19 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El exsecretario de Estado para la seguridad en los gobiernos de Felipe González, desde 1986 a 1994, vive hoy retirado de la vida política en Segovia

Rafael Vera: “El PSOE no se corresponde con la idea de un partido serio, tiene víctimas detrás y hay que tener un recuerdo hacia ellas”

Rafael Vera.
Rafael Vera.
Rafael Vera Fernández-Huidobro, exsecretario de Estado para la Seguridad del Gobierno de España entre el 24 de octubre de 1986 y el 29 de enero de 1994, siendo Felipe González presidente, fue un hombre clave del ejecutivo socialista en la lucha contra ETA. Hoy, tras haber pasado por la cárcel, vive retirado de la vida política en Segovia y dedicado al mundo de la literatura. Ha escrito varios libros cuya temática está basada en los años que estuvo al frente de la seguridad estatal en España.

- De aparejador a Secretario de Estado para la Seguridad, ¿nos podría hablar brevemente de su trayectoria hasta que llega a este cargo tan relevante?

- Yo era funcionario en el Ayuntamiento de Madrid y mi primer nombramiento en el Gobierno de Felipe González fue de director de la Seguridad del Estado, ya que entonces no existía el cargo de Secretario de Estado para la Seguridad. Hasta mi llegada el cargo lo había ostentado Francisco Laína, que le tocó gestionar el golpe de Tejero del 23-F al frente de la seguridad del Estado.

- ¿Usted se imaginaba que podría llegar tan lejos en política?

- En España era impensable que un chico de 38 años estuviese a cargo de la seguridad del Estado. Yo entré en el mismo despacho que había ocupado Fraga Iribarne. Coincidí con José Barrionuevo en el Ayuntamiento de Madrid en 1980, de hecho fue él quien me promovió a delegado del área de seguridad y policía municipal del Ayuntamiento de Madrid.

- ¿Cómo era su relación con él?

- Coincidí desde 1979 hasta 1982.Como yo era funcionario y militante del PSOE, me ofrecieron participar en el área más delicada de todas. Tierno Galván metió a Barrionuevo en esa área y Barrionuevo me ofreció irme con él para echarle una mano y ahí empezó nuestra trayectoria política como pareja en el área de la seguridad. Mi relación con Barrionuevo era muy buena, teníamos una sintonía en lo personal y en lo político. Además, le metí en esto del deporte e íbamos mucho a correr al Estadio Vallehermoso.

- Cuando usted asume el cargo de director de Seguridad del Estado en 1982, ¿sabía a lo que se atenía?

- Sí, lo sabía. Lo sabía porque lo seguía muy directamente. Esos tres años de recorrido en la Policía Municipal, salvando las distancias, me habían permitido hacerme una idea tanto de lo que pasaba en el mundo de la seguridad como del funcionamiento de los colectivos de seguridad de policía y de guardia civil.

- ¿Sentía miedo por un posible ataque terrorista contra usted o contra su familia?

- Con el tiempo que hemos vivido con el tema del terrorismo, había muchos escoltados y algunos no querían que se les quitase la escolta porque les quitaban el coche oficial, y porque presumían de llevar escolta, incluso del nivel social. Por eso, cuando a mí me dijeron que me retiraban la escolta, yo estaba encantado de la vida porque no tenía necesidad de llevarla. Yo salía a correr muchas veces y evitaba a la escolta porque me daba apuro que unos tíos viniesen corriendo detrás de mí. Eso es una experiencia personal, a algunos no les importaría.

Rafel Vera en los años 80. 

- ¿Cómo era la vida en un cargo tan importante durante los años del golpismo etarra estando en el punto de mira de los terroristas?

- Yo no tenía en cuenta eso, yo confiaba en que la seguridad que tenía era suficiente.

- ¿Cree que se estaban jugando la democracia durante los años del terrorismo de ETA?

- Sí, algunos valores de ella, aunque la democracia en sí hubiera vencido en cualquier caso. Yo creo que el terrorismo en general suponía una amenaza al sistema de libertades que estábamos desarrollando. Forzó en cierta manera a un mayor consenso.

- Como secretario de Estado para la Seguridad y con cifras de 100 muertes por año, la mayoría de guardias civiles, ¿cree que se podría haber mejorado la seguridad en la calidad de vida de estos guardia civiles en el País Vasco?

- No es que se podía, es que estábamos obligados a mejorar las condiciones de vida, pero claro, los recursos eran limitados y poner en marcha nuevos proyectos y mejoras no era posible de la noche a la mañana.

- Intxaurrondo era objetivo de múltiples atentados, ¿se podría asemejar con la guerra de Vietnam?

