Joan Laporta rediseña la financiación del Camp Nou que reconstruirá Limak Holdings
Las obras, rondarán los 1.500 millones de euros. 1.300 se intentarán conseguir vía préstamo de algunos fondos
El Fútbol Club Barcelona ha decidido rediseñar la emisión de los bonos con los que sufragará los 1.500 millones de euros que su presidente Joan Laporta ha comprometido en obras. 900 servirán para remodelar el Camp Nou y otros 450 para construir el nuevo Palau Blaugrana y otros proyectos menores.
Finalmente 'solo' 1.300 de los 1.500 millones serán sufragados con estos bonos vendidos a unos fondos que recuperarán su inversión en cinco tramos, entre 2028 y 2047. Laporta, tal y como han ordenado los socios culés, acometerá esos pagos con ingresos adicionales, es decir, entradas del Museo Barça o sponsors.
El club blaugrana no quiere hipotecar el Camp Nou ni condicionar el magro de las cuentas culés para acometer una serie de inversiones que también incluyen la urbanización y construcción del campus, que ronda los 100 millones de euros. El resto de pagos, 200 millones, serán sufragados con un préstamo bancario que solicitará el Fútbol Club Blaugrana.
Fiebre de remodelaciones
Estos últimos años han marcado la agenda las remodelaciones de los estadios de fútbol más emblemáticos de España, tal y como explicó la periodista María Jesús Navarro en este periódico.
La carrera comenzó con las obras del Santiago Bernabéu —unas que, como ya contamos desde elcierredigital.com, traerán mejoras para el Real Madrid, pero también parecen acarrear problemas para los vecinos de la zona— y ahora siguen con la renovación del Camp Nou del Barça. Mientras que el Real Madrid escogió a la empresa FCC —con sede en España, requisito exigido por el equipo—, el Barça ha elegido a la turca Limak Holdings para su nuevo Espai Barça.
La elección del club blaugrana no ha estado exenta de polémica desde el inicio. Y es que, según apuntan medios turcos, Limak Holdings es una de las constructoras de la denominada “banda de las cinco”. Este nombre es el que en Turquía se ha dado a las cinco compañías constructoras encargadas de la mayoría de las obras públicas bajo el gobierno de Recep Tayyip Erdoğan, del partido AKP.
Estas empresas son Cengiz Holding, Kalyon Grup, Makyol Grup, Kolin Holding y Limak Holding, la encargada de la remodelación del Camp Nou. Las cinco compañías, según clamaba el miembro de la oposición Kemal Kılıçdaroğlu —del partido republicano CHP—, “fueron recompensadas con trabajos por valor de 203.000 millones de dólares en los últimos 18 años. Se llevaron su dinero a Inglaterra, a paraísos fiscales. Os prometo que vamos a devolver todo el dinero a la nación”. Así recogía sus palabras, pronunciadas en agosto del pasado año, el diario Turkish Minute.
El cambio de legislación favorable a la “banda de las cinco”
El periodista turco especializado en economía Bahadir Özgür —del periódico BirGün— explicaba, según recogía El periódico de España, que cuando Erdoğan llegó al poder en el año 2003, cambió la legislación turca para la adjudicación de concursos públicos, lo que permitió que las empresas de la “banda de las cinco” se llevaran la mayoría de obras.
“Antes, la legislación turca estaba basada en la de la Unión Europea: un concurso era abierto al público, ganaba la oferta que adecuaba un mejor precio a las condiciones establecidas. Cualquiera podía presentarse”, explicaba. Sin embargo, continuaba, "Erdoğan no lo aceptó. Cambió la ley para añadir una excepción a la norma: en caso de desastre natural, riesgo para la población, pandemia, guerra, atentado, etc., el Estado ya no está obligado a crear un concurso público sino que, alegando la necesidad de empezar unas obras rápidas, puede adjudicar esta obra a dedo”.
A pesar de que este tipo de adjudicación sería una excepción, según afirmaba el periodista, durante muchos años “todos los grandes proyectos de Turquía” se están haciendo “en base a esto, mucho antes de la pandemia”.
Limak Holding, concretamente, ha construido en los últimos años un estadio en la población de Mersin, Turquía, con capacidad para albergar a 25.000 aficionados; el puente suspendido más alto del mundo, 1915 Çanakkale, sobre el mar de Mármara, que separa la parte turca europea de la asiática; y el aeropuerto de Estambul, con un valor de 22.000 millones de euros y cuya adjudicación fue investigada por posible corrupción. Esta investigación implicaba al Gobierno de Erdoğan, pero nunca fue probada.
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