José María Álvarez-Pallete disfruta de unos escasos días de paréntesis entre dos viernes eléctricos: el pasado, en el que la compañía que preside, Telefónica, celebró su Junta General de Accionistas, y este próximo, en el que será protagonista del evento que conmemora en el Teatro Real el centenario de la multinacional con una gala y un concierto de música clásica presididos por el rey Felipe VI.
El directivo está pendiente del teléfono para conocer de primera mano los pormenores de los infinitos movimientos accionariales que se iniciaron el pasado 5 de septiembre con la irrupción del fondo saudí STC propiciado por él mismo, deseoso de garantizarse su futuro de la mano del Gobierno y Caixabank frente a los deseos de algunos de los principales accionistas, BBVA y Blackrock (que hubiesen celebrado el relevo del presidente de la multinacional en caso de que el PP hubiera alcanzado La Moncloa).
Álvarez-Pallete, una vez más, se zambulló el pasado viernes en su cómodo papel de gurú tecnológico mientras Telefónica no es ni siquiera protagonista de algunos de los negocios propiciados por las novedades del campo (de la 'nube' que dejaron escapar a la inteligencia artificial ante la que son testigos inertes).
El directivo aseguró que pretendía "crecer y generar valor para los clientes, accionistas, empleados y grupos de interés" mientras su mano derecha, Ángel Vilá, puso buena cara a haber perdido el liderazgo del mundo de las telecomunicaciones en España tras la fusión entre Orange y MásMóvil. "Nos sentimos muy capaces de competir en un mercado donde ahora existe un operador mucho más fuerte", afirmó el CEO.
Había expectación por escuchar las palabras de Álvarez-Pallete sobre la entrada en el capital de los saudíes de STC y el regreso del Estado al accionariado de la mano de la SEPI, que ayer mismo dio a conocer que ha pasado del 3% al 5% en el capital de Telefónica.
Fuentes de la compañía explican que "STC irrumpió por lo barata que está la acción tras el derrumbe al que ha llevado la gestión de Álvarez-Pallete (que tomó la presidencia de Telefónica con una acción por encima de los 9 euros y ahora no llega a 4) y el Gobierno por echar un capote al directivo (íntimo de Pedro Sánchez) con la excusa de mantener la españolidad de la empresa", pero el presidente de Telefónica asegura que las compras están motivadas por la buena trayectoria de la compañía que gestiona.
"Entendemos el interés que Telefónica suscita en la comunidad inversora, entendemos a todas las partes que quieren estar en Telefónica, porque Telefónica es parte del futuro, un futuro por el que ha apostado. Damos la bienvenida a los que han decidido participar en ese futuro y, por supuesto, agradecemos a los que han recorrido el camino con nosotros, grandes y pequeños, porque supieron ver dónde había que estar", aseguró ni corto ni perezoso.
El directivo se embolsó 6,32 millones de euros en 2023 en Telefónica, que continúa perdiendo clientes en España y sufre una deuda superior a los 27.000 millones de euros (pese a que, en este último campo, Álvarez-Pallete puede sacar pecho tras reducirla).
La SEPI mueve ficha
"Con vocación de permanencia, la participación de SEPI aporta una mayor estabilidad accionarial a la compañía para la consecución de sus objetivos y contribuye a la protección de las capacidades estratégicas de una compañía clave en el sector de las telecomunicaciones y determinante en la mayor parte de las capacidades industriales y áreas de conocimiento que afectan a los intereses esenciales de la defensa y la seguridad nacional".
Con estas palabras el Gobierno dejó este lunes claro su intención de llevar a cabo el acuerdo de Consejo de Ministros, que ordenó la compra de acciones hasta un 10%, "minimizando el impacto en la cotización y cumpliendo con las comunicaciones de participaciones significativas establecidas en la normativa", señala SEPI.
Álvarez-Pallete. | El Cierre Digital
Álvarez-Pallete "anda feliz" por la operación tras haber prometido que van a "seguir construyendo una Telefónica de la que, cuando se mire hacia atrás, dentro de 100 años, se pueda sentir un orgullo similar al que sentimos hoy".
Toreo y halagos
Isidre Fainé, José Javier Echenique, Peter Löscher, Verónica Pascual y Claudia Sender se mantienen en el consejo de Telefónica, que podría crecer de 15 a 17 miembros para hacerle hueco a la STC y a la SEPI (es decir, a los gobiernos de Arabia Saudí y al de España).
Álvarez-Pallete, con un pie en La Moncloa gracias a Javier de Paz, toreó las preguntas críticas de accionistas minoritarios (a cuenta de la caída de la acción, la deuda o la política retributiva) y mimó a su gran protector: "Permítanme que les exprese el orgullo por presidir este consejo de administración y el orgullo que siento por todos los miembros que son parte de este consejo. Y de forma muy especial por Isidro Fainé, que lleva tantos años dedicado a esta casa y del que tanto hemos aprendido".
El presidente de Telefónica no desaprovechó la ocasión para vestirse de gurú tecnológico: "El mundo que les anticipé hace 8 años hoy ya está aquí. Les hablé de una cuarta plataforma ligada al conocimiento del cliente y a la Inteligencia Artificial y me comprometí a construir algo que nadie veía entonces, pero en lo que nosotros creíamos", afirmó, pese a no haber promovido grandes inversiones en estas áreas.
Más atinado se mostró sobre la ética en la Inteligencia Artificial: "No es el tiempo de la tecnología. Es el tiempo de las personas. Creemos que la tecnología está al servicio de las personas y no al revés. Y, por eso, queremos ser parte de ese nuevo contrato social y nos comprometemos", explica sobre la creación de una Comisión de Seguimiento Ético de la Inteligencia Artificial.
El Gobierno y Telefónica
El nuevo ministro de Economía, Comercio y Empresa de España, Carlos Cuerpo, explicó hace unos días en El Economista las claves del regreso del Estado al capital de Telefónica. "No tenemos que analizar la entrada del Gobierno en empresas como se hacía hace 30 años. Estamos en un contexto de autonomía estratégica promovido por el impacto de la guerra en Ucrania. El conflicto ha tenido un fuerte efecto sobre en el sector energético, las cadenas de suministros, y hay una discusión a nivel europeo sobre cómo asegurar nuestra competitividad en este marco geopolítico", afirma.
El ministro socialista dice que en el marco de protección de industrias estratégicas "está el caso de Telefónica". "Se tomó la decisión de entrar como socio estratégico de largo plazo que asegura la apuesta por las inversiones que van a ser necesarias en este ámbito que es fundamental. En otro tipo de empresas, el elemento de importancia de autonomía estratégica se traducirá en acciones distintas que no tiene por qué ser la entrada, por ejemplo, como ocurrió en la operación Orange-MásMóvil", añade.
"Me remito a la presencia del Estado en el consejo de Caixabank, donde somos un socio totalmente leal, estratégico y que toda empresa desearía. El único momento en el que se habla de la presencia del Estado en Caixabank es cuando se vota sobre los sueldos de los directivos. Es una señal buenísima de la presencia del Estado. No se ve como una amenaza", señala en la referencia a las abstenciones de la SEPI respecto a la política retributiva de Caixabank", remata.
Lo cierto es que el Gobierno sigue guardando silencio sobre su postura sobre facilitar la intención de STC de crecer del 5% que poseen al 9,9% que desean.