'El Ganso', de Marca España a made in China con el apoyo de las familias Del Pino y Espinosa de los Monteros

Los hermanos Álvaro y Clemente Cebrián  (Madrid, 1975 y 1974) fundaron la firma de ropa El Ganso en el año 2006, con la tienda de la calle Fuencarral de Madrid como principal valedora, heredada de su padre Clemente Cebrián Ara. Cinco años más tarde, la empresa comenzó su expansión fuera de España con su primera tienda en Paris (Francia). Duplicó su facturación en 2010, hasta 14 millones de euros, hecho que despertó el interés de los fondos de inversión.

Tras su expansión por toda Europa durante los siguientes años, en marzo de 2019 consiguió llegar a un acuerdo con la banca acreedora para poder continuar con su actividad. El rescate incluyó una aportación dineraria de la familia Cebrián, que aplicó rápidamente un plan de ajuste que conllevó el cierre de 45 tiendas (ahora cuenta con 145) y la salida de países como Bélgica, Holanda, Italia y Alemania, así como una optimización de costes, con prohibición de viajar en avión en primera clase.

Una de las tiendas de El Ganso

Precisamente los hermanos Cebrián presumían de generar la mayor parte de su producción en España, pero ahora la visión empresarial "patriótica" parece haber perdido atractivo. A pesar de que El Ganso acumula más de 12 meses de crecimiento continuado de ventas, la compañía ha decidido llevar gran parte de la confección de sus prendas a China para abaratar los costes y ser competitiva.

La empresa, que antes producía sus prendas en España y Portugal, se ha llevado sus patrones al gigante asiático, donde la mano de obra es mucho más barata. A El Ganso, que obtiene el 65 por ciento de sus ventas en nuestro país (67 millones en total), le compensa asumir los gastos de transporte desde Pekín a Madrid para poder mantener los márgenes sin subir los precios finales.

Clemente y Álvaro Cebrián controlan actualmente casi el total del accionariado, pero no siempre fue así, pues en 2015 vendieron el 48 por ciento del capital al fondo de inversión L Catterton. Pero en el verano de 2018 recompraron a este fondo el porcentaje anteriormente vendido. La salida del accionariado de la antigua L Capital principalmente se produjo por los últimos resultados de la compañía por aquel entonces, menores de los que esperaba. 

El grupo achacaba la presión que ejercía el socio inversor para maximizar los beneficios. De hecho, propició que Clemente Cebrián regresara a la compañía tras anunciar que ponía punto y final a su etapa de gestor en la marca que había creado su padre. Quería iniciar nuevos proyectos, pero se quedó al frente de la empresa familiar.

De la Marca España a Ferrovial 

Los movimientos de la familia Cebrián también cuentan con el beneplácito de la tercera hermana, Ana Cebrián del Pino, quien hasta el 2017 trabajó en la empresa familiar de ropa. Lo hizo durante tres años y ocho meses, primero en el Área Manager, luego como gerente de planificación y más tarde como directora del canal online de la empresa.

Ana es la nieta de Rafael del Pino y Calvo-Sotelo, presidente de Ferrovial y una de las mayores fortunas de España. Es hija de María del Pino y de  Clemente Cebrián Ara. Tras su periplo por la empresa de sus hermanos, consiguió un puesto de trabajo en la Fundación Ferrovial, de la que son dueños sus padres. Allí trabaja actualmente como miembro de la comisión ejecutiva. 

Beltrán Espinosa de los Monteros

Pero no es el único vínculo con familias de grandes apellidos el que tiene la familia Cebrián. Ana está casada con Beltran Espinosa de los Monteros, hermano del portavoz de Vox en el Congreso, cuyo padre, Carlos Espinosa de los Monteros fue Alto Comisionado de la ya desaparecida 'Marca España'.

Beltrán es el mediano de los cinco hijos nacidos del matrimonio entre Carlos Espinosa de los Monteros y su esposa, María Eugenia de Simón y Vallarino. Ha hecho su carrera profesional en el grupo Inditex, perteneciente al hombre más rico del país, Amancio Ortega. Su último trabajo registrado es el de CFO (Chief Financial Officer) de Stradivarius.

El emporio textil de la familia Cebrián, gran valedora del producto español y estrechamente ligada a los impulsores de la "Marca España", parece haber cambiado sus preferencias y valores por la rentabilidad económica que les ofrecen las peores condiciones salariales del país asiático.