29 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

Ese verano el ritmo musical lo marcaron Sonia y Selena, David Civera, Coyote Dax o el grupo Chocolate Latino

'Qué fue del verano de...' (VI) 2001: Los atentados del 11-S y el escándalo económico de Gescartera

El Cierre Digital en Imagen del 11-S.
Imagen del 11-S. / Ese día la geopolítica mundial cambió.
El verano de 2001 estuvo marcado a nivel político especialmente debido al caso Gescartera, sin embargo, la gran noticia se produjo al final del verano: el atentado del 11 de septiembre en Nueva York. La geopolítica mundial dio un giro de 180 grados y el terrorismo islámico se convirtió en una de las principales preocupaciones de la política internacional. Ese verano el ritmo musical lo marcaron Sonia y Selena, David Civera, Coyote Dax o el grupo Chocolate Latino.

El verano de 2001 hay que empezarlo por el final. El 11 de septiembre de 2001 cambió la geopolítica para siempre. Todo lo que vivimos hoy en día tuvo en esa jornada un punto de inflexión. El terrorismo islámico no era nuevo pero, para Occidente, su gran bautismo de sangre y fuego fue es día. Dos aviones impactaron contra las Torres Gemelas de Nueva York y causaron más de 2.000 muertos. Para siempre quedaron las imágenes del choque grabadas en las retinas de las personas que lo vivieron. 

Al-Quaeda, Osama Bin Laden y 'Guerra Santa' fueron nombres que hasta entonces sólo utilizaban los muy entendidos y que entraron en el vocabulario general. La respuesta de George Bush y Estados Unidos al atentado fue el inicio de una guerra en Afganistán, donde se ocultaba el líder terrorista Bin Laden que había reivindicado el brutal ataque. 

En España estábamos acostumbrados al terrorismo local, el de ETA, que ese verano no se tomó vacaciones y actuaba con nueva virulencia desde que más de un año antes diese por terminada la mayor tregua de su historia en plena negociación con el Gobierno del PP. Una negociación que, como todas las anteriores y las posteriores, no sirvió para nada.

Rodrigo Rato en el punto de mira 

Políticamente ese verano el escándalo tenía un curioso nombre, Gescartera. Se trataba de una sociedad de gestión de la que acabaron desapareciendo 20.000 millones de pesetas que afectaban a más de 2.000 clientes. Entre ellos, ONG's, organizaciones religiosas, Caja Madrid y muchos particulares. 

En junio, la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Pilar Valente, ordenó su intervención. Esto generó un conflicto dentro del Gobierno Aznar ya que entre los implicados estaba Pilar Giménez-Reyna, hermana de Enrique Giménez-Reyna, Secretario de Estado de Hacienda y uno de los nombres de confianza del entonces Ministro de Economía, Rodrigo Rato, que se negó, pese a las presiones, a destituir al político.

La nota rosa entre los implicados la ponía el cantante Jaime Morey, representante de España en Eurovisión 1972, y hombre vinculado al PP desde los tiempos en los que llamaba Alianza Popular para la que llegó a componer un himno. 

El goteo de informaciones en las primeras semanas del verano de 2001 acabó con la dimisión de Giménez-Reyna, según algunos medios del momento, por la presión de la CNMV para enfado de algunos 'pata negra' en el PP como Francisco Álvarez-Cascos. El Caso Gescartera acabó en los tribunales muchos años después condenando la Audiencia Nacional a 11 años al presidente de la sociedad de gestión, Antonio Camacho y a tres a Pilar Giménez-Reyna. 

La canción del verano 

Ese año Televisión Española anunciaba machaconamente los castings para ingresar en un nuevo concurso musical que también tenía parte de reality: Operación Triunfo. Nadie se imaginaba el fenómeno sociológico en el que se iba a convertir el programa en otoño. Casi tanto como la serie Cuéntame que se estrenaba dos días después del 11-S en La Primera. 

Por el título de canción del verano pugnaban Sonia y Selena con Yo quiero bailar, David Cevera con Dile que la quiero que había representado a España en Eurovisión quedando en séptimo lugar, el mexicano Coyote Dax con su No rompas más y, sobre todo, el grupo Chocolate Latino con la canción Mayonesa que, con su baile, basado en remover un imaginario bote del producto, se convirtió en un inevitable en las fiestas y verbenas de ese verano. 

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