosechan al menos 1 de los 2 en juego –que se mantienen en duda a pesar de que ya ha asegurado ante los barones del PP que cuenta con el "sí" de UPN–, el PSOE podría afilar su plan b.
El plan b de Santos Cerdán
Santos Cerdán tiene varios planes sobre la mesa. El secretario de Organización del PSOE, y quizá el aliado más fiel a Pedro Sánchez, que le tiene en una gran estima personal y política, ha cultivado en los últimos años su relación con Javier Esparza, líder de UPN.
El líder regionalista, cabizbajo tras no conseguir apoyos para ser presidente de Navarra en 2015 y 2019, advirtió en 2020 que el bloque progresista navarro seguía impertérrito y que debía acercarse a los socialistas para resucitar la fórmula con la que UPN gobernó en minoría Navarra durante casi un cuarto de siglo (1991-1995 y 1996-2015).
Esparza rebajó ligeramente el tono frente a la presidenta socialista María Chivite y se abrió a negociar los apoyos de los diputados de la coalición Navarra Suma a la Reforma laboral a cambio de inversiones para la Comunidad Foral.
El problema devino de que los dos diputados regionalistas, de facto, no aceptaban las instrucciones de Pamplona por dos motivos: Sergio Sayas acababa de perder las primarias contra Esparza y se sabía cadáver político, lo cual le animó a revolver el gallinero para sobrevivir en política, tal y como ha conseguido.
Y Carlos García Adanero vivía en una burbuja mediática antisanchista que le jaleaba como si en vez de ser un diputado de UPN, que se supone que debe que priorizar la consecución de transferencias e inversiones para Navarra, fuese el portavoz más bronco de VOX.
Ambos, que habían disfrutado de importantes cargos orgánicos en UPN, aseguraron a la mano derecha de Esparza que no compartían la decisión, pero que la respetaban. Finalmente, con el objetivo de echar abajo el Gobierno de Sánchez, sin sopesar siquiera el impacto de la medida en las capas más vulnerables de los españoles que dicen defender, tal y como han reconocido, traicionaron su palabra.
¿El objetivo? Echar abajo la Reforma laboral, que fue aprobada de rebote gracias a una equivocación del 'popular' Alberto Casero. Javier Esparza abrió expediente sancionador a ambos diputados, tránsfugas desde entonces.
Y, con el objetivo de proseguir su acercamiento al PSOE gracias a su sintonía personal con Santos Cerdán y Félix Bolaños, decidió romper la coalición Navarra Suma. UPN, en las pasadas municipales, mantuvo su poder en los principales gobiernos navarros gracias a la negativa socialista a pactar con EH Bildu, y se mantuvo como primera fuerza autonómica tras el débil regreso del PP a la Cámara foral.
Navarra en juego
La relación entre PP y UPN se convirtió en tóxica después de que, una vez rota Navarra Suma, los primeros fichasen a Carlos García Adanero y Sergio Sayas. El primero lideró a los 'populares' en las municipales de Pamplona y el segundo a los mismos en las generales de este domingo por Navarra.
Estos fichajes han dinamitado los puentes entre dos formaciones que iban juntas en las generales desde 1979. Y los reproches no han cesado: Elías Bendodo acusó a UPN de simpatizar con EH Bildu y Javier Esparza puso palos en las ruedas a la hora de negociar con el PP de cara a las generales.

Javier Esparza.
UPN, por sorpresa y contra todas las encuestas, aprovechó su gran capilaridad en Navarra para conseguir este domingo un diputado y un senador. A priori, el diputado Alberto Catalán apoyará la investidura de Alberto Núñez Feijóo.
Pero si esta no sale adelante, tal y como es previsible, UPN podría abrirse a pactar con el PSOE. Javier Esparza, por lo pronto, advirtió el domingo que los regionalistas son "mayores de edad", "autónomos" y defensores de Navarra "por encima de otros intereses".
En Génova 13 saben que este recado puede ser un mensaje en su contra, hecho lógico teniendo en cuenta que el PP denunció a UPN en esta campaña ante la Junta Electoral por recordar en las redes sociales que había varias encuestas que les daban al menos uno de los cinco diputados que Navarra reparte.
El Gobierno de Navarra, en el alero
El adelanto de las elecciones generales congeló hasta agosto las negociaciones en Navarra, cuestión de Estado. El PSOE de María Chivite tiene cerrado un acuerdo de Gobierno con Geroa Bai y Contigo Navarra, que contaría con la abstención cómplice de EH Bildu.
Pero este Ejecutivo está en alfileres, ya que si la gobernabilidad de Pedro Sánchez depende del diputado de UPN, estos creen que en Ferraz estarían dispuestos a ceder la presidencia del Gobierno de Navarra a Javier Esparza, que podría contar con miembros socialistas en su Ejecutivo.
A cambio, Santos Cerdán auspiciaría la investidura de Pedro Sánchez y cobijaría en Madrid a sus compañeros del socialismo navarro. Especialmente a María Chivite, ministrable, y al vicepresidente Javier Remírez, que tal y como adelantó Elcierredigital.com, fue designado como candidato en el Senado por Navarra con el ánimo de hacerlo portavoz socialista en la Cámara Baja.
Cuestión de Estado
No sería la primera vez que el PSOE sacrifica Navarra en favor de sus intereses estatales: en 1996 el equipo de Felipe González ordenó ceder el Gobierno a UPN porque el escándalo de corrupción que anidaba en el socialismo navarro les estaba afectando a su imagen estatal en plena caída del felipismo.
En 2007 Pepiño Blanco frenó un gobierno socialista liderado por Fernando Puras por miedo a que un pacto con Nafarroa Bai dañase a José Luis Rodríguez Zapatero en las generales de 2008, que fueron calentadas por la derecha por una campaña llena de bulos como el que decía que el Gobierno socialista iba a entregar Navarra a ETA a cambio de que dejasen de matar.
En 2014 Alfredo Pérez Rubalcaba evitó que Roberto Jiménez encabezase una moción de censura contra Yolanda Barcina porque, creían, la prensa madrileña iba a volver a inventarse que los socialistas vendían a la izquierda abertzale Navarra, gobernada durante mucho tiempo por una derecha a la que la ciudadanía da la espalda en cada elección.
Y es que, tal y como reconocen desde el socialismo navarro, "las fuerzas conservadoras en Navarra rara vez alcanzan siquiera el 40 por ciento de apoyos. Pero partidos como UPN han tocado poder durante décadas porque su anemia electoral ha sido compensada durante más de dos décadas por el pavor de Ferraz a que la prensa madrileña lanzase su trompetería contra pactos naturales entre socialistas y formaciones nacionalistas de ámbito progresista".