20 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Su nueva novela “El último señorito” trata de la paternidad no reconocida que está de moda tras la última denuncia contra el futbolista Samuel Eto'o

Francisco Robles, escritor: “La negativa de Julio Iglesias a hacerse las pruebas de paternidad es un ejemplo de orgullo mal entendido y de señoritismo ”

Francisco Robles (Sevilla, 1963), escritor y periodista acaba de ganar el premio Ateneo de Sevilla, en su edición número 50, gracias a la novela El último señorito. En su historia viaja a lo más profundo del fenómeno del “señoritismo” y el caciquismo en un relato sobre búsqueda de identidades y reclamaciones de paternidad, tomando como base un hecho real que defendió el abogado sevillano Fernando Osuna. Una novela de actualidad debido a los mediáticos casos de Julio Iglesias y, ahora, Eto'o

¿Qué siente uno al recibir un premio como el Ateneo de Sevilla, y, además, en su 50 aniversario?

Una gran emoción. Primero porque el ateneo forma parte de mi mundo y estoy unido a él por lazos sentimentales. Luego hay que tener en cuenta quién ha recibido este premio con anterioridad, grandes de las letras de este país me han precedido y alguno de ellos me ha marcado especialmente. Es el caso de Manuel Barrios con Epitafio para el señorito [galardonada en la edición de 1972] Barrios es para mí todo un maestro. Como construye sus relatos, como cuenta las cosas… De hecho, mi título está sacado de ahí, de su novela. Es un homenaje. Cuando oí mi nombre pensé en el ahora. En ese momento. Fue un disfrute, claro.

Al recibir el premio dijo que “el señoritismo se articula políticamente con el caciquismo” ¿A qué se refería?

Es una forma de desigualdad y sobre todo de sometimiento. Yo estoy por encima, no sólo a nivel económico, sino a todos los niveles y es normal que se den ciertas situaciones. Eso es el señoritismo. Esa mentalidad. El mundo del latifundio y el señorito cortijero está en retroceso, pero no la mentalidad que de esa tradición hemos heredado. Eso sigue existiendo y se mantiene como si nada. En otros planos de la vida, pero sigue. Y el traslado a la política es el caciquismo. Una cosa sin la otra no se entiende. Se perpetúan ciertas situaciones precisamente por eso. El caciquismo nace de ahí de esa sensación de superioridad.

La historia que surge de un caso real que llevó el abogado Fernando Osuna ¿Cómo llega a ella?

Supe de la historia por los medios de comunicación. Luego hice una entrevista a Fernando y vi que había una historia. Por un lado estaba el tema de la personalidad, el saber quién eres y por otro, el tema social. El de “yo no te reconozco porque soy más que tú”. Esa cosa que se está viendo en las historias que lleva Fernando. Como el señorito se cree superior no concibe que la Ley le obliga a cosas que no cuadran en cómo tienen estructurada su cabeza, como unas pruebas de ADN. Simplemente no puede ser. Y claro se lleva una sorpresa. Para esa familia también hay un conflicto interno muy fuerte.

 "Como el señorito se cree superior no concibe que la Ley le obliga a cosas que no cuadran en como él tiene estructurada su cabeza, como tener que someterse a unas pruebas de ADN"

Con casos de actualidad se pueden hacer paralelismos. ¿Por ejemplo, en la negativa de Julio Igesias a hacerse las pruebas de paternidad hay señoritismo?

Sí, desde luego. Julio Iglesias no se hace las pruebas por orgullo mal entendido. Él debe pensar allí en Miami que cómo le van hacer pasar por el aro. Mira, esa es la grandeza de Fernando Osuna. No busca hacer justicia en el sentido social, entendida como una venganza a una determinada clase social. Nada de eso. No hace populismo en lo que hace. El populismo es la manipulación de la justicia. Él busca ajustarse a la ley y que por ella pase todo el mundo. Sea usted Julio Iglesias o el Marqués de turno. . Y claro cuando se tiene en el subsconsciente y en el presente el "señoritismo", ese orgullo que parte de la dominación, pues pasa lo que está pasando.

Francisco Robles recibiendo el Premio Ateneo de Sevilla / Efe

En la novela traslada el origen del caso real a la Guerra Civil ¿No fue un riesgo jugar con distintos planos históricos?

Siempre supone un riesgo, pero como se suele decir quién no se arriesga no gana. Hay un gran trabajo de documentación detrás. Hay muchas conversaciones con los que más saben de esos temas. Trasladé la historia a la Guerra Civil porque es un periodo muy fecundo para escribir historias. Eso no lo puede negar nadie. Además, estoy convencido de que es el origen de lo que somos. El señoritismo no se explica sin la Guerra y el Estado que surge después. Vive en connivencia con él. Piensa que los terratenientes apoyaron el Alzamiento Nacional por miedo al anarquismo y el comunismo. Además, eso me permitía viajar a través de los último 80 años de historia de España, gracias a los tres periodos en los que se desarrolla la historia. Eso es todo un lujo.

¿Ha sido complicado el proceso de escritura de la novela?

En otras sí, pero en esta lo tenía todo claro. Solo hubo una incidencia pero fue fortuita y cambió en parte la novela. Conocí a mi actual pareja y descubrí que había un personaje en la novela que era ella, pero lo mejor es que descubrí que, sin darme cuenta, yo era el archivero que aparece en la novela y claro, lo que pasó en la realidad en parte cambió la ficción. 

¿Da vértigo la siguiente novela después del premio Ateno?

No me lo he planteado. Estoy disfrutando del momento que ya es bastante. Sí tengo ideas, pero tampoco hay nada claro.

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