La catalana Grifols hace caja en China tras la 'huída familiar' para sofocar su deuda
Una reducción de deuda de 8.000 millones con la venta de parte del capital que disponía en la compañía Shanghai Raas.
Dentro de unos meses se cumplirán diez años de la intrépida compra del laboratorio americano Talecris por parte de la principal farmacéutica española, Grifols. La cotizada barcelonesa desembolsó 3.400 millones de euros vía deuda.
Y esta se ha hecho inasumible para ellos, en parte porque la pandemia le pasó factura: Grifols estuvo valorada en pandemia en 20.000 millones de euros y ahora ronda 'apenas' los 8.000 tras varias caídas bursátiles: un 24 por ciento en 2020, un 29 por ciento en 2021 y un 36 por ciento en 2022.
Problemas varios
La deuda de Grifols rondaba los 9.500 millones de euros y voces externas han empujado a la familia fundadora a tomar tres medidas: desentenderse de la gestión (que hace unos meses pasó a manos del directivo sueco Thomas Glanzmann), ejecutar despidos (2.300 en 2023, la mayoría en Estados Unidos) y desinvertir.
En este último capítulo se encuadra la venta del 20 por ciento de la compañía china Shanghai Raas a Haier Group Corporation por alrededor de 1.600 millones de euros. Esta venta se produce unos días después de la jubilación definitiva de Víctor Grífols Roura, que dejó la compañía tras cuatro décadas de labor, casi tres de ellas como director.
El hijo del investigador Josep Antonio Grífols, que desarrolló la técnica de la plasmaféresis, se embolsó casi 1 millón de euros en su último curso mientras cedía los mandos a Thomas Glanzmann, que necesita rebajar la deuda de la multinacional hasta los 6.000 millones para que el apalancamiento de la empresa no dificulte su gestión.
Cambio traumático
La farmacéutica barcelonesa tomó en 2022 una medida traumática: la elección como CEO de Steven F. Mayer, que duró apenas cinco meses en el cargo y fue relevado por Glanzmann, lo cual consolida la separación de la gestión del capital familiar. El directivo sueco era promocionado en un cargo que estaba destinado para Víctor Grífols Deu y Raimon Grifols Roura, hijo y hermano del jubilado y encargados de la gestión de la compañía entre 2017 y 2022.
La cotizada, que tenía 27.000 trabajadores a inicios del pasado año, ejecutó en 2023 alrededor de 2.300 despidos y ello le generó unos costes de alrededor de 150 millones de euros (que le llevaron a perder 56 en el primer semestre del año, cifra que se queda a años luz de los 143,6 que se dejaron en el mismo periodo de 2022).
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Grifols entró en beneficios en el tercer trimestre de 2023 y parece tomar oxígeno, tal y como aseguraron en junio: "Los principales motores de crecimiento han sido la fuerte demanda subyacente de las principales proteínas plasmáticas, un sólido suministro de plasma y una favorable combinación de precios y mix de producto".
Artífice
Grifols dijo hace unos días adiós al que ha sido durante más de tres décadas el artífice de su despegue, Víctor Grífols Roura, que salió del Consejo de Administración, en el cual figuraba como presidente de honor.
Le sustituyó en el consejo Albert Grífols Coma-Cros, director de innovación del laboratorio, hijo de uno de sus primos, y nieto del emblemático investigador Josep Antoni Grifols i Lucas, quien desarrolló la técnica de la plasmaféresis "que sigue siendo el método estándar de la industria para la obtención directa de plasma en todo el mundo", destacan en la empresa catalana.
Grífols Roura estudió Empresariales y en 1973 irrumpió en el negocio familiar, encargándose en la década posterior en el despliegue internacional de la compañía, que se asentó principalmente en los Estados Unidos, y en su salida a Bolsa.
"Ahora que la compañía ha vuelto a la senda del crecimiento sostenible, ha llegado la hora de pasar página y comenzar el siguiente capítulo. Lo hago sumamente orgulloso, desde la humildad y la admiración por todo lo que hemos conseguido hacer por los pacientes y la sociedad en estas últimas décadas", afirma Víctor Grífols, que el pasado año se embolsó 965.000 euros por un cargo honorífico.
Que añade: "Soy una persona muy afortunada por haber podido combinar durante toda mi vida, igual que hizo mi padre, mis dos grandes pasiones: mi familia y mi trabajo".
A por la vacuna del Alzhéimer
Víctor Grífols se jubila con el laboratorio volcado en encontrar la vacuna del alzhéimer. Este pasado mes de octubre la empresa afirmó estar complacida por "informar de los resultados positivos finales del estudio de fase II de ABvac40, que incluyen una respuesta inmunitaria robusta con cierta reducción significativa de la progresión de la enfermedad, todo ello con un perfil de seguridad favorable".
"Las vacunas en desarrollo anteriores para la enfermedad de Alzhéimer sufrieron reveses debido a los efectos secundarios nocivos de la meningoencefalitis. Los resultados obtenidos hasta la fecha con ABvac40 validan su potencial clínico y la posicionan como un prometedor candidato terapéutico para el tratamiento precoz. Estamos impacientes por determinar los próximos pasos de este programa", añadieron.
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