- Era un símbolo para España, para el Estado y para el Gobierno, además de un símbolo negativo para ETA. Intxaurrondo era un bloque de viviendas que convertimos en un cuartel. Teníamos que hacerlo saltándonos la normativa que imponía el ayuntamiento. Una de nuestras principales obligaciones era proteger la frontera, cosa que era prácticamente imposible.

- ¿Por qué cree que se negó el diagnóstico del Síndrome del Norte?

- Todos los guardias que salían de la academia de Úbeda y de Valdemoro tenían por obligación ir de destino, un año al menos, al País Vasco. Había gente que terminó con tratamiento psiquiátrico y alguno llegó a suicidarse por la presión.

- ¿Por qué en el País vasco las víctimas del terrorismo eran aisladas socialmente?

- En estos homenajes, la gente cerraba las ventanas y se metía en las casas, daba la espalda y no participaba.

- ¿Puede hablarnos de la cooperativa Sokoa?

- La operación Sokoa fue muy importante y tuvo un éxito notable, gracias principalmente a los apoyos de otros países como Estados Unidos, que facilitaron la tecnología. En Sokoa, lo que hicimos fue lanzar dos misiles tierra- aire con unos localizadores. La operación se hizo a partir de una información de que ETA tenía interés en derribar uno de los aviones que iba al País Vasco en uno de los viajes que hacíamos, con un misil de producción soviética. Hicimos un seguimiento que costó mucho, pero al final pudimos llegar a la cooperativa de Sokoa, donde estaba toda la documentación de ETA relacionada con el pago del impuesto revolucionario, sus finanzas y algunos de los repartos del dinero de los comandos para las operaciones terroristas, una información que ha servido hasta el último día para luchar contra el terrorismo aquí en España.

Felipe González y Rafael Vera. 

- ¿Qué cree que era Francia para ETA? ¿Cómo fue el proceso hasta entregar presos en la frontera francesa?

- El refugio perfecto, el campo de entrenamiento, entregar presos y a veces hasta el apoyo político.

- ¿Qué supuso la 'Guerra Sucia' para el PSOE?

- La 'Guerra Sucia' obligó a ETA a esconderse y ayudó en España a reducir la presión de los sectores que acusaban al Gobierno de que no actuaban con dureza frente al terrorismo. Pero vinieron los efectos negativos a causa de una mala política de los partidos a la hora de tratar las cuestiones de Estado y a la hora de tomar responsabilidades.

- ¿Usted tiene conocimiento de si el partido socialista financió a los grupos antiterroristas de liberación? ¿El PSOE conocía las acciones de los GAL?

- El partido socialista no financió a los GAL. Las conocía cuando se producían pero no antes, nosotros no organizábamos nada con los GAL, ni participábamos de eso. Cuando llegué, me encontré lo que había en el 87, ya venía con la intención de acabar con la 'guerra sucia' y acabé.

- ¿Qué fue el Caso Marey para usted?

- A mí me condenaron. Yo he sido uno de los primeros que ha sido más perjudicado, por razones fundamentalmente periodísticas y políticas. Cuando salta el tema, Garzón abre los expedientes del Caso Marey con Michel Domínguez y el subcomisario Amedo, con intención de vengarse de una promesa que le hizo Felipe González de ser ministro. Al no completar sus finalidades políticas, vuelve con la intención de ajustar cuentas. Había una situación política complicada, ya eran los últimos tiempos del partido socialista. El PP estaba intranquilo, quería gobernar ya, entonces se utilizó el tema de la 'Guerra Sucia' para debilitar al PSOE y echarle del poder. El eslabón que había que tocar era yo, porque yo era la clave para ascender, se buscaba que empezase a hablar de lo que pasaba y quién estaba detrás de esto. Yo no participé de aquello, no quise, no era mi estilo y no lo compartía.

- ¿Qué se le pasó por la cabeza cuando estaba sentado en el banquillo por la condena de este caso?

- Se me pasó por la cabeza todo lo que había vivido. Que después de todo lo que había pasado estuviera ahí no dejaba de ser una desgracia, pero era lo que tocaba. Me preocupaba dejar a mi familia una buena imagen, que supieran que su padre había mantenido el tipo en una situación así.

- Como prueba la sentencia del Caso Maletines, ¿es verdad que usted ordenó los pagos a los expolícias Amedo y Domínguez para garantizar su silencio y así evitar que destaparan la trama de los GAL?

- Dije claramente que todos los políticos que habían pasado por Interior de todos los partidos desde los tiempos de la UCD hasta ese momento, tenían un compromiso con la 'Guerra Sucia' y habían actuado casi todos de buena fe.

- ¿Usted se considera cabeza de turco del PSOE?

- No, el partido socialista no ha tenido que ver.

- En un documental para TVE, usted afirma que fueron culpables por una actitud pasiva y no activa contra ETA. ¿Por qué?

- No actuamos con contundencia para acabar con la 'Guerra Sucia'. Dejamos pasar un fenómeno que deberíamos haber cortado desde un principio.

- ¿Cómo transcurrieron las Conversaciones de Árgel?

- Tuvieron su origen a través del traslado de Txomin a Argel desde Gabón. Tras su muerte, el traslado de Antxon a Argel para sustituirle. Y el desenlace provocado por la actitud de Herri Batasuna renunciando a acabar con aquello y la decisión argelina de expulsar a todos.

 - ¿Cómo fue sentarse cara a cara con los terroristas?

- El primer encuentro fue muy difícil. Enfrente estaban los pistoleros que querían matarte. Antxon me dirigió una amenaza directa, diciéndome que cuando volviera a España me iba a matar.

- De las obras que ha escrito y publicado, ¿con cuál se quedaría?

- Me quedo con la primera, porque es un homenaje a mi familia, a lo que pasó en aquellos años. Algo sentimental y de corazón, una muestra de lo que pasaba en los años difíciles para que los jóvenes tengan constancia de lo duro que fue aquello.

- ¿En qué se basó para escribir 'El Padre de Caín'?

- En la historia que pasó en un funeral. Acudieron dos familias del esposo, con sus respectivas viudas, que competían por la pensión, a una le dijo que era guardia civil y a la otra marinero mercantil.

Uno de los libros de Rafael Vera.

- El pasado mes de septiembre se estrenó 'Patria', la adaptación para la televisión del best seller de Fernando Aramburu. Si la ha visto, ¿le parece que refleja objetivamente lo que ocurría en el País Vasco durante los años de plomo?

- Es una visión muy parcial. A mí me hubiese gustado que se hubiese publicado en los años 80 o 90, pero entonces no habría habido autor que se atreviese, porque hubiera entrado en la lista de amenazados por ETA. 'Patria' se reduce a la sociedad vasca, sociedad muy matriarcal. Pero en la cuestión relacionada con el origen de ETA, los objetivos de ETA, la barbaridad de la comisión de los atentados que llevó a cabo, no. Yo intervengo en cuatro capítulos de la serie 'ETA : El desafío', que se acaba de estrenar. Está basada en un libro de uno de los últimos jefes de información, Sánchez Corví, y es espléndida, porque todo lo que he visto intenta el equilibrio.

- En uno de los capítulos, se dice que España es un país de callados y cobardes en el que las víctimas eran olvidadas y marginadas socialmente. Desde su experiencia, ¿lo corrobora?

- Hay algunos familiares de algunas de las víctimas que se fueron del País Vasco. Todos los que estaban más vinculados a los miembros de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que vivían con ellos en el País Vasco. Otros habían estado aislados y después, más señalados.

- ¿Qué cree que ha sido lo peor del terrorismo de ETA?

- La amenaza y el daño que ha provocado a este país, que verdaderamente no se puede olvidar, estamos intentando echar tierra. Me sorprende que personas que han vivido de una forma directa o indirecta aquello y hayan sufrido, se callen y miren para otro lado, cuando están sucediendo cosas que no se pueden repetir. Provocó que la democracia tardara en asentarse, podía haber sido una Transición brillante y ha sido hecha a trompicones y dificultades, porque el terrorismo cambiaba los escenarios y obligaba a tomar decisiones que no correspondían a un Estado de derecho. El impacto fue brutal. Los familiares y compañeros de los guardias civiles también recibieron el impacto que causaba la muerte, una situación de estrés, impacto psicológico. Han quedado secuelas porque lo sigo teniendo en la memoria. Once años en ese ministerio fue mucho, con acontecimientos importantes que han salido adelante, esas cosas me han producido una gran satisfacción, me producen un recuerdo positivo para neutralizar todo lo demás.

- ¿Usted está de acuerdo con que un partido del que ha formado parte durante tantos años pacte con un partido heredero de los ideales de Herri Batasuna?

- No estoy de acuerdo, no vale todo. No han pedido perdón. El Gobierno está constantemente trasladando presos de las cárceles al País Vasco. El Gobierno vasco empezará a sacarlos a todos a la calle, con el tercer grado y con permisos de fin de semana. Eso yo no lo comparto. Me duele, porque es mal ejemplo. No puedes olvidar, tienes que evitarlo si eres político y cargo público. No se corresponde con la idea de un partido serio y lo que debe de ser un partido serio, que tiene unos principios y que sabe que en sus filas hay gente destacada, que luchó tanto por la libertad como por la democracia, que fue asesinada durante esos años. El PSOE también tiene víctimas y hay que tener un recuerdo hacia ellas.

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