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Canasta de regalo con botellas de vino, cava, embutidos, dulces y lazos decorativos
ECONOMÍA

El regreso de las cestas de Navidad: tradición empresarial que gana fuerza

Tras años de recortes

Durante décadas, la cesta de Navidad fue un gesto casi institucional en muchas empresas españolas. Un lote de productos cuidadosamente seleccionado para agradecer a empleados y clientes su trabajo y confianza a lo largo del año. Sin embargo, tras la crisis económica de 2008 y la llegada de nuevas dinámicas laborales - incluyendo el teletrabajo y la digitalización - esta tradición fue desapareciendo progresivamente, considerada por muchos como un gasto prescindible.

Hoy, esa tendencia parece estar cambiando. Cada vez son más las compañías que recuperan esta costumbre, reinventándola y dándole un valor renovado. No se trata solo de una cesta con embutidos y dulces navideños, sino de un símbolo de cercanía, reconocimiento y cultura corporativa.

De símbolo navideño a recorte silencioso: qué pasó con las cestas

Durante años, recibir una cesta de Navidad era casi un derecho no escrito en el mundo laboral español. Era el broche del año, un detalle que muchas personas esperaban con ilusión. Sin embargo, la crisis financiera y los años de ajustes presupuestarios la convirtieron en uno de los recortes silenciosos más comunes.

En algunos sectores - especialmente en grandes corporaciones y administración pública - se suprimieron de forma sistemática. Otras empresas, con dificultades para sostener los costes fijos, optaron por reducirlas o sustituirlas por alternativas más económicas, como tarjetas regalo. Y con la irrupción de la pandemia, el auge del teletrabajo y la distancia física, este gesto perdió aún más protagonismo.

Por qué están volviendo las cestas de Navidad en las empresas

Con la paulatina vuelta a la presencialidad y una recuperación económica moderada, muchas compañías están redescubriendo el valor simbólico de la cesta de Navidad. Ya no se trata de cumplir con una tradición, sino de utilizarla como una herramienta real de motivación y fidelización.

El gesto - cuando está bien ejecutado - transmite reconocimiento, pertenencia y gratitud. Y eso no tiene que ver únicamente con el valor económico del regalo. Se trata de un detalle que humaniza las relaciones dentro de la empresa, especialmente tras años de frialdad y distancia impuesta por la pandemia.

Además, en un momento en el que la retención del talento se ha vuelto estratégica, detalles como este pueden marcar la diferencia, sobre todo en pymes o equipos estables donde la cultura interna pesa tanto como las condiciones salariales.

Nuevas formas de regalar: personalización, sostenibilidad y opciones online

La cesta navideña ha evolucionado. Lo que antes era un lote genérico, hoy puede convertirse en una experiencia adaptada a cada equipo, departamento o cliente. Muchas empresas están apostando por cestas más cuidadas, con productos gourmet, artesanales o ecológicos. También crecen las opciones personalizadas: sin gluten, veganas, sin alcohol o con productos locales.

Y junto a ese cambio de enfoque, ha crecido la demanda de soluciones logísticas más sencillas y eficaces. Por eso, cada vez más compañías recurren a plataformas especializadas que permiten hacer el pedido de forma centralizada y programar entregas a oficinas o incluso a domicilio.

Un ejemplo de este modelo es GaleraRegalos, una tienda online que permite seleccionar cestas personalizadas según tipo de productos, presupuesto y formato, con un servicio de atención y entrega pensado para empresas. Una opción práctica que resuelve el proceso completo de forma ágil y profesional.

Un gesto que fideliza: el impacto en empleados y cultura corporativa

Recibir una cesta navideña no cambia las condiciones laborales, pero sí influye en la percepción emocional del empleado hacia la empresa. Diversos estudios señalan que los gestos de reconocimiento no monetario - como una felicitación bien hecha o un regalo pensado - generan un alto impacto en la motivación y la implicación de los equipos.

En el caso de las cestas, ese impacto se multiplica cuando el detalle está bien pensado: productos de calidad, un mensaje personalizado, o incluso la posibilidad de elegir entre varias opciones. Esto no solo refuerza la conexión con la marca empleadora, sino que también proyecta una imagen positiva hacia el exterior.

Además, en un entorno cada vez más competitivo, cuidar este tipo de gestos ayuda a construir una cultura corporativa más humana y coherente con los valores de cercanía, reconocimiento y cuidado del equipo.

El regreso de las cestas de Navidad no responde solo a una moda nostálgica. Es la recuperación de un gesto que, bien ejecutado, aporta valor real en las relaciones internas y externas de una empresa. La diferencia está en cómo se hace: más allá del contenido, hoy lo importante es la intención, la adaptación a cada destinatario y la facilidad del proceso.

Frente a años de distanciamiento y recortes, muchas compañías están redescubriendo el poder de un regalo que no solo se entrega, sino que también se recuerda.

